EL BULO DEL CULO FRENTE AL CASO KOTE CABEZUDO

El Bulo del Culo

El bulo del culo es el tema de la semana. Pero el #BuloDelCulo es como terminó. Comenzó siendo «Brutal agresión homófoba de 8 encapuchados en Madrid«. Y desde el minuto uno, la cobertura mediática fue absoluta. No hubo medio de comunicación nacional, ya fuera prensa, radio o televisión que no se hiciera eco de la noticia. Páginas y páginas en los periódicos, horas y horas en las ondas y en las pantallas. Que si los delitos de odio, que si la ultraderecha, que si la violencia contra colectivos vulnerables. Esto no se puede consentir, hay que parar a estos fascistas, basta ya. Movilizaciones ciudadanas, convocatoria de manifestaciones, eslóganes, las redes sociales en llamas, gente indignada exigiendo Justicia…

La prensa cubriendo masivamente la «noticia».

Pero la realidad objetiva resultó ser un gay infiel aficionado a ciertas prácticas sexuales interponiendo una denuncia falsa para ocultar una infidelidad. Fin de la historia. ¿Existían pruebas de la denunciada agresión homófoba, o de los 8 encapuchados? Ni una sola más allá del testimonio del falso denunciante. ¿Impidió eso que el bulo del culo llegara, vía medios de comunicación, partidos del gobierno y asociaciones feministas, de colectivos LGTBI y demás, a todos los rincones de España? Rotundamente no. No importó nada que no hubiera ni la más mínima prueba objetiva. La pregunta que se le viene a la cabeza a cualquiera de los pocos que en este país permanecemos despiertos es obvia: ¿POR QUÉ? La respuesta es simple: porque le interesa al poder.


El bulo del culo sí. El caso de Kote Cabezudo no

Comparen ahora el tratamiento mediático de la efímera denuncia falsa de ese homosexual con el que han merecido las docenas de denuncias de mujeres y niñas abusadas por Kote Cabezudo, que podría salir en libertad sin que la Justicia haya sido capaz de juzgarle de aquí a mayo de 2022.

¿Existen pruebas de los abusos sexuales de Kote Cabezudo, de su producción de pornografía infantil y del resto de delitos, hasta 47, perpetrados durante más de tres décadas y por los que ha sido procesado y enviado a prisión provisional? Todas las del mundo. ¿Ha impedido eso que la práctica totalidad de medios de comunicación silencie el asunto como si no existiera? Rotundamente no. No importa nada que sea el mayor escándalo de abusos sexuales a menores y producción de pornografía infantil de la historia de España por número de víctimas y años de comisión delictiva. Hasta el Ministerio del Interior lo encubre. Y de nuevo la pregunta que se le viene a la cabeza a cualquiera de los pocos que en este país permanecemos despiertos es obvia: ¿POR QUÉ? Y la respuesta es tan simple como idéntica: porque le interesa al poder.


Medios de comunicación, los nuevos ministerios de propaganda

Manipular a la opinión pública con información interesada y censura de lo que no conviene siempre ha sido una obsesión del poder. En 1933 lo elevó a la categoría de arte Joseph Goebbels, el ministro nazi de Adolf Hitler. Cualquiera que conozca algo de la historia contemporánea sabrá del Ministerio de Propaganda nazi y su responsabilidad en llevar a todo un país a la locura colectiva. Pocos en cambio conocen el nombre completo de aquel Ministerio: Ministerio de Propaganda e Información del Reich. Porque para el nazismo, su propaganda la elevaban a información. Y no existía más información que su propaganda. La que necesitaban y no existía, la inventaban. Y la que no convenía, existiendo, la invisibilizaban. ¿Acaso no estamos más cerca que nunca de 1933? La paradoja es que son aquellos que hoy aplican las viejas técnicas del nazismo, quienes llaman fascistas al resto. Brillante, ¿no creen?


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