Los habitantes de las islas Canarias están acostumbrados al fenómeno conocido como Calima o lo que es lo mismo, polvo en suspensión. Se trata de un fenómeno meteorológico producido en la atmósfera. Este fenómeno hace que partículas muy pequeñas de polvo y arena, casi diminutas, queden en suspensión. A veces también ocurre con cenizas y arcilla. Llenan el ambiente de una opacidad que parece que estemos en otro planeta. En Canarias esta calima suele durar entre 3 y 5 días. Eso sí, poco a poco se va diluyendo hasta que regresa la luz y el aire habitual.
Este 2022 nos tiene aún muchos ases guardados bajo la manga. Y superado el miedo a una nueva Filomena en enero, el mes de marzo nos ha vuelto a sorprender. Las calles, coches, carreteras, parques e incluso ventanas de las casas han aparecido con ese polvo rojizo en suspensión al que tan acostumbrados están en las islas y que desde la Península observamos cada año tranquilamente sentados en nuestro sillón de casa. Estamos respirando y notando como esas pequeñas partículas fastidian con picor de garganta, escozor en los ojos y perplejidad porque en realidad no sabemos cómo convivir con ello.
Así que sin ser “calimólogos”, desde aquí compartimos las recomendaciones que tantos expertos están haciendo estos días para poder sobrellevar de la mejor manera posible, los efectos perjudiciales que puede tener este polvo en suspensión sobre nuestra salud. Para empezar se recomienda utilizar mascarilla en exteriores. Sobre todo aquellos pacientes que padecen asma o EPOC, porque el polvo en suspensión puede dificultarles la respiración. Además recomiendan también evitar la práctica de ejercicio al aire libre durante los días en los que la calima esté en auge.
El mundo está loco… ¿Ahora calima?
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica considera además que las mascarillas de tipo FFP2 son las más adecuadas para este tipo de fenómenos meteorológicos ya que su capacidad de filtración es diferente y mucho más exigente que las mascarillas quirúrgicas. Sentimos decepcionar a aquellos que consideren que subirse al coche para hacer pequeños desplazamientos, podría ser la solución para sobrellevar estos días de calima. Los expertos recomiendan no hacerlo por la mala visibilidad del ambiente y porque más contaminación ambiental añadida no ayuda ni a conductores ni a viandantes. Seamos generosos en este caso porque serán pocos días.
Las mucosas pueden irritarse estos días. Al picor de garganta o escozor en los ojos podría sumarse incluso cuadros de broncoespasmo en caso de que estuviéramos mucho tiempo expuestos al aire que flota en el ambiente estos días. Mantenerse hidratado es fundamental. Será además, una buena manera de que nuestras mucosas se encuentren en plenas condiciones para funcionar como deben. Se debe tener especial cuidado con aquellas personas que tienen problemas pulmonares o con los más mayores y más pequeños.
Y aunque parezca que se acaba el mundo, que estamos en Marte y que si el cielo se comporta de esta manera es porque algo no va bien más allá de la atmósfera que nos cuida, mantengamos la calma. Será solo cuestión de días que desaparezca este polvo en suspensión que ya estamos comprobando en la Península que es bastante molesto. Estamos viviendo lo que en las islas Canarias o en el propio Sáhara, sufren cada cierto tiempo sin poner el grito en el cielo. No podemos olvidar y hay que valorar el efecto positivo que este fenómeno tiene sobre la naturaleza, pues aporta de «manera gratuita» fertilizantes y minerales que nuestros campos necesitan.
Tiempo tendremos después de seguir cuestionando si el planeta está loco o no lo está. O si el cambio climático además tiene estos antojos de hacernos creer que el desierto lo tenemos a tiro de piedra y es normal que los copos caigan como si nada en las cumbres de Gran Canaria, Tenerife y Las Palmas en el mes de marzo. Cuando lo normal sería que estuviéramos haciendo la cuenta atrás para dar la bienvenida por todo lo alto a la primavera.
