VUELVE EL SEÑOR B, TIEMBLA LA 13 RUE DE LA CORRUPCIÓN

Hoy lunes ha arrancado en la Audiencia Nacional un juicio por el caso de “Los papeles de Bárcenas”. En él se juzga el pago de una parte de las obras del PP en la calle Génova 13 con dinero negro procedente de la Caja B que manejó Luis Bárcenas, el señor B de los populares. También se dirime si el PP cometió delito fiscal al no tributar por las donaciones que recibió de importantes empresas, especialmente constructoras. Y si el tesorero Bárcenas se quedó con parte de ese dinero.

Ha vuelto Bárcenas al escaparate y tiembla todo el edificio de Génova 13, por el que se pasea el fantasma de Bárcenas y donde los jóvenes que comenzaron a controlar el PP en 2018 no saben cómo sobrevivir al escándalo.


El señor B y la prueba del vídeo

Es cierto que en la nueva confesión de Bárcenas desde la cárcel de Soto del Real en realidad no hay nada que no supiéramos. La clave está en si va a aparecer de una puta vez el vídeo con la prueba definitiva de Rajoy en su despacho. Supongo que fumándose un habano, pero también con una caja de puros repleta y desbordante de pasta, o sea, de billetes, sin darse cuenta. ¡Ay qué pardillo! que Bárcenas, de cuerpo presente en ese despacho, tenía ya hecha una copia.

Don B insiste en que la cosa de la financiación ilegal del PP se produjo desde 1982 hasta 2009. De modo que salpica a las presidencias de Fraga, Hernández Mancha, Aznar y Rajoy. Y a eso se agarran Pablo Casado y sus muchachos para decir que “ese PP ya no existe”. Insiste el señor B en que Rajoy estaba al corriente de todo al detalle, hasta el punto de que cuando Don B le enseñó su doble contabilidad en 2009, Don M. Rajoy se la birló a la velocidad del rayo y la introdujo raudo en la trituradora.

Todo este lío de Don B me temo que no va a tener más recorrido si no saca el vídeo. Y no está claro si tiene verdadero material como para empapelar a Aznar, Acebes, Cascos y Arenas, el campeón, la guardia pretoriana, todos amigos de Don B, los que manejaban el cotarro.

Aunque si Don B no aporta el vídeo o nuevas pruebas, porque carezca de ellas o porque se las birlaran los polis corruptos de la Kitchen, el tema quedará en nada. Un caso más en el que todo se sabe, pero en el que no hay pruebas. Ya saben: “ni hay pruebas ni las habrá nunca”, frase histórica de Felipe González sobre su implicación y la de su Gobierno en la banda de asesinos que organizó y financió.

Y la cosa terminó con muchas pruebas. Y con el presidente a las puertas de un sórdido talego en Guadalajara empujando hacia dentro a su ministro de Interior, Barrionuevo, y a su secretario de Estado de Seguridad, Vera. En esta película de terror de serie B, falta la imagen de Rajoy a las puertas de Soto del Real empujando a los suyos «pa´dentro» y fumándose un Cohiba o los que le gustaran.


El pasado es un pasado que pesa…

Lo tiene crudo Pablo Casado y además en plena campaña de las catalanas. No vale lo de que “ese PP ya no existe” o “eso es el pasado”, porque el PP no ha dado nunca explicaciones convincentes acompañadas de petición de perdón. Y porque, aunque ellos lo quieran borrar de su memoria, todos recordamos que Pablo Casado y Javier Maroto, su portavoz en el Senado, fueron vicesecretarios del PP con Rajoy de Presidente.

O sea que el pasado es un pasado muy cercano que pesa un huevo y del que no saben librarse. Se me ocurre que quizá debiera Casado comenzar por vender la sede de Génova 13, la 13 rue de la Corrupción. Me da que tiene mal fario y de la que los fantasmas no salen ni a tiros por más que los actuales dirigentes recen. Y no van a salir ni instalando allí fijo a Bill Murray poniendo a todo volumen por los altavoces el hilo musical “Ghostbusters”, para que lo bailen las nuevas generaciones que, por cierto, no se sabe a qué cojones se dedican con la que está cayendo en su partido. 

Todo este asunto tiene un punto como para entrar ya mismo en Telecinco, pero no en Piqueras, sino en zona realities, y con Casado gritándole a Jorge Javier “sálvame”. No sé si Rajoy le habrá enviado un mensaje a Casado diciéndole: “Pablo, se fuerte, te llamo mañana”, como hizo con el señor B. Porque los mensajes de Rajoy a B eran anuncios de un final trágico. Mucho ojo.

Pero el señor B, aunque lo parezca, no es la Pantoja, ni la Campos, aunque sí para un Deluxe a braga quitada. El señor B le ha liado una buena a Casado. Y ojo que lo del señor B no es un afán de que aflore la transparencia en la política no, sino un aviso de que cuando se juega una partida con dinero negro, uno no se puede largar sin más abandonando la mesa por la jeró.

