¡INJUSTIFICABLES LOS ABUSOS A MENORES!

No es de extrañar que en las sórdidas crónicas de sucesos nos encontremos con declaraciones de bandas y tramas de abuso sexual a menores en las que se afirma que los menores parecían más mayores de lo que en realidad eran. Se creen, tristemente, que con esto basta para apoyar su declaración. Para que ésta sea sólida y al final el juez valore como no tan grave eso que han hecho: abusar de un menor de edad. Tampoco es raro toparse con comentarios del tipo: “me provocaba y por eso la violé”. Como si la provocación fuera la antesala de una acción horrenda como es una violación o un abuso. Nada justifica el ataque al otro y mucho menos cuando estamos hablando de menores. 

Algo así es lo que deberían decirle a Nelson Arnaldo A.V. Le acusan de haber abusado de una niña cuando ésta contaba con 10 años y podrían condenarlo a 35 años de prisión por ello. Dice que la menor le provocó. “Le tenía miedo” ha llegado a afirmar. Y no puede causar más estupefacción que el argumento de defensa de un abusador de menores sea que el menor le chantajeó. Le daba miedo acercarse a ella o que se pudo sentir intimidado por la niña. Porque salvo por la diferencia de edad, el conocimiento de lo que se hace, la conciencia sucia de que lo que se está haciendo es algo prohibido (¡más que prohibido!), deberían bastar para no dejar que tipos como éste abriesen la boca en su defensa en un juicio por abuso sexual. 


Dejemos de creer a los abusadores de los menores

Los hechos ocurrieron en Zaragoza en 2019. La niña de 10 años acudía a jugar a casa de su primo de 8. Y en una de esas continuas visitas, el abusador se sentaba en medio de los dos, tapando en una de las ocasiones a la niña con una manta para que no se quedase a la vista que le introdujo los dedos en la vagina para después grabar la agresión. Tras este hecho, la niña cuenta que le mandaba mensajes de WhatsApp, le pedía fotografías subidas de tono, la acosaba, para que nos entendamos.

Pese a que Nelson aseguró al tribunal sentirse amenazado por la niña, la madre de la menor cuenta que cuando vio las conversaciones de WhatsApp y preguntó a su hija qué estaba ocurriendo, ésta temblaba y se puso a llorar. Ciertamente no son las reacciones de alguien que intimida o que tiene amedrentada a una persona que le triplica la edad. Tampoco se entiende que nadie atemorice a alguien que le triplica la edad, sobre todo cuando hablamos de una menor de 10 años. 

La madre de la menor asegura que la niña tiene que recibir tratamiento psicológico desde entonces. Esto se entiende que no es extraño. De hecho es hasta lógico. Tristemente lógico porque quien padece abusos, se queda de por vida con una herida que es difícil que vuelva a cerrarse. Su comportamiento de no haberse producido los abusos, no va a ser el mismo. Probablemente ni se parezca a lo que podría ser de no haber sido abusada. 

Por su parte el abusador seguirá afirmando que la niña le amedrentó, le amenazó, le instigó a que abusara de ella. Eso si no tiene un renuncio y acaba confesando, aunque también esto es poco probable. No suele ocurrir. Porque quien abusa una vez, puede que lo haga después otra vez más. Otras veces… y seguirá negando, aunque los argumentos ya sean otros porque puede que su víctima no sea siempre una niña de 10 de años. 


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