A Yeray le calé a la primera. El típico tío que sabe que está bueno a más no poder, encantado de haberse conocido y que se auto engaña con el rollo de tener el corazón hecho pedazos por una historia de hace mil años como forma de auto justificar esa pulsión incontrolable por follarse todo lo que se mueve y que en el fondo le hace sentir completamente vacío.
Yo ya superé esa etapa de rescatadora de almas atormentadas. Y también esa otra de romanticismo flagelador. Incluso esa tan nuestra de: «conmigo cambiará…». Conmigo cambiará, pffffff… Cada vez que una de nosotras dice algo así respecto de un tío, debería materializarse la sororidad, aparecer de la nada una «hermana yo te creo» y darnos una hostia a mano abierta sin contemplaciones.
-¿Pero tía, no has dicho que me crees?
-Claro que te creo, y eres idiota.
A lo que iba, que me lío… Que fue ver a Yeray y con la semana de estrés que llevaba en el trabajo lo tuve claro al instante. Al macizo aquél de los ojos claros le voy a tener comiéndome el coño todo el fin de semana.
Dicho y hecho. Despliego mi rol de «soy súper tímida pero jo, no puedo dejar de mirarte», aliñado en cuanto te aproximas con una pizca de «no me acuesto con cualquiera, pero jo, es que contigo se me mojan las bragas enteras» et voilà.
Los hombres son tan básicos… Hazles sentir como un león cuando te enfundas el traje de pobre gacela desvalida y bailarán al son que tú marques sin tan siquiera darse cuenta de que la depredadora eres tú.
Al final Yeray resultó follar solo regular. Un tío en la cama siempre es como un rasca de la suerte. No importa lo bonito que sea el envoltorio, ni cuánto te prometan que siempre toca. Que lleve premio es una simple cuestión de azar.
Al menos me divertí de lo lindo con sus pocas luces. ¿Os dais cuenta las huellas de mi costado? Representan la fiera que llevo dentro.
Pues ¿sabéis qué? ¡Se tragó que son las patas de un perro que es el único y eterno amor de mi vida!
Ay, Yeray, Yeray… A ver si aprendes a follar hijo.
*La colección de relatos «Ell@s» se compone de 52 relatos, ilustrados con fotografías del propio autor, que se publicarán semanalmente durante un año, referidos a 26 situaciones relacionadas con el amor, el desamor, la amistad, el sexo, la pérdida, el dolor, la vida… y que serán abordadas desde el punto de vista del hombre y desde el punto de vista de la mujer protagonistas del relato. Los nombres de ellas (26) irán de la «a» a la «z», y los de ellos (26) de la «z» a la «a». Próximo relato: «Bea».