Septiembre ha sido para mí un fascinante mes de observación y comprensión. Pasé en Oviedo la primera parte del mes hasta la celebración del Día de Asturias, el 8 de septiembre. Estuve dándole forma al dossier definitivo de lo que va a ser «Imaginación y Talento S.L.». Y me doy cuenta de que es una idea en constante evolución. Y que sólo funcionará si mantengo la pureza de lo que me ha traído hasta aquí. La única verdad absoluta que trasciende ese proyecto es mi ilusión por aglutinar a gente que admiro, imaginativa, talentosa y consciente del poder de la contribución con el simple propósito de hacer un mundo mejor.
Pasado el Día de Asturias, me subí a la autocaravana con Nikon y comencé un peregrinaje que me llevaría por Madrid, Valladolid, Murcia, Barcelona, Zaragoza, Donosti y de vuelta a casa. El objetivo era presentarle la idea a mis personas de más confianza, aquellas que me conocen y saben de mi trayectoria. Una especie de test sobre la forma de concebir el proyecto. Pero justo antes arrancar ocurrió algo inesperado…
Diálogos con la muerte
Quiso el Universo, siempre tan sabio, que justo antes de iniciar mi periplo «comercial», tuviera que pasar por el cementerio de Valladolid para localizar la tumba de mi padre. Justo hacía 30 años desde la última vez que le vi (con vida). Y algo más de 23 años desde su muerte en accidente de coche (me tocó a mí reconocer su cadáver). Los que seguís este diario recordaréis que en marzo estuve en Tulum (México). Allí se desbloqueó en mí una creencia limitante relacionada con él y sentí que cerraba un círculo. Pero se ve que algo más faltaba. Lo supe en el mismo momento de localizar su panteón familiar.
Me senté a los pies de la lápida, entré en meditación y por increíble que parezca al poco rato se inició una conversación. Él ya no era el humano inconsciente que fue en la experiencia terrenal que compartimos, él como padre y yo como hijo. En ese momento era luz. Conversamos e hicimos un pacto. Y si cada uno hacemos nuestra parte, entonces el círculo sí quedará definitivamente cerrado y sanado todo el dolor de generaciones y generaciones atrás.
Septiembre y el comienzo del año judicial.
El mes de septiembre no estuvo exento de juicios. El día 20 se celebró en Donosti una Audiencia Preliminar en un nuevo juicio contra Kote Cabezudo. El violador propició una nueva suspensión aprovechándose del desconocimiento de la causa principal tanto del Juez como del Fiscal. Más dilaciones que suponen una tortura para las víctimas.
Al día siguiente, el 21 tenía señalado juicio en Murcia. Defiendo a una niña agredida por la pareja de su madre. También suspendido, pero por una razón incluso más surrealista y extravagante. La Magistrada que iba a juzgar era la misma que instruyó el procedimiento. Una Jueza que pasó de un Juzgado de Instrucción a un Juzgado de lo Penal. Y tras 9 meses de estar todos citados, en el mismo momento de empezar el juicio nos dice que se ha dado cuenta de que tiene que abstenerse por ese motivo. La suspensión nos supondrá seguramente un año y medio más de espera. La Justicia en descomposición y al borde del colapso. Y les importa un huevo…
Octubre llega con la solución a algunos de los rompecabezas que me ocupan estos últimos meses. Siempre tiene que ver con ser amor, vibrarlo y ascender un peldaño más en el nivel de consciencia. A primeros de noviembre sin falta os cuento. Os siento y os amo.
