Virginia Giuffre, una de las principales denunciantes de Jeffrey Epstein, se suicidó ayer. Su familia, con el corazón roto, ha destacado su valentía como “guerrera feroz” contra el abuso sexual. Pero señalan que el peso del trauma acumulado se volvió insoportable para ella. Virginia acusó a Epstein, Ghislaine Maxwell y al príncipe Andrés de abuso y tráfico sexual. Y por ello enfrentó amenazas que marcaron su vida, especialmente tras hacer públicas sus denuncias.
En diciembre de 2019, Giuffre publicó un mensaje inquietante en X: “De ninguna manera soy suicida. Lo he dejado claro a mi terapeuta y médico. Si algo me pasa, por el bien de mi familia, no dejen que esto quede en el olvido. Demasiadas personas malvadas quieren verme silenciada”. Este mensaje reaparece tras su muerte y alimenta especulaciones sobre si realmente se suicidó. Basta recordar a Jeffrey Epstein. En agosto de 2019, Epstein, acusado de liderar una red de tráfico sexual, fue hallado muerto en su celda en Nueva York. Aunque las autoridades dictaminaron suicidio por ahorcamiento, las irregularidades en su custodia, la falta de vigilancia y su conexión con figuras poderosas desataron teorías de conspiración que sugerían un posible asesinato para evitar que hablara más de la cuenta.
¿Virginia Giuffre como Jeffrey Epstein?
La comparación entre ambos casos es inevitable. Giuffre, como Epstein, son figuras centrales en un escándalo que involucraba a élites globales. ¿Cómo olvidar la fotografía de una adolescente Virginia con el Príncipe Andrés en una de las fiestas de Epsteni? En el caso de Giuffre, su denuncia pública y su papel en la condena de Maxwell la convirtieron en un blanco potencial. Además, eventos recientes, como un accidente automovilístico en marzo de 2025 que la dejó en estado crítico acrecientan las sospechas. Da mucho que pensar que alguien que precisamente afirmó que jamás se suicidaría y que teme que la quiten de en medio… aparezca suicidada.
La muerte de Giuffre deja un vacío horrible en la lucha contra la trata sexual y reaviva el debate sobre la seguridad de quienes desafíamos a los poderosos. Su legado, encarnado en su organización SOAR, seguirá inspirando. Pero su trágico final subraya el costo emocional de enfrentar a “Goliats” en un mundo en el que, a menudo, las víctimas terminan siendo silenciadas.
