DIARIO DE UN LETRADO NÓMADA – JUNIO 2024

Junio 2024

Junio 2024 lo recordaré siempre como un mes de terrible crueldad. Como cualquier carbayón, supongo. Estuvimos a media parte de ascender a Primera División. Y en apenas cinco minutos todo se fue al traste. El golpe fue más duro si cabe porque las sensaciones con las que llegamos a la final no pudieron ser mejores. En semifinales, tras empatar a cero en el Carlos Tartiere, eliminamos al correoso Eibar con una victoria incontestable en Ipurua (0-2). Y la ida de la final contra el Español fue una fiesta total en Oviedo. El equipo dominó y venció por un gol a cero. Pudieron ser dos, pero el VAR nos anuló el segundo por un polémico fuera de juego que nadie vio. La tónica general de esta pasada temporada en cuanto a decisiones arbitrales.

En Barcelona, la tragedia se consumó en poco más de tres minutos de desconexión. Y de la forma que más duelen estas cosas. A punto de llegar al descanso: minutos 44 y 47. Dos goles a los que todo oviedista llevamos dándole vueltas desde ese fatídico 23 de junio. Y que acrecienta la leyenda negra que para el Real Oviedo supone ese día. Otro 23 de junio (el del 2.000) perdió la vida nuestro jugador Petr Dubosky en un desgraciado accidente que conmocionó a la afición y a todo el mundo del fútbol. ¡Maldito 23 de junio!


Junio 2024 y la experiencia Evoluz

Entre medias de esas fechas frenéticas y finalmente trágicas para el destino inmediato del Real Oviedo, el Universo me regaló una experiencia espiritual gigante. A través de uno de esos contactos que establecí en la fiesta de los Inmortales a la que Diego Dreyfus nos invitó en enero de este año, como por casualidad (eso no existe) terminé en un Festival pionero de espiritualidad y crecimiento personal llamado Evoluz. La experiencia fue extraordinariamente transformadora y a lo largo de los próximos meses lo iréis comprobando.

Tampoco se han detenido en junio los avances en relación a la Asociación Justicia Poética y el proyecto de Imaginación y Talento. Pero hay cosas que se cocinan a fuego lento y que aún no puedo ni debo desvelar. Seguramente en mi próxima entrada a primeros de agosto ya estaré en disposición de dar algunas pistas. Hasta entonces seguiré lamiendo mis heridas carbayonas que aún supuran. Os siento y os amo.


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