Zeus llegó en el momento exacto. La ocasión perfecta para que el tránsito de un desamor al siguiente transcurriera sin demasiadas concesiones a la auto compasión que tan seductora parece resultarme cuando un tío, otro más, me demuestra sin fisuras ser un gran capullo integral.

Lo normal en las aplicaciones para ligar es que los tíos se pongan ficticios nombres grandilocuentes, más propios del Olimpo que de Alcobendas, que casi siempre conducen irremediablemente a traumáticas experiencias frustrantes con arrogantes individuos mediocres. De él lo primero que me llamó la atención fue que resultara a la inversa: un nombre ficticio de lo más común que resultó ser la tapadera del mismísimo Dios del trueno.

-¿En serio te llamas Zeus?- recuerdo que le pregunté cuando me lo confesó, sin poder dejar de reírme. Tenía una simpatía contagiosa, pero fue sin duda la firmeza de sus convicciones lo que derribó todas mis defensas en tiempo récord y me ganó por completo.

Estoy más que acostumbrada y asqueada de esa calculada condescendencia tan propia de los hombres cuando empiezan a conocerte. Esa fase que para ellos es como una infernal gincana a vida o muerte en la que hacer ver que todo lo relativo a ti es maravilloso al tiempo que ellos disfrazan cuanto creen que debiera avergonzarles con o sin motivo, no vaya a ser que en cualquier desliz se desencadene la mayor tragedia de la historia de la humanidad: que no les dejes follarte.

Así que sí, lo reconozco, cuando en la primera cita abordamos temas realmente escabrosos y le observé defender con vehemencia y pasión sus convicciones frente a las mías aún a riesgo de verme desaparecer, sentí una embriagadora excitación animal. No recuerdo cuánto tiempo pasó desde que me imaginé diciéndole: «¡Zeus, cállate y fóllame!», hasta que realmente ocurrió, pero seguro que no mucho la verdad…


Zeus y el amor

Zeus
Fotografías © Mario Díez

Echaré de menos el tacto suave de sus camisas tristes sobre mi piel ardiente de sus caricias breves, de sus palabras fuertes… Tras mis pezones duros, su corazón de nieve.

En esto del amor sé que la he cagado por completo cuando mi cabeza empieza a construir sus frases en prosa poética. Medio año de vehemente y apasionado sexo divino… y de pronto se me queda corto.

Lo supe, a horcajadas de él, profundamente dentro de mí, asido con fuerza a mis nalgas mientras saborea la excitación de mis pechos, al borde de ese éxtasis enloquecedor al que sabe conducirme, lo supe…

Despertamos como tantas otras veces, me desprendí de su camisa, me vestí con la parsimonia de quien desea prolongar un instante que no se va a repetir y salí de su apartamento para nunca más volverle a ver. En ocasiones su aroma vuelve a mí y siento que flaqueo. Me dura poco. La mayoría de nosotras en estos casos juega a engañarse, pero cuando un hombre está roto por otra, lo sientes. Así que si te enamoras y sabes lo que te conviene, harás lo que yo: irte y no mirar atrás.



*La colección de relatos «Ell@s» se compone de 52 relatos, ilustrados con fotografías del propio autor, que se publicarán semanalmente durante un año, referidos a 26 situaciones relacionadas con el amor, el desamor, la amistad, el sexo, la pérdida, el dolor, la vida… y que serán abordadas desde el punto de vista del hombre y desde el punto de vista de la mujer protagonistas del relato. Los nombres de ellas (26) irán de la «a» a la «z», y los de ellos (26) de la «z» a la «a». Próximo relato: «Bea».


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