El sistema estatal de tutela de menores se revela como un conjunto de centros que en realidad son granjas de menores. Lugares para la explotación de niños víctimas y delincuentes. Se les lleva a la granja, se cobra copiosamente por ellos y se multiplican sus problemas exponencialmente. El que llega siendo víctima de episodios leves, termina reventado sufriendo allí dentro lo más grande. Y el que llega siendo un poco delincuente, termina con un historial delictivo de difícil reinserción en la sociedad.
La realidad de lo que les cuento le ha estallado en la cara a todo el país con la noticia del asesinato de una cuidadora en un centro de Badajoz a manos de tres niños. Y la película de terror se ha puesto de manifiesto de forma aun más cruda tras las declaraciones del padre de uno de los niños asesinos. Pero ¿saben qué? A quienes conocemos esta realidad y la venimos denunciando hace mucho tiempo no nos produce sorpresa alguna. Estaba tardando en ocurrir. E irá a mucho peor si no desmantelamos las granjas.
El lucrativo negocio de las granjas de menores
Lo van a entender muy rápido. ¿Saben cuanto cobra la entidad que se hacía cargo de esos niños en concreto? Entre 112 y 115,30 euros por cada niño cada día. Como pueden ver en el extracto del documento que les adjunto más abajo, por ocuparse de 20 niños durante 2 años, las dos empresas concesionarias cobran la friolera de 1.665.378,82€. Se lo individualizo para que no tengan que hacer las cuentas y comprendamos de qué va esto: 3.469,53 euros sin IVA al mes por cada niño. Ya, ya se lo que acaban de pensar: «Que me manden un niño de esos a mi casa y dejo de trabajar hasta que sea mayor de edad. Que por 3.500 euros al mes y si se me permite lo mismo que se le permite a la Administración vaya que si lo enderezo…»

Una vez amarrado el dinerito, a los niños se les incita, ya sea por acción u omisión, a fugarse de la granja. Acumulo ya muchos testimonios de menores que me refieren a un educador animándoles a escaparse. «Lárgate. Nadie te vamos a echar de menos por aquí». Así de literal. Y es muy comprensible porque si sigo trincando los 115 euros diarios y no asumo ninguna responsabilidad sobre un menor que está fugado, pues el negocio es todavía más redondo. Y de ese modo los menores son lanzados al infierno.
El escenario más común de un niño o una niña, en la calle, privados del DNI porque (sí) el centro se lo confisca y sin otro lugar donde dormir que el que se puedan buscar, es el que sobradamente conocemos quienes estamos en esta batalla: techo y drogas a cambio de sexo (prostitución y explotación sexual). Y comenzar a delinquir (hurtos y robos).
La Administración financiando granjas de menores en las que se ceba tanto a la víctima como al delincuente. Y el escándalo no es la educadora asesinada. La educadora asesinada es la consecuencia. El escándalo es que permitamos este lucrativo negocio criminal de explotación de niños en nombre de su supuesto bienestar.