En 2011 la película «In Time»’, traducida en Hispanoamérica como «El precio del mañana«, se planteaba una distopía en la que el tiempo era la moneda con la que los ciudadanos de un mundo tan cruel como inhumano, pagaban todo lo que consumían. Un reloj insertado en el antebrazo izquierdo de todas las personas iniciaba una cuenta regresiva desde el momento de su nacimiento, el tiempo se les agotaba. Y cuanto más pobres, menos tiempo para vivir porque menos posibilidad tenían también de ganar tiempo para otras cuestiones. Los ricos sin embargo, mucho tiempo para dar y tomar. Nada que no suceda hoy.
«En este mundo real no tenemos un reloj en el antebrazo, sino 24h al día con las que, en ocasiones, hacer malabares para poder llegar a todo«.
¿Qué es lo que hay que gestionar?
Desde 2018 está sobre la mesa la gestión del tiempo, como una de las asignaturas pendientes tanto del Gobierno como de la sociedad en general. De hecho, la futura Ley de usos del tiempo y racionalización de horarios tratará de incluir en un mismo texto, términos tan relacionados como la igualdad, la conciliación y la corresponsabilidad. Además, tratará de no dejar atrás los permisos de paternidad, formalizando lo que hasta ahora han sido medidas a medias e incluso parches sobre una necesidad que viene reclamando la sociedad desde hace tiempo.
Sin embargo, la futura Ley de usos del tiempo y racionalización de horarios no parece hoy estar en ninguna mesa de negociación. De hecho, nos referimos a un presente en el que el coronavirus ha copado todo, tanto el debate social como el mediático, porque en estos momentos se habla de presupuestos, de teletrabajo y a veces hasta del derecho a la desconexión de los trabajadores, trabajadores no esenciales queremos decir. Ya que, al parecer, los esenciales no necesitan tener que desconectarse de nada: son la esencia de los demás. En definitiva, poco se oye del problema de fondo: la gestión del tiempo.
Tiempo de conciliar
Está claro que nadie nos debe decir qué hacer con nuestro tiempo, y menos por ley. Pero esa necesidad de poder llegar a mucho, con poco tiempo de por medio hace necesario que, en determinados escenarios, sí deba regularse.
Es más, hablamos de una gestión que induzca a la igualdad, al derecho de muchas mujeres a ser mujeres y madres y el de las familias en general a corresponsabilizar. Este debate hoy se ha quedado seco, tan seco que la Ley de usos del tiempo y racionalización de horarios parece haber sido relegada a unas gradas desde las que se observan mil y un temas que no tienen nada que ver o que sirven como parches a esa necesidad, que hace dos años, se empezaba a cubrir con acuerdos y artículos fruto de la negociación.
Necesitamos rehumanizar el mundo
“Necesitamos rehumanizar el mundo y horas al día para hacerlo”, apuntaba en 2018 la Vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, Carmen Calvo. Rehumanizar para volver a conectar y evitar entre otras lacras, el fracaso escolar, resultado según ella, de la falta de tiempo de madres y padres. Ni una mención entonces, ni una mención ahora, a la precariedad del sistema educativo, a la modificación una y otra vez de los sistemas de enseñanza, de las leyes que rigen la educación de nuestros hijos. Entonces, una futura ley que hoy sigue seca, sin debate, sin medidas a plantear sobre la mesa.
Ni siquiera el debate sobre los programas en prime time logró ayudar a sacar adelante la ley, tampoco ahora la necesidad de regular el teletrabajo y los usos del tiempo de los trabajadores que teletrabajan. Porque para los esenciales, como apuntamos, ni tan siquiera se contempla.
ARHOE, un oasis en el desierto del tiempo
Entidades como la Asociación para la Racionalización de Horarios en España ARHOE, trabajan para impulsar medidas y leyes que ayuden a gestionar de una mejor manera el tiempo enfocado a los trabajadores. Explican que la flexibilidad de horarios, ayudaría a muchos de ellos a conciliar mejor y trabajar más contentos.
“Todos estos trabajadores que pueden optar por horarios flexibles, trabajan mejor porque pueden dedicar tiempo a esas otras cosas que también les gusta hacer, o que necesitan imperiosamente realizar», explica el presidente de ARHOE José Luis Casero.
Puede que gestionar el tiempo no sea una prioridad en estos momentos porque el coronavirus ha copado toda la planilla informativa a nivel de medios y de legislación, o eso parece. Pero existen otras realidades, también en estos momentos, en las que una correcta y adecuada gestión del tiempo y la posibilidad de hacerlo, ayudaría mucho a las familias, ayudaría mucho en general.
Además, si el tiempo es un bien finito tan necesario para vivir porque en realidad vivimos tiempo. ¿Por qué no dedicarle al menos unos minutos a tratar de regular el uso y abuso que se hace de él?