Los LAJS (Letrados de la Administración de Justicia) completan su cuarta semana de huelga indefinida. Son ya 152.000 las vistas suspendidas y 560 millones de euros el dinero que tienen bloqueado. Enfrente la Ministra de Justicia Pilar Llop y su gente. La gestión de la situación por parte de unos y otros está siendo más que lamentable. Y el absoluto desprecio a los derechos de los ciudadanos y el resto de operadores jurídicos, notorio y vergonzoso.
Les resumo a grandes rasgos para que sepan de qué va esto. En sendas reformas de 2009 y 2015, se atribuyó a los LAJS una serie de competencias y responsabilidades que antes recaían en los Jueces. El objetivo era descargar de trabajo a los Magistrados para que pudieran hacer mejor lo suyo de dictar Sentencias. La respuesta de los LAJS: «Perfecto, más trabajo para nosotros, pues habrá que pagarnos más». Y tras años de tensar la cuerda con el Ministerio de Justicia sin el resultado que deseaban, la huelga indefinida en la que nos encontramos.
¿Qué ocurre con el monopolio de la violencia por el Estado si la Justicia no funciona?
La obra El Leviatan de Thomas Hobbes (1651) introduce por primera vez el concepto del «Pacto Social» (desarrollado más adelante por Max Webber) como ese contrato tácito por el que los ciudadanos de un país cedemos el monopolio del uso de la violencia en exclusiva al Estado a cambio de que éste se responsabilice de impartir Justicia (explicado a grandes rasgos).
Pues bien, cuando en primero de carrera estudié Filosofía del Derecho, el profesor expuso una teorización que jamás olvidé. Decía algo así como: si el Estado incumpliera su compromiso de ofrecer Justicia al conjunto de los individuos, los individuos legítimamente (en el plano teórico) podrían revocar su cesión al Estado en cuanto al uso exclusivo de la violencia. Dicho en román paladino, si la Justicia estatal se va al garete, los ciudadanos estaríamos legitimados para tomarnos la Justicia por nuestra mano.
La huelga de LAJS y el desmoronamiento irreversible de la Justicia
Que el sistema de Justicia está en quiebra y envenenado viene de atrás. La escasa dotación de presupuesto legislatura tras legislatura en combinación con la grosera politización de los más altos Tribunales y del órgano de gobierno de los Jueces, suponen una Sentencia de muerte a futuro. La huelga de los LAJS tan solo es un acelerador del veneno.
El índice de desconfianza de la ciudadanía en la Justicia es más elevado que nunca. Las razones obvias. Primero, que quién decide acudir a los Tribunales sabe que se enfrenta a periodos de tiempo insoportables. Y segundo, que si toca cualquier cosa relacionada con el más alto poder, el más alto poder controla ya casi en su totalidad a la Justicia. Hace poco una víctima del Caso Kote Cabezudo me dijo: «Mario, haberlo matado el primer día, me habría ahorrado mucho sufrimiento y hubiera tenido que pagar con menos tiempo por el delito que el que he tenido que soportar de calvario judicial. Y sin tener que aguantar que una Jueza me humille. Quizás al contrario, ahora sería una heroína para muchos». Y es muy triste para un abogado tener que responderle que tiene razón…
La huelga de los LAJS anticipa el colapso que ya se intuye inevitable. Y la pregunta que flota en el aire es preocupante: ¿cuánto va a tardar la gente en empezar a impartir su propia Justicia?
