Que se denominen agresiones sexuales todos los delitos contra la libertad sexual. Ese fue desde el principio el mantra del Ministerio de Igualdad y de la Ministra Montero en relación a su polémica Ley del SóloSíEsSí. Todo acto inconsentido hacia una mujer es una agresión sexual. Como slogan es maravilloso, pero las consecuencias de unificar toda la casuística delictiva sexual en un solo tipo penal son muy graves.
La primera consecuencia no se ha hecho esperar. Subsumir el antes denominado abuso sexual en el tipo de agresión sexual ha expandido las horquillas penológicas a la baja. Y el resultado ya lo conocemos: cientos de agresores sexuales beneficiados por rebajas de condenas y excarcelaciones. Ya sabemos también que ninguna corrección arreglará el desaguisado. Porque la norma más beneficiosa para el condenado siempre será de aplicación preferente. De modo que el goteo de delincuentes beneficiados por la Ley SoloSíesSí proseguirá aunque la corrijan.
La percepción social de las agresiones sexuales
Sin embargo la consecuencia más dañina de la Ley, en mi opinión y ojalá me equivoque, ocurrirá a nivel social. Tuve ocasión de percibir un atisbo de ello al saltar la noticia de agresiones sexuales en los Premios Feroz. Antes de la Ley SoloSíesSí, cuando uno leía un titular de «agresión sexual» en la prensa sabía perfectamente que estaba ante una violación o un intento de violación. Sí o sí. Con lo que eso conlleva en cuanto a violencia y/o intimidación. Así, con ese nivel de preocupación y esa percepción de gravedad me interesé por la noticia de los Premios Feroz que avanzaba el titular. La grandilocuencia de la noticia finalmente se quedó en un productor borracho comportándose inadecuadamente y propasándose con hombres y mujeres. Inadmisible, sí. Delictivo, sí. Pero a años luz de una violación tal y como se entendía en el anterior Código Penal.
Con el actual Código Penal que te asalten violentamente y te penetren por la fuerza sigue siendo agresión sexual. Pero todo lo demás con independencia de su gravedad también será agresión sexual. Téngase muy presente. Si te dan un azote en el culo sin consentimiento, agresión sexual. Si interpretan mal las señales y te besan sin tú querer, agresión sexual… Y cuando aquella terminología reservada para lo más grave se aplica al todo, lo más grave se diluye en el todo.
El verdadero objetivo del Ministerio de Igualdad
El Ministerio de Igualdad y el feminismo institucional jamás han tenido como objetivo la defensa de la mujer. A la vista están los resultados de sus políticas. Su verdadero objetivo es la creación de una realidad apocalíptica para las mujeres. Y en eso van a tener un éxito arrollador.
En primer lugar porque las estadísticas de agresiones sexuales se van a disparar exponencialmente. Lo normal y esperable si todo pasa a ser agresión sexual. Y así pronto veremos a Irene Montero con un discurso en plan: «Desde que promulgamos la Ley SoloSíesSí se han denunciado un tropecientos por ciento más de agresiones sexuales. Y eso porque la Ley da un marco de protección a las mujeres que antes no tenían y las anima a denunciar y bla, bla, bla…». Será pura demagogia ya les anticipo.
Y en segundo lugar porque un sector importante de la sociedad trivializará las agresiones sexuales del mismo modo que ha trivializado el fenómeno de la «violencia de género» a la vista que solo el 23% de los denunciados resultan declarados culpables de aquello por lo que se les denunció. No tardaremos en comprobar que frente a una noticia de agresión sexual, se escuchará algo así como: «venga, otra más a la que le han tocado el culo». Y eso sí va a ser una tragedia de difícil reparación para cualquier víctima de delitos contra la libertad sexual. La misma tragedia que para todas la mujeres que sufren violencia a manos de sus parejas o ex-parejas es hoy esa percepción social cada vez más extendida de que muchas denuncian por denunciar fruto de una Ley demencial que ha pretendido acabar con el maltrato a la mujer acabando con la presunción de inocencia de quien por tal motivo sea señalado. Al tiempo…
