LA MAFIA JUDICIAL ESPAÑOLA

La mafia es a los jueces españoles lo que una playa al verano. No se comprende lo uno sin lo otro. Que la judicatura española es un nido de mafiosos resulta ya de una evidencia tristemente indecente. Tan indecente como el conformismo ciudadano que lo perpetúa.

Esta semana nos desayunábamos con la noticia de un juez imputado por cobrar un soborno de 200.000 euros para condenar por prevaricación a otro juez, porque le resultaba incómodo al poder político y mediático. Y sí, lo condenaron. Y sí, lo apartaron de la judicatura. Hoy 25 años después se destapa aquel escándalo. Y es que la mafia viene de lejos.

Cuando Felipe González allá por 1985 modificó la Ley para que fueran los políticos quienes nombraran mayoritariamente a los Jueces del Consejo General del Poder Judicial, que a su vez elegirían a los Magistrados integrantes de los más altos Tribunales, sentó las bases de la mafia. Desde entonces vivimos en una mera apariencia de separación de poderes, con los altos magistrados arrodillados ante el poder político e incapaces de sacarse de la boca las pollas de quienes los ponen y los quitan.

¿Cómo no se les cae la cara de vergüenza cuando se habla de ellos en términos de progresistas o conservadores? La Justicia se idealiza con los ojos vendados y una balanza en equilibrio. Y aquí en España los miembros del Consejo General del Poder Judicial se etiquetan en función de si la polla que llevan en la boca es del PP (conservadores) o del PSOE (progresistas). Y no pasa nada…


La mafia judicial en torno a Kote Cabezudo

Viendo el calibre del proceder mafioso del Juez Bacigalupo untado hace 25 años por el poder mediático, ¿qué podían esperar las víctimas de Kote Cabezudo acreditadas las conexiones políticas y judiciales de su agresor? La principal herramienta que tiene en sus manos la mafia judicial es la prerrogativa de la interpretación de la Ley. Y créanme, cualquier juez sabe que puede retorcer a su antojo la Ley por vía de su interpretación a fin de dictar la resolución que más le convenga a él o a quien espera algo de él. Así procedió durante cinco largos años la Magistrada Ana Isabel Pérez Asenjo hasta que finalmente fue apartada de la Instrucción por no perseguir los delitos de Kote Cabezudo.

Lo que tenemos hoy es que el Magistrado Augusto Maeso Ventureira y las Magistradas María José Barbarín Urquiaga y Ana Isabel Moreno Galindo por vía de la interpretación de la Ley, dictaminan que una niña que con 16 años permanece inerte mientras es penetrada por Kote Cabezudo en el transcurso de una sesión fotográfica profesional, lo soportaba porque lo quería. Y dictaminan eso después de que conozcamos por boca de un testigo que su colega de la Audiencia Provincial la Magistrada Yolanda Domeño acudía a fiestas de adultos en casa de un importante político donde Kote Cabezudo llevaba chicas. Después de que conozcamos que Kote Cabezudo al marido de esta Magistrada le permitía ir a su estudio y observar escondido tras un biombo cómo perpetraba sus abusos. Después de conocer que incluso en ocasiones le dejaba participar de ello.


La interpretación de la Ley

Ya lo dijo Kote Cabezudo. Tengo a ertzainas. A militares. Tengo a presentadores de televisión. A políticos. Empresarios… No importa. Siempre nos quedarán los Jueces. Siempre cabrá la interpretación de la Ley.

La interpretación de la Ley, el martillo de la mafia judicial. Eso sí, hay interpretaciones que marcarán a los mafiosos por los siglos de los siglos. Y quedará la Justicia Poética. Quedará la dignidad de las víctimas. Y el conocimiento puro y duro de los hechos. Porque hay sentencias que solo sentencian a quienes las dictan.

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