¿Y SI TODO FUERA UN JUEGO?

¿Y si todo fuera un juego?

Mi artículo de hoy va dirigido a ti que te tomas la vida tan en serio. A ti que eres incapaz de encontrarle sentido a la existencia. También a ti que no consigues disfrutar del camino y estás predispuesto a ver la tragedia allá donde mires.

Te propongo un ejercicio mental para el que me serviré de uno de los juegos de mesa más populares de la historia: el Monopoly. Visualiza una partida de Monopoly. Y ahora imagina por un momento que desconoces que se trata de un juego. Tú existencia es la de tu ficha y no hay nada más. Tómate unos segundos para recrearlo en tu mente…

La primera e inmediata consecuencia es que ha pasado de ser divertido a ser angustioso ¿verdad? Cada vuelta es una agonía hasta conseguir llegar a la casilla de “Salida” esquivando la  terrible bancarrota, las multas y hasta la cárcel.

Imagina ahora que en esa realidad tuya, alguien llega y te dice: “No sufras, es sólo un juego. Fue diseñado para tu entretenimiento. Estás ahí para divertirte”.

Incapaz de asumir ese planteamiento, seguramente tu reacción sería algo así como: “¡No es un juego! Estoy perdiendo todo mi dinero. He estado en la cárcel… ¿Qué clase de idiota diseñaría un juego en el que te pueden pasar esas cosas? ¡No es en absoluto divertido!”

Cuando se pierde la perspectiva de las cosas hasta lo más fascinante puede parecer aterrador. La vida es el juego más emocionante y divertido jamás diseñado. Con sus reglas, sus casillas buenas y malas, y sus continuos y estimulantes retos por superar. Cada día es una vuelta al tablero.

¿Sabes que tienen en común Rafael Nadal, Adolf Hitler, Alejandro Sanz, el Papa Francisco, el panadero de la esquina, tú que me lees, yo mismo y todo el resto de la humanidad? Que todos nacimos programados para jugar. Es la mayor sabiduría que atesoran los niños. Todos ellos, con independencia de su país de origen, su cultura o su condición social, saben que lo más importante del mundo es jugar. Luego la mayoría de ellos lo olvidan y…

¿Cuándo fue la última vez que jugaste a esto de la vida? Cuando juegas puedes ser intrépido, audaz, arriesgado. Cuando olvidas que es un juego y te lo tomas demasiado en serio el temor te paraliza, eres incapaz de tomar decisiones que de otro modo habrías tomado y la diversión se transforma en sufrimiento.

“No sufras, es sólo un juego. Fue diseñado para tu entretenimiento. Estás aquí para divertirte”. Ahora que lo sabes, ¿qué vas a hacer? No sé tú, pero yo, aunque en la última vuelta me fue un poco regular, en ésta seguro que saco un doble seis… ¡y me compro el Museo del Prado!


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