Mientras el grupo de expertos de Moncloa, liderados por el doctor Sánchez y la catedrática Begoña Gómez, no para de esparcir bulos sobre el cambio climático, unos chavales llamados Javier Vinós (científico y experto climático independiente), Javier del Valle Melendo (profesor de Hidrología, Climatología y Geología) y Saúl Blanco (profesor de Biodiversidad y Gestión Ambiental), lideran la ARC. Es la Asociación de Realistas Climáticos, para combatir con la Ciencia ese catastrofismo climático proveniente de los medios gubernamentales.
Salen al paso de una publicación en Nature Communications donde se aseguraba que, entre 2027 y 2030, el 95% del casquete ártico se convertirá en agua. No son los primeros. Muchos lo hicieron antes. Incluso Al Gore apostó por el año 2014 y se llevó… el Nobel de la Paz. ¡Hagan sus apuestas! ¡Podrán ganar una bonita subvención!
Voces autorizadas que avisan de la gran estafa climática
La ARC advierte que “la realidad va desmintiendo las predicciones de estos expertos” y que “el hielo del Ártico dejó de reducir su extensión en 2007 y desde entonces permanece estable”. “Cada mes de septiembre, desde 2007, el hielo que cubre el Ártico alcanza su extensión mínima, de en torno a unos 4,6 millones de kilómetros cuadrados”. Destacan que no cambia “a pesar de que el nivel de CO2 de la atmósfera ha aumentado más de un 10% en estos 17 años y la temperatura global lo ha hecho en 0,46°C, según el registro del sistema Copernicus europeo”. Todo esto debería hacernos cuestionar “nuestro conocimiento de las causas que mueven sus cambios de extensión”.
Frente a todo lo anterior, la ARC confirma que siempre “se seleccionan los artículos más catastrofistas y menos fiables para dar una visión sesgada del cambio climático”. Asimismo, recuerdan que las muertes a consecuencia del clima se han reducido un 90% en el último siglo. Si, pasando de las 500.000 víctimas de 1920, a las 50.000 de la actualidad (siguiendo el estudio de Bjorn Lomborg, publicado en Technological Forecasting & Social Change).
La ARC asegura que es un error culpar al cambio climático de lo ocurrido en Valencia y advierte que “reducir nuestras emisiones de CO2 y cambiar nuestros coches de combustión por eléctricos no impedirá futuras tragedias, mientras que tomar las medidas conocidas de prevención y adaptación frente a los fenómenos meteorológicos extremos, que se han producido en el pasado y se seguirán produciendo en el futuro, sí lo hará”.
A mayor abundamiento, en 2022 fue muy criticada la sensata reflexión de Enrique Ortega Gironés, titulada «La geología versus el dogma climático» y publicada en la revista del Colegio de Geólogos, en la que rechazaba que el ser humano estuviera detrás del calentamiento del planeta. “A lo largo de la historia de la Tierra han existido espontáneamente muchos cambios similares e incluso mayores que el actual«. Cambios, consecuencia de «procesos naturales que siguen activos en la actualidad y que, por lo tanto, modificarlos está fuera de nuestro alcance«.
Profetas del apocalipsis
Gironés concluía que «la interpretación sobre el origen antrópico del calentamiento global parece ser considerado por algunos estamentos políticos, sociales y científicos como un dogma inamovible que no se puede rebatir, y al que se quiere proteger a toda costa ante la opinión pública bajo el manto de una supuesta unanimidad científica que está muy lejos de ser cierta«, denunciando –como lo hace la ARC- que «las informaciones que aparecen sistemáticamente en los medios de comunicación de gran difusión, los que generan opinión pública, son monolíticas, nunca informan del debate que realmente existe al respecto entre los científicos«.
Estamos, pues, ante un nuevo choque entre la Ciencia y la Religión. Una reedición de lo que le pasó a Copérnico. Ahora, a la Religión Climática -impulsada por los gobiernos para sacarte los cuartos- le interesa que el hombre, y solo el hombre, esté detrás del cambio climático. Siendo esto así, ellos podrían revertirlo si hacemos todo lo que nos dicen. Algo falso de toda falsedad. ¿Existe el cambio climático? Sin duda, como tantas otras veces en la historia del planeta Tierra. ¿Tiene el hombre algo que ver? Poco o muy poco. La Ciencia y la Ingeniería dan para prevenir catástrofes y mitigar sus efectos, pero aún no pueden meterle mano al Planeta. Si pudieran hacerlo, Arabia Saudí sería ahora un paraíso verde.
En definitiva, quiero pedirte que no te dejes engañar por estos profetas del apocalipsis. Existen demasiadas pruebas y demasiadas voces autorizadas que te avisan de esta gran estafa climática. No les compres nada, por mucho que te lo repitan, machaconamente, a través de sus grandes medios de comunicación y de su equipo de opinión sincronizada. ¡Que les den morcilla! Y, por cierto, olvídate de comprar flotadores y manguitos porque las banquisas, ártica y antártica, se van a quedar allí muchos años.
