Hace ya cinco años, cuando estalló el escándalo de las menores tuteladas por el IMAS y sometidas a explotación sexual en Baleares, escribí aquí mismo un artículo titulado «El Estado y sus niñas putas bajo su tutela«. Un artículo transgresor y disruptivo. Con un titular deliberadamente escogido para espolear a quienes lo pudieran considerar insensible u ofensivo. Y cumplió su cometido. Fue el segundo artículo más leído de todo 2020 en este modesto medio. En él informaba de que la Asociación Justicia Poética que presido interpondría querella como acusación popular en esa causa. Y solicitábamos ayuda para la fianza que seguramente nos requerirían.
Mucha indignación con la noticia, sí, pero ayuda ninguna. Justicia Poética interpuso la querella de todos modos. Hoy cinco años después estamos en las mismas. La Instructora ha decidido apartarnos del procedimiento y que si queremos permanecer, que pasemos por caja. ¿El importe? A saber… El que ella decida en su momento, si nuestros recursos no prosperan.
Con la mitad del dinero que cuesta el circo del 8-M, mi asociación podría estar presente en cada procedimiento judicial de explotación sexual de menores en España. Recuerdo que unas cuantas personas me afearon que me refiriera a las menores sometidas a explotación sexual como «niñas putas». Curiosamente ninguna de esas personas estuvieron dispuestas a poner un euro al mes para combatir el delito y defender a esas crías en un Juzgado. Creo que el término les ofendía tanto porque era como un espejo al que no querían mirarse. Si sabes de menores que están siendo sexualmente explotadas y no haces nada por ellas y por perseguir y condenar a los delincuentes, eres tú quien las está convirtiendo en niñas putas… e invisibles. ¿Te incomoda? Pues prueba a arrimar el hombro para que deje de ocurrir con impunidad.
Las niñas putas invisibles y la sociedad civil
Para mí no hay signo mayor de la degradación y la degeneración de una sociedad que la indiferencia y la inacción frente a la explotación sexual de sus niños. Y en ese punto estamos. He recibido argumentos de lo más peregrino para no ayudar a mi Asociación. Que soy extrema derecha (cuando entre los violadores hay gente de la izquierda). Que quién soy yo para defender a mujeres desde mi privilegio heteropatriarcal. En Donosti hasta me reprocharon que qué hacía yo, un español, metiendo las narices ahí no siendo euskaldun… Todo ok. Puedo no gustar yo, o no gustar mi Asociación. ¿Pero que están haciendo los demás?
Decenas de miles de mujeres salen a la calle cada 8 de marzo a gritar proclamas feministas y darse golpes de pecho. Y en mi opinión están ya tan identificadas en la víctima, que no salen de ella. Porque no me entra en la cabeza que con semejante capacidad de congregación para una causa común, al día siguiente 9 de marzo no se hayan organizado 10.000 ó 100.000 de ellas, simplemente poniendo 1 euro al mes cada una y pagando un sueldo a una abogada para que se dedique en exclusiva a que no haya en España una sola niña explotada sexualmente sin defensa, y que no haya un solo explotador sexual de menores sin su puta querella y una acusación particular o popular ajena a la Fiscalía. Una Fiscalía que, por cierto, solicitó que se inadmitiera nuestra querella contra el IMAS…
No son casos aislados. Es un patrón común en toda España.
Y todos sabemos que lo que ocurre con la explotación sexual de menores bajo tutela del Estado no es un caso aislado. Hablamos de las menores tuteladas por el IMAS en Baleares. Pero ahí está la «Operación Sana» con la explotación sexual de niñas tuteladas por la Comunidad de Madrid pendiente de juicio. Sin acusaciones particulares ni populares. ¿Apuestan conmigo a que la Fiscalía acordará una Sentencia de conformidad con los explotadores? Ahí está también la causa por explotación sexual de menores tuteladas en Asturias. Sin acusaciones particulares ni populares. Veremos en qué queda. Mismo escenario en Galicia. Y ya sabemos lo que pasó con los empresarios murcianos condenados por prostitución de menores.
Y a mí no me importa nada el quién, me importa el qué. Así que si cualquier agrupación «feminista» se asocia para perseguir en los juzgados a violadores de niñas explotadas sexualmente, yo pongo 10 €/mes. Con 300 más como yo, ya estarían en disposición de hacer todos los días del año algo verdaderamente útil para las menores explotadas sexualmente en este país. Y que el 9-M deje de ser el triste día de las niñas putas invisibles.