PROFE DE YOGA Y PORNSTAR EN ONLYFANS

pornstar

Leíste pornstar y aquí estás con la curiosidad en llamas, ¿verdad? No te extrañe. No hay mejor gancho que todo lo relacionado con el sexo. Los publicistas y expertos en marketing lo saben y lo explotan con calculada precisión. Y nunca falla. Somos pura biología. No te sientas mal. Sea por lo que sea que has llegado aquí, quiero contarte lo que a mí me parece una historia de feminismo inspiradora. Y antes de que salgas despavorido o despavorida quiero aclararte: feminismo de verdad, no el demencial hembrismo institucional que está envenenando a la sociedad y destruyendo de raíz la esencia y el concepto de mujer.

Pues ahí va. Conocí a Val en Buenos Aires hace aproximadamente quince años. Yo acababa de publicar mi especial de modelos argentinas en la ya extinta revista MAN, el momento más dulce de mi carrera fotográfica hasta entonces. Ella trataba de hacerse un hueco en la interpretación. Estaba a punto de estrenarse «Paco», su debut como actriz de cine. Podías verla en el trailer de la peli, pegando tiros y gritando «Hacete el héroe gordo, que te vuelo la cabeza» y sentías que le aguardaba un futuro prometedor. Le hice una sesión de fotos en el maravilloso Hotel Faena de Buenos Aires. Desprendía un erotismo embriagador y realizamos algunos desnudos francamente hermosos.

Mujer, juicios y prejuicios

Val viajó de vuelta conmigo a España y fue la modelo de uno de los talleres de fotografía que yo impartía. Y entonces ocurrió: le pareció que uno de los participantes del taller le tomaba una foto viéndosele el pecho y se apoderó de ella una crisis de ansiedad indescriptible. Era un entorno cuidado y nada tenía que ver con un concepto de pornstar. Pero en su cabeza una simple imagen de su pecho desnudo en manos de un desconocido, tenía la capacidad de destruir todo lo valioso que pudiera tener en su vida: su trabajo, su futuro, sus relaciones familiares, su pareja, su honra, su dignidad…

Las religiones de todo signo han hecho bien su trabajo. Dos mil y pico de años demonizando el cuerpo y la sexualidad de la mujer tienen su efecto. Que ya se sabe que fuimos expulsados del paraíso porque la zorra de Eva cayó en la tentación del demonio e hizo que Adán también cayera, ¿verdad?

Vuelto a la mujer, dijo: «Multiplicaré los trabajos de tus preñeces. Con dolor parirás a tus hijos y, no obstante, tu deseo te arrastrará hacia tu marido, que te dominará»

Genesis, 3, 16

De ahí en adelante todas las sociedades han construido en mayor o menor medida un estereotipo de mujer permanentemente sometida a juicio y prejuicio. Un estereotipo desarrollado en torno a tópicos y frases hechas, diseñados para perpetuar esa idea antigua que relaciona el cuerpo y la sexualidad de la mujer con la oscuridad y el mal, con la tentación, con el demonio y el pecado en sí mismo.

Val – Hotel Faena (Buenos Aires) – 2009

La pornstar interior de Val

Tradicionalmente una mujer que muestra su cuerpo o es sexualmente muy activa es porque «no se respeta a sí misma». Lo hemos escuchado miles de veces. Es una «guarra», dicen (sorprendentemente) con independencia de su higiene personal. Y todo porque si una mujer se libera al 100% de los juicios y prejuicios respecto de su cuerpo y su sexualidad para hacer lo que a ella le salga del coño y no lo que la sociedad espera de ella, entonces el chiringuito bíblico ese de «tu deseo te arrastrará hacia tu marido, que te dominará», se va directamente a tomar por culo. Una mujer libre, bella y sexual asusta mucho a quienes las quieren dominadas, claro que sí. Así que el truco fue enterrarlas en culpa y vergüenza de su propia divinidad. Ha funcionado durante siglos. Pero algo está cambiando…

Tras su incursión en el mundo de la interpretación, Val dirigió sus pasos hacia la espiritualidad en general y hacia el yoga en particular. Comenzó a dar clases de yoga presenciales y online, y a impartir retiros espirituales, mayoritariamente dirigidos a otras mujeres. Pero en algún momento de su trayectoria vital le sedujo también la idea de abrirse un perfil de Onlyfans y experimentar profesionalmente con su sexualidad, con el deseo, con las fantasías de otros seres humanos.

La de Val es una pulsión que, ya sea en la vida cotidiana o a través de una red como Onlyfans, late en millones de mujeres que se sienten sexualmente mutiladas y oprimidas por el qué dirán. Así que Val tuvo que enfrentarse al estigma bíblico. Y también al absurdo prejuicio que imposibilita mezclar lo espiritual con lo sexual. Fue una batalla interior cruenta. Pero hoy les vengo a contar con orgullo de amigo, que venció la mujer.


Mis conclusiones

Creo que son tiempos difíciles y de gran confusión para las mujeres. Por un lado porque nunca antes en la historia de la humanidad las mujeres, particularmente en Occidente, tuvieron tanta libertad para ser quienes ellas decidan ser, lo que las coloca frente al abismo de sus propios miedos que deberán atravesar para transcenderlos. Y eso nunca es sencillo.

Pero por otro lado porque también conviven con un supuesto feminismo que en realidad es hembrismo feroz, institucional y enloquecido, que dedica a nivel mundial todos sus esfuerzos y miles de millones en presupuesto para convertir a todas las mujeres en pobrecitas víctimas desvalidas, estúpidas e inferiores, a las que hay que decirles lo que hacer y cómo comportarse, y que deben ser favorecidas con cuotas y privilegios administrativos y legales porque, de otro modo, al éxito sólo llegarían los hombres, todos ellos potenciales violadores y asesinos de mujeres. Otro chiringuito, como el bíblico, a costa de la mujer.

Es por ello que yo admiro tanto a las mujeres como Val y por lo que tanto las busco en mi vida. Las mujeres valientes y libres. Las que derriban los muros del juicio y el prejuicio. Desde su compromiso y fidelidad a ellas mismas. Ya sea para ir a la guerra, para emprender, para ser astronauta o pornostar, me da lo mismo.

Y en relación a la belleza y el sexo, creo firmemente que si fuera posible erradicar por completo la demonización del cuerpo y la sexualidad de la mujer, el machismo (que es una lacra que afecta por igual a hombres y a mujeres) se extinguiría por sí solo. Cada mujer que desafía el estereotipo y se atreve a decir: «este es mi cuerpo, esta es mi sexualidad y no hay nada malo de lo que tenga que esconderme» abre camino. Habrán de pasar generaciones enteras, sí. Pero todo comienza con mujeres como Val.


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