RACIONALIZAR, CONCILIAR Y TELETRABAJAR

racionalizar

Racionalizar, conciliar y teletrabajar son tres palabras que están generando debate en estos meses de confinamiento. Cada año, la Real Academia Española escoge las palabras que han copado la actualidad a lo largo de ese ejercicio o que más han estado en boca de la gente a lo largo de los últimos meses y las incorpora al diccionario. Son las palabras que definen cada año.

Porque la lengua es muy viva, sea en el idioma que sea. Ésta es la magia de la comunicación. Y hay palabras que lo dicen todo. Palabras que con pocas letras pueden expresar mil y una sensaciones. Condensar en poco espacio lo que se llega a sentir durante largos periodos de tiempo. Es el caso de Hygge (palabra danesa que viene a representar la felicidad de las cosas simples) o Morgenfrisk (término sueco que representa en un sólo vocablo la expresión castellana de “levantarse como una rosa”).

Lejos del espectro nórdico, estos meses también encontramos tres palabras que están describiendo a la perfección el ambiente crispado en que se encuentra la sociedad española. Las dudas, la nueva normalidad que contempla la conexión a Internet para desarrollar un trabajo que hasta ahora se ejercía fuera de casa y la necesidad de desconectar, no sólo del teclado, sino de todas las tareas que hacemos a diario. Quizá la RAE las tome en consideración. O no. Lo cierto es que creemos importante citarlas porque definen sobre qué nos estamos moviendo a diario.


Conciliar

Para empezar Conciliación: Aunque viene de lejos, el debate sobre conciliar, adherido como si fuera uno solo al de corresponsabilidad. Marca la necesidad de nuestra sociedad de repartir el tiempo que le dedicamos a la familia y al trabajo, al ocio y a los quehaceres del hogar. Conciliar es ponerse de acuerdo con algo o alguien, es llegar a un concilio, a un equilibrio. Y si estamos hablando de equilibrar, en estos últimos tres meses, no ha existido equilibrio posible con nada.

Conciliación que no entiende de sexos o, al menos, no debería. Pues conciliar es cosa de todos. Aunque los últimos datos arrojados por Baby Friendly Companies en colaboración con Womenalia, muestren que la conciliación sólo preocupa al 12% de los hombres, frente al 88% de las mujeres. De hecho, han surgido movimientos en redes como el de “El Club de las Malasmadres” cuyo hashtag es #Estonoesconciliar. Esto muestra que quizá esta palabra aparece de manera recurrente en nuestro vocabulario habitual. Pero a pie de campo, estamos en las antípodas de lo que realmente significa Conciliación para todos.


Racionalizar

Para continuar Racionalización: del tiempo, de los horarios… Racionalización que desde organizaciones como ARHOE (Asociación para la Racionalización de Horarios en España) lleva generando debate desde hace más de un año cuando se planteó la posibilidad de que el cambio de hora en España quedase igualado al de nuestros vecinos los portugueses. Evitando con ello tener que adelantar las agujas o retrasarlas en los meses de marzo y octubre.

Si bien ese debate quedó congelado, hoy resuenan las voces que piden unos horarios más racionales. Unos programas en televisión cuyo prime time no comience a las 22:00h sino un poco antes para que cenas y descanso (y también desconexión de horarios laborales, de jornadas maratonianas y conciliación familiar, dicho sea de paso) puedan contar con más parcela temporal.


Teletrabajo

Y para terminar Teletrabajo: porque esta modalidad, dicen, ha venido para quedarse. Empresas como ING ya lo han implantado al 100% no delimitando las horas de ocupación a las que se harían en horario normal de oficina y otras muchas como Repsol o Ferrovial lo impulsan con horarios más elásticos. Dicen que, mientras se rinda, no hay por qué parcelar el tiempo que se dedica al trabajo.

Decenas de miles de personas en España se han visto abocadas a adoptar la modalidad de teletrabajo sin contar previamente con medios suficientes porque el tamaño de sus empresas no es equiparable al de las más grandes o incluso sin estar totalmente regulado a nivel normativo. Tan sólo se cita en el artículo 13 del Estatuto de los Trabajadores y muchos se echan las manos a la cabeza porque es planteado como una “forma de trabajar del futuro”. La realidad, una vez más, nos muestra que futuro ya está aquí.


Desconexión, digitalización y regulación

Aparejado a éste, surgen otros términos que van de su mano sin saber todavía muy bien qué implicaciones van a tener si se implanta de manera definitiva sobre en un amplio porcentaje de la población: (el derecho a la) desconexión, la digitalización y la regulación. Esta última palabra, presente en nuestro Derecho Laboral desde hace varias décadas, vuelve a resurgir con fuerza porque, sin duda, regular algo que ha emergido de golpe y que, según dicen muchos, viene para quedarse, requiere límites y artículos sólidos que permitan sentar unas bases que, a lo visto, se van a mantener en el tiempo y a permitir que continúen desarrollándose con normalidad.

Tampoco es ajeno que determinados sectores han visto como un imposible lo que era tema de debate generalizado. Empleados de supermercado, sanitarios, cuidadores, no pueden teletrabajar dado que sus actividades son consideradas básicas. Sin embargo, por muy esenciales que sean para el conjunto de la población, llegan a verse excluidos del debate general, en un tiempo en que el que parece que todo es blanco o negro, sin posibilidad de tonalidades intermedias.


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