NUEVA AMENAZA….¿SE REPETIRÁN LAS ELECCIONES?

El 23J dio tanto de que hablar que el principal tema de debate en cualquier corrillo a pie de calle se iniciaba con la misma pregunta: ¿irás a votar o ya has votado por correo? A todo el mundo parecía descuadrarle una fecha así. Las urnas no casan bien con las olas de calor. Y si no, que se lo digan a las tiendas de ventiladores que, sin ir más lejos, hicieron el agosto con muchos colegios electorales que necesitaron aclimatar las salas donde los electores se reunirían a votar el pasado domingo.

El porcentaje de participación no llamó la atención por numerosos. Más o menos, décima arriba, décima abajo, se mantuvo similar al de años anteriores. Y las encuestas, más de lo mismo: presagiaban un cambio de rumbo en la política española y, en cierto modo, animaron a votar a aquellos indecisos que no lo tuvieron claro hasta el mismo día de las elecciones. 

Pero el resultado… el resultado ha propiciado una igualdad sorprendente entre el bloque de derechas y el de izquiedas. Dejando en el centro únicamente las posibles combinaciones con las que unos y otros deberán trabajar ahora los pactos para poder gobernar. Porque en España hace mucho que el centro no tiene un partido que lo represente. Y es tal la poca predilección por uno de los dos bloques, que el resultado de las pasadas elecciones no puede ser más igualado. 

El Partido Popular logró 136 escaños, mientras que el PSOE, 122. A priori queda claro que uno ha ganado las elecciones y el otro no. El bipartidismo vuelve a tenerse en cuenta a la hora de valorar el resultado electoral. Sin embargo, alcanzar la mayoría en el Congreso implica tener algún escaño más y eso implica tener que pactar con otros partidos también con representación que permitan sumar hasta llegar a los 176 necesarios. 


¿Nuevas elecciones en Navidades?

El PP se plantearía entonces un acuerdo con Vox y algún partido más. Y el PSOE, con Sumar y unos cuantos partidos más. Y es aquí donde empieza la contienda. Esa que finalizó los días previos a la jornada de reflexión. Porque las negociaciones son duras, arduas, espinosas y porque empiezan a salir trapos sucios donde no parecía que los hubiera. Los mensajes se lanzan de un lado a otro sin miedo a dañar porque muchos tienen realmente ese objetivo.

Y como colofón, flota en el aire una nueva amenaza para el resto de la población, ésa que continúa sus vacaciones en la costa, en el pueblo o en sus casas o cuenta los días del calendario para poder disfrutarlas. ¿Y si se tienen que repetir las elecciones? Es probable que nos fuésemos a diciembre… al 23 quizá. Y volveríamos a plantearnos si no es más cómodo y ágil votar por correo porque esas son las fechas tradicionales de ir a visitar a la familia para celebrar la Navidad. 

De nuevo, la política se interpondría en las conversaciones de cualquier elector. Y sustituiría la elección del regalo más acertado para poner debajo del árbol o del zapato por Reyes. Otra vez discutiríamos sobre si la extrema derecha conseguirá algún escaño más o volverá a darse el batacazo del siglo, como ocurrió en julio. Quizá también valoraremos si es que estos políticos tienen serrín en la cabeza planteando fechas tan insospechadas como el pleno verano y la plena Navidad.

Cuando de verdad lo que queremos el resto de ciudadanos es vivir tranquilos, que se peleen lo justo pero que trabajen por proponernos soluciones a nuestros problemas corrientes, a nuestras preocupaciones. Que aumente el Salario Mínimo, pero que eso no implique tener como socio de mesa a partidos de dudosa procedencia e ideología. Aunque, en realidad, poco importa ya. Negocien con quien negocien, las soluciones que tal vez aporten son una mínima parte de lo que en verdad necesitamos. El día a día de un elector corriente es complicado. Pero lidiar con opiniones ajenas que vayan más allá de lo que se espera a nivel político, más. 

Mantener el interés en la política es difícil también. Que se lo digan si no a los indecisos que saben a quién votar prácticamente en el último momento. Pero la solución no debe ser colocar la fecha en épocas señaladas en el calendario para otros menesteres. Por favor, hagan su trabajo y negocien. Que no queremos volver a compartir el calendario. No queremos mezclar las papeletas y el censo con los turrones y el asado de Nochebuena. 


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