En España la carretera se cobra la vida de 4 personas cada día. El tabaco acaba a diario con la existencia de 145 personas. El cáncer matará hoy a 300 ciudadanos en nuestro país. Cifras terribles, pero insignificantes en relación a los cientos de miles de vidas que el miedo mutila todos los días. Pero claro, de eso no hay estadísticas.
Si un párrafo como el anterior te puede parecer demagógico sin duda es porque vivir instalados en el miedo es una realidad tan cotidiana que se torna invisible en nuestro día a día. A nivel colectivo te daré un dato que lo ilustra de manera atroz: con menos de la mitad del presupuesto que los gobiernos de todo el mundo invierten en ejércitos y armas, se podría erradicar el hambre en nuestro planeta. Pero ningún gobernante te dirá que las armas y los ejércitos son para atacar, sino para defenderse de posibles ataques. Miles de millones de euros empeñados en nombre del miedo y que dan forma a una realidad que debiera avergonzarnos como especie.
Pero un comportamiento colectivo siempre es el reflejo de la suma de los individuos. Así que descendamos a lo individual y asumamos cada uno esa responsabilidad de la que te hablé la semana pasada. Piensa cuándo fue la última vez que el miedo actuó por ti, que reprimiste tus sentimientos para no mostrarte vulnerable, que enterraste tus sueños porque no encajan en lo que los demás esperan de ti, que obraste más pensando en el qué dirán los otros que en lo que dice tu corazón, que dejaste que te cortaran las alas aquellos que deberían impulsarte a volar, que hiciste algo que no querías hacer por miedo a perder tu trabajo, tu dinero o tu pareja… ¿Ha sido hoy mismo? ¿Fue ayer? ¿La semana pasada?
Ya te estás dando cuenta, ¿verdad? Así que déjame que lo repita: el miedo mutila cientos de miles de vidas todos los días. Pero lo hace en silencio, disfrazado de prudencia, de sentido común o de racionalidad. Temer es lo que nos han enseñado desde niños. Y, créeme, cuando la vida se apague lo único que te pesará es no haber sido fiel a tus sueños, no haberte atrevido, no haberte arriesgado, no haberte lanzado, no haber sido valiente.
El miedo es la más cruel de las esclavitudes y el denominador común de las vidas mediocres. Y el auténtico drama es que el 99,9% de tu miedo no se basa en amenazas reales. Te invito a vivir un día sin él. No sin sentirlo porque eso es inevitable al principio, sino sin doblegarte a él. Libérate de su tiranía 24 horas y comenzarás a experimentar milagros. Y te preguntarás cómo pudiste vivir sin esa libertad. Y es que jamás serás del todo libre hasta que puedas vivir sin miedo.