En los tugurios cuando uno apuesta tiene que ir hasta el final, con dos cojones. Y si no, reaparece el asunto en forma de venganza. Aquí escrita con B de Bárcenas, dispuesto a tirar de la cadena del todo para que bajen con él todos los que eran. Y alguno queda, campeón. Alguno queda y sabe mucho, pero que mucho, y es de los que negoció con B antes de entrar en el trullo. 


La foto de la cúpula popular

Es verdad que los herederos no tienen que apencar con las mierdas de los mayores, pero Casado y sus muchachos van a tener que apostatar con más entusiasmo y convicción. Y como dice Antonio Lucas: “que se note en ellos más ahínco en el rechazo, que la pasión que demostraron aquellos patriotas a destajo por trincar la comisión en sobres, el pizzo”. Que no es una pizza en masculino sino la comisión que dicen los napolitanos, o sea, la mafia.

Es verdad que Rajoy se largó, o le largaron tras una sentencia bien redactada para liquidarle. Y tras apretarse en el lujoso restaurante Arahy una comilona y una bodega junto a la Puerta de Alcalá, mírala, mírala, con Soraya, Martínez Castro y demás sicarios de entonces, ahora vive la buena vida. Y pasea a trote cochinero por la urba aunque esté prohibido.

La foto del domingo en El País de la cúpula popular de entonces acojona: ahí están Rita Barbera, pobre, que acabó sola en una habitación de hotel con una botella de whisky. Gallardón, que lo ambicionó todo y se quedó en nada. Soraya y Cospedal, que se rajaron a navajazos dejando campo libre al joven Casado. Esperanza Aguirre, con su sonrisa vacilona. Camps, al que nadie pide perdón excepto Arcadi, aunque fuera absuelto. Javier Arenas, el campeón de campeones, siempre ahí, en la sala de mandos, pero escondido, a la espera. Por ahí sigue aún Ana Mato, a la que se le despistaban los Jaguar en el garaje. Y alguno más que ha salvado la cara, de momento. 

Rajoy le hizo un buen favor al señor B a través de sucias maniobras en las ciénagas de los ropones retrasando su ingreso en prisión. Bien es verdad que se lo había prometido. Y en ese retraso está el motivo de por qué Rajoy no dimitió durante el debate de la moción de censura de 2018 como le pedía todo el personal, para evitar el adelanto electoral. Todo en el PP hasta la fecha hay que analizarlo y encuadrarlo en clave mafiosesca. Casado y sus jóvenes cachorros no han parido un partido nuevo, se han limitado a colocar en los reinos de taifas autonómicos donde han podido a colegas de su edad. Y poco más.


Y un pasado que abrasa…

Uno de los principales dirigentes del PP actual me decía el domingo: “Melchor, esto tiene mal arreglo. Estamos viviendo un infierno. Cuando aterrizamos nosotros el PP era corrupción y corrupción, y nada más. Nosotros en año y medio podemos decir que no nos ha sacado nadie un solo caso de corrupción. ¿Qué más queréis”?

Mi respuesta fue rápida: “¿Queréis? Yo no quiero nada. Como ciudadano solo tener políticos y partidos decentes. Y vosotros mandáis en un partido que tiene aún muchos casos por resolver. Y de eso no os vais a librar solo con lamentos y expresiones como eso es el pasado. Porque sí, es el pasado, pero un pasado muy cercano que os abrasa.

Yo no quiero nada. Allá vosotros con vuestro partido. Pero es evidente que o sois capaces de crear un cerco que os separe de los corruptos radicalmente o después del señor B aparecerá el señor C, y así hasta la X, Y y Z. Yo ahora a lo que estoy es a informar y opinar libremente, que está jodido. A sufrir como todos, los horrores de la pandemia que se ha llevado por delante a 90.000 conciudadanos, y de la crisis económica, y esperando la vacuna. Como para que lo que sucede en el PP tenga algo que ver con mi vida personal amiguete. Porque amigos no somos, nuestra relación es profesional. Yo soy solo un modesto periodista”.

Y ojo, que el resto de los partidos que ahora cercan a Casado y al PP, algunos mejor estarían calladitos, porque hay que tener el techo de cristal para decencia a los demás. Si, me refiero sobre todo el PSOE, el de Filesa (1.000 millones en dos años), el de los ERE (cerca de 1.000 millones también), y el de los GAL: 30 cadáveres, un anciano viajante de comercio secuestrado y los Fondos Reservados saqueados.

Y sigo insistiendo en que va siendo hora de perseguir no solo a los corruptos, sino también a los corruptores, sin los que la corrupción no existiría. Los que le daban la pasta en negro al PP eran empresarios socialmente respetados y admirados, incluso por muchos medios de comunicación y periodistas.

Alguno que incluso se permite el lujo de invitar a comer a la Fiscal General del Estado teniendo causas pendientes, y aquí no pasa nada. Son sobre todo las constructoras, pero no solo. Ellos se van de rositas y siguen con ello. Sigue la fiesta, todo dios lo sabe y nadie mueve un dedo. Y a quienes lo decimos nos joden todo lo que pueden, que es mucho, porque tienen tentáculos en todos lados. Es la mafia amigos, La Mafia. Por B o por X, siempre estamos en la misma ciénaga.


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