¡MEJOR IMPOSIBLE!

Hace unos años, en la película homónima que da título a esta tribuna, un desagradable y desagradecido Jack Nicholson nos lo hizo pasar muy bien, casi tan bien como ahora lo está haciendo Puigdemont y sus JxCat sacando de quicio a Sánchez y su PSOE en el Congreso de los Diputados. Y lo está haciendo al votar en contra de la «ley de amnistía» que éstos últimos estaban intentando componer en beneficio, sobre todo, de los primeros. JxCat ha conseguido sumar, con PP y VOX, 179 votos para tumbar la iniciativa de Sánchez, devolviendo a sus respectivas casillas de salida tanto a la propuesta de ley como a la mismísima XV Legislatura, que queda cogida con alfileres y al capricho de las obsesiones de Puigdemont. Divertidísimo, no se pierdan un capítulo. 

Comentaba hace poco que JxCat es el primer partido que no se vende a granel a la PPSOE. Hasta el momento, la PPSOE compraba voluntades y votos a tanto alzado, lo que le permitía luego cuadrar la cuenta al final como mejor le conviniera. Pero JxCat vende los votos por fascículos y le preocupa únicamente completar su colección. 


Lo que pretende JxCat resultará imposible

Miriam Nogueras, su portavoz, fue muy clara al advertir previamente que “una amnistía selectiva y en diferido no es lo que firmamos”, recordando a Sánchez que lo acordado fue una “amnistía integral, que no deje a nadie atrás y que repare la persecución que el independentismo sufre desde hace muchos años”. En consecuencia, anunció su voto en contra a la propuesta de ley que el PSOE llevó a votación porque no le ofrecía las garantías suficientes a sus investigados por terrorismo y alta traición (ver «Casos de Tsunami y Volhov«). Pensat i fet.

Todos saben que lo que pretende JxCat, andando el tiempo, resultará imposible. Jurídicamente, es una chapuza que no podrá aguantar el paso por cualesquiera tribunales (salvo intervención política en su favor, claro). Y políticamente, le va a procurar unos votos extra al PP que luego podría eliminarla o, mejor aún, lanzarla de vuelta contra sus proponentes a modo de «amnistía reversible«. No obstante, JxCat sabe que estas propuestas radicales le dan muchos puntos en las provincias catalanas que aspira a reconquistar –que ahora están en manos del PSC y ERC- y también conoce de la inveterada pusilanimidad de un PP que, probablemente, después ya no se atreva a cambiar nada, por muy anticonstitucional y antidemocrático que sea su origen.

En definitiva, que JxCat está como Leónidas en las Termópilas, apostando a que su derrota en esta batalla le granjeará su victoria posterior en la guerra. Así, para Puigdemont resulta irrelevante que esa amnistía, propuesta exclusivamente en su favor y a cambio de sus votos, pueda ser dentro de unos años desmontada en los tribunales. Lo relevante es cómo se está llevando la negociación: marcándole el paso al gobierno de Madrit. Total, allí ya no se cumplen muchas sentencias.


El PSOE está completamente fuera de juego

Por eso juegan duro: “tienen dos opciones, votar favorablemente a nuestras enmiendas y dos, combatir a los jueces prevaricadores que se rebelan contra el Estado de Derecho” porque “detener la represión a medias no es detenerla” ya que JxCat “no puede dejar al independentismo catalán expuesto a las arbitrariedades de la cúpula judicial española … que no debería tener impunidad”. ¡Todo al rojo! Es el PSOE el que está completamente fuera de juego porque es la primera vez que, en sus 150 años de honradez comprando votos, se enfrenta a un partido que sabe lo que quiere y que pelea por conseguirlo. Los demás solo querían dinero. 

La otra mitad, el PP, celebra la primera lotería que toca sin comprar el boleto y así (i) trata de rentabilizar políticamente, en el «Resto de España», esa intentona fracasada de una amnistía absolutamente impopular; (ii) disfruta del fracaso televisado del PSOE; (iii) confraterniza con JxCat -siquiera un poquillo- aprovechando este desencuentro, y (iv) logra evitar la confrontación directa con su alter ego, el PSOE, en el Senado. ¡Pleno al 15 sin hacer absolutamente nada!

Al margen de esas «manifas» que no sirven para nada más allá de guardar las apariencias para que nadie sepa de la existencia de eso que he dado en llamar «la PPSOE«, el PP no está haciendo nada y sospecho que, a la postre, tampoco hará nada. Rafael Guerra dijo aquello de que “lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible”, pero el pobre, claro, nunca se imaginó que en España pudiera llegar a existir la PPSOE. Sigan disfrutando del sainete, porque ellos también se ríen todo el tiempo de ustedes mientras se lo llevan crudo gracias a sus votos. ¡Mejor imposible! 


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