La Fiscalía de la Audiencia Nacional es noticia estos días por el dichoso beso que Rubiales le dio a Jenni Hermoso en la celebración del Mundial de futbol femenino. Los hechos se produjeron en Australia de modo que si fueran constitutivos de delito, la competencia le correspondería a la Audiencia Nacional. Así pues la acusación pública (delitos cometidos por españoles en el extranjero), recae en la Fiscalía de la Audiencia Nacional.
Ayer toda la prensa se hizo eco del mismo titular. La Fiscalía de la Audiencia Nacional considera que el beso de Rubiales a Jenni Hermoso podría ser constitutivo de agresión sexual. Abre diligencias de investigación y se dirige a la futbolista para que formalice denuncia. Yo les juro que estaría encantado si esto fuera un reflejo fiel de que tenemos una Fiscalía implacable con cualquier posible delito del que tengan noticia. Pero tristemente lo que refleja es que persiguen o dejan de perseguir delitos según lo que al Gobierno de turno se le cante. Y si a mí no me creen, mejor se lo explica nuestro presidente…
La Fiscalía de la Audiencia Nacional y las agresiones sexuales de Kote Cabezudo a niñas senegalesas
El 15 de febrero de 2017, en esa misma Fiscalía que ahora informa a Jenni Hermoso de que ha sufrido una agresión sexual para que pase a denunciar, yo denuncié con abundantes pruebas la actividad criminal de Kote Cabezudo en Senegal. Pornografía infantil y agresiones sexuales mucho más terribles y con niñas más jóvenes incluso que sus víctimas vascas. Mi denuncia fue destruida. Ello motivó que el 5 de noviembre de 2018 presentara querella contra el entonces Fiscal Jefe Javier Zaragoza Aguado ante el Tribunal Supremo. Les adjunto extracto de aquella querella. Como verán los hechos en que se funda son inequívocos.
La tramitación de tal querella debió haber resultado sencilla. Testifical de la funcionaria y que se aclare lo que me manifestó. En vez de eso, inadmisión a trámite de la querella porque según el amigo Marchena y sus colegas del Tribunal Supremo, un mero extravío no puede ser calificado de delito. Formulé el correspondiente recurso siendo muy tajante: «Oiga, ¿quién habla de extravío? La funcionaria habló de destrucción. Tómesele declaración». Pero claro, ¿cómo acordar la testifical de una funcionaria que pudo ser grabada afirmando que la denuncia contra Kote Cabezudo fue destruida? Si dice la verdad, enmierda a su jefe Javier Zaragoza Aguado. Uno de los Fiscales que hacían viajes a Cartagena de Indias, ¿recuerdan? Y si miente, acaba en prisión por delito de falso testimonio. Solución: desestimación del recurso y reiteramos la inadmisión a trámite de la querella. Pelillos a la mar.
Les comparto el mail con certificado e-garante que remití a la funcionaria el 22 de mayo de 2018. La destrucción de la denuncia jamás me fue desmentida ni por la funcionaria primero, ni por el siguiente Fiscal Jefe Don Jesús Alonso en la posterior conversación telefónica que mantuve con él.
La mafia de Jueces y Fiscales
Queda pues acreditado que a la Fiscalía de la Audiencia Nacional las mujeres y niñas víctimas de agresiones sexuales solo le importan si al Gobierno le va bien su persecución. Luis Rubiales sí. Kote Cabezudo no. Jenni Hermoso sí. Decenas de menores senegalesas no. Imágenes de un pico sobre una mujer adulta, española y empoderada de 33 años, sí. Imágenes de adolescentes africanas indefensas siendo objeto de pornografía infantil y penetraciones por un sexagenario español, no.
Y así, niños y niñas es como funciona la mafia judicial en España. Jueces y fiscales de alto rango al servicio del Gobierno de la forma más miserable. Ya sea echándole una mano al mayor depredador sexual que ha conocido este país para que sus atroces agresiones sexuales en el extranjero queden impunes. Ya sea construyendo una demencial agresión sexual consistente en «un pico» para que la Ministra de Igualdad y la Vicepresidenta del Gobierno puedan seguir con su agenda feminazi, que no feminista. Feminista soy yo. Feministas somos todos los que sí creemos que hombres y mujeres debemos de ser iguales en derechos, obligaciones y oportunidades. Y empieza ya a ser urgente llamar a las cosas por su nombre.
