SE ABRE EL JUICIO ORAL PRINCIPAL CONTRA KOTE CABEZUDO

JUICIO ORAL

El Auto de Apertura de Juicio Oral contra Kote Cabezudo en la causa principal entra en mi bandeja de correo el mismo día del estreno del final de La Casa de Papel. Concretamente a las 17:46. Un momento que no olvidaré jamás porque justo en ese instante en mi televisión Tokio y El Profesor bailan borrachos al amanecer tras una noche de fiesta. El sonido de correo entrante de mi móvil hace que desvíe la mirada y con solo leer el título del asunto ya sé de que se trata: «AUTO CONFIRMA AUTO CONCLUSIÓN Y APERTURA JUICIO ORAL». Vuelvo a la pantalla y la música disco de la escena cambia a un piano lento seguido de un chelo emocionado en el mismo instante que Tokio le dice al profesor…

-Te quiero mucho. ¿Sabes por qué? Porque siempre llegas hasta el final. Por eso estás aquí conmigo…

TOKIO – LA CASA DE PAPEL

Y con esas sencillas palabras Ursula Corberó me vuela en mil pedazos el corazón con su voz. Su voz que yo escucho en las voces de todas ellas. Las víctimas del Caso Kote Cabezudo. Esas diecisiete que defiendo porque el monstruo les dejó una pizca de coraje vivo para enfrentarle y clamar justicia; y esas otras decenas y decenas que no, demasiado rotas para el humillante y vergonzante via crucis judicial que les han hecho padecer a las que sí. El precio de perseguir a un violador con amigos muy poderosos…

Y yo, que nadie puede comprender el peso que el dolor de todas ellas ha cargado sobre mis hombros todos estos años, me sorprendo respondiéndole a Tokio, que en ese momento las encarna a todas: «¿Y cómo diablos podría no llegar hasta el final?»…

Y rompo a llorar como un crío pequeño.


SE ABRE EL JUICIO ORAL

Así reza literalmente la parte dispositiva del Auto de 2 de diciembre de 2021: «Se abre el Juicio Oral». Jamás imaginé que cinco palabras pudieran contener tantas cosas. Ya está. Ya sólo queda juzgarlo. Ocho años, diez meses y veinte días han tenido que pasar desde que interpuse la querella que inició esta causa contra Kote Cabezudo el 11 de enero de 2013. Ocho años, diez meses y veinte días. Se dice pronto. No caben en un artículo todos los golpes recibidos con la intención de quebrar mis rodillas, que son las de ellas. Darían para un libro. Quizás algún día lo escriba… Todos han fracasado.

Y justo es que diga que jamás podría haber llegado hasta aquí yo solo. A mi alrededor también se ha formado una banda. Los mejores que jamás hubiera podido soñar. No llevan nombres de ciudad ni falta que les hace. No son personajes de una serie. Son de verdad. Y no puedo sentirme más orgulloso de los cojones y los ovarios que le han echado para seguirme en esta «locura» de hacer que Kote Cabezudo y sus cómplices paguen por sus crímenes. Vosotros sabéis quienes sois. Se abre el juicio oral. ¡Punto para los locos!

Hoy me hartaré de llorar. Como tantas veces lo he hecho en estos ocho años, diez meses y veinte días. La mayoría de aquellas otras fue de rabia e impotencia al ver la inquebrantable protección que la Magistrada Ana Isabel Pérez Asenjo concedía a Kote Cabezudo con sus resoluciones reiteradamente no ajustadas a Derecho. Hoy es diferente. Hoy es de emoción. De alivio. De soltar una mochila de piedras gigante. Pero el trato conmigo mismo es el de siempre: un sólo día de llorar, para mañana, como diría mi amigo Daniel Tejero, ser de nuevo una katana japonesa. Porque yo siempre llego hasta el final. Y este todavía no es el final…


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