El título de mi pieza de hoy me serviría para hablar de muchas cosas. Del disparate del Congreso de los Diputados donde la presidenta, sierva de Sánchez, dice que es el templo de la palabra cuando utilizan las lenguas para no entenderse, que es lo suyo. O de las futbolistas de la Selección española que dan el cante de nuevo, e incumplen la Ley del Deporte, que establece como sanción muy grave no hacerlo, y el Gobierno, siempre raudo a beneficiar a los delincuentes amigos, pide que no haya sanciones.

Incluso del PP y Feiójo, que siguen K.O. y no sé si se han enterado. También de que siguen saliendo violadores de los talegos gracias a la ley de las feministas resilientes y sororas. O de la señora Rosa y el señor Albert, que tienen Netflix ardiendo como el cadáver del novio de ella, el guardia urbano. O de la amnistía que le ha prometido Sánchez a los golpistas y los ladrones catalanes de la que, ojo, podrían beneficiarse quizá algunos etarras que ya tienen a sus abogados trabajando y estudiando el texto del borrador de ley de amnistía que se ha filtrado.


La justicia en España es «pa`cagarse»

Pero no. Les voy a contar un sucedido real, no basado en hechos reales, no, real. España. Esta misma semana. Un abogado que tiene un juicio señalado para dentro de unas semanas por un asunto de abuso sexual a una menor, mi amigo lleva a la menor, recibe una notificación de que un testigo fundamental para hacer justicia ha enviado un escrito a la Sala pidiendo que se le dispense de testificar alegando (redoble de tambor), “incontinencia fecal”.

Lógicamente mi amigo casi se desmaya al leerlo y raudo se opone a que se le conceda esa dispensa, y con la mismas rapidez comienza a imaginarse que está interrogando al testigo y cuando llega el momento crucial el tipo se caga en estrados ante los ropones. Bueno, cosas peores hemos visto quienes frecuentamos las salas de Audiencia en esta España nuestra en la que hay ley, muchas leyes, y poca justicia.

Estamos a la espera de ver si al caballero se le dispensa o no de testificar. Entre otras cosas porque el juicio está señalado para dentro de quince días. Intuyo que, además, si el fulano dentro quince días no se ha curado pueda estar muerto, porque no hay cuerpo que aguante una cagalera infinita, y ese juicio necesita al testigo vivo.

Es cierto que el asunto tiene un punto cómico, pero es un drama. Si el fulano ha presentado ese escrito es porque está asesorado y sabe que los tribunales en España son con excesiva frecuencia un dislate. Un tugurio infame donde algunos manejan el cotarro y otros salen jodidos, y los ropones son intocables. Tantas veces he visto más bandidaje con toga que con grilletes que ya casi nada me extraña, pero este fulano me ha roto los esquemas. Y releo a Leonardo Sciascia en “El teatro de los sueños” y cito: “conflictos propios de la administración de Justicia de este nuestro país, que se proclama cuna del derecho pero que seguramente es el féretro”. Sciascia era siciliano, pero la frase nos viene al pelo. Lo de este testigo, como la Justicia en España, es pa’ cagarse.


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