LAS ATROCIDADES DEL MONSTRUO DE LUCERO

Un varón de 25 años, ha sido detenido en la localidad madrileña de Pinto acusado de haber violado hasta en dos ocasiones a su bebé de siete meses, haberlo grabado, distribuido los archivos y haber incluso ofrecido a su hija a otros pederastas. Así abren muchas de las noticias que estos días se publican en torno a la historia del que ya ha sido apodado como el “monstruo de Lucero”. 

Las acusaciones que recaen sobre él son muy graves. Pero agentes de la Policía Nacional, al cursar su detención, declaran que aunque agachó la cabeza y no puso impedimentos en que se le esposara. No mostró ningún signo de arrepentimiento. Más al contrario, al preguntarle por qué lo hizo, con gesto desafiante respondió: “para no hacer cosas peores”.  


El monstruo de la perversión viola a su bebé, lo graba y lo distribuye

Las investigaciones sobre el monstruo de Lucero eran previas. Las iniciaron agentes de la Brigada General de Investigación Tecnológica, alertados por las dos detenciones previas que tenía el individuo: en 2021 y en 2022. El registro de la vivienda en la madrileña calle de Cullera, donde residía antes, dio como resultado la localización de material pedófilo. Un material que luego distribuía a través de redes como Twitter, Instagram y Telegram. Tras la primera detención, en 2021, se le prohibió el acceso a cualquier red social. Ya en la segunda, en 2022, el registro del piso en el que residía junto a su pareja, mostró que el monstruo era todavía más que eso.

Encontraron un gran número de archivos de carácter sexual protagonizado por menores. El detenido entonces protestó, no entendía por qué se le detenía de nuevo “si eran los mismos vídeos que hacía un año”. No debía de entender entonces, ni probablemente lo esté entendiendo ahora, que la tenencia y la distribución de pornografía infantil es un delito por el que se puede ser detenido e incluso encarcelado. El juez, tras la segunda detención, no decretó sin embargo su ingreso a prisión. Al parecer “por falta de pruebas”. 

En sus antecedentes figura también que fue expulsado de casa de sus progenitores tras propinarle una paliza a su padre. La pareja del detenido, madre de la bebé, intentó antes de quedarse embarazada, un cambio de sexo. Cambio que no pudo finalizar, dicen que porque el detenido no se lo permitió. Más tarde, tuvieron una hija, a la que ahora se ha sabido violó hasta en dos ocasiones, lo grabó y lo trató de distribuir. Los vídeos habían sido grabados con el teléfono móvil de su pareja, madre de la criatura, por cierto. Ambos son adictos a las drogas. En su domicilio se encontraron restos de estupefacientes. 

Podría enfrentarse a una pena de 25 años de prisión. Claro, si tenemos en cuenta sus antecedentes policiales y lo grave de las acusaciones que recaen sobre él. En los comentarios de las noticias que se han publicado estos días en periódicos digitales no deja de leerse un “ojalá no tenga reducción de pena«. También un «ojalá no le pongan en módulo aislado”.  Y aunque en la base de la ética más pura siempre se dice que no se debe desear el mal ajeno, sí es cierto que por lo menos se espera que la justicia aparezca. Y que si tras la segunda detención de este individuo el juez no encontró pruebas suficientes para encarcelarlo, ahora sí recaiga todo el peso de la ley sobre él.


España, potencia mundial de la pedofilia en red

España era hace diez años una auténtica potencia mundial de la pedofilia en la red, según un estudio que realizó la Fundación Alia2. Para su realización se tuvo en cuenta el flujo de archivos encontrados con contenido de pornografía infantil, sólo por detrás de EE.UU. Miles de archivos circulaban entonces con origen en nuestro país o pasando por nuestras latitudes. Hoy el cuento no ha cambiado demasiado y se siguen teniendo en cuenta los resultados arrojados hace una década por la Fundación Alia2. El Estado de alarma aumentó en nuestro país la actividad de los pedófilos. Los archivos circulaban sin parar en redes sociales y en la Deep web. Eso que todo el mundo sabe que existe pero a lo que es imposible ponerle fronteras. 

Asimismo, según un estudio de Save the Children, se estima que el 23% de las niñas y el 15% de los niños sufre abusos sexuales antes de los 17 años. Quizá estos pequeños no sean protagonistas de cortos que circulan en la red, pero sí son víctimas de una auténtica lacra. En el caso de la bebé del monstruo de Lucero, experimentó el horror antes de cumplir el año de vida. Si eso no es un indicio de que la maldad puede tener nombre, apellidos y estar cerca de cualquier pequeño, que venga quien quiera y diga lo contrario.

En 2019, se juzgó en la Audiencia de Tarragona el caso de la productora Aschom, con sede social en Barcelona y desarticulada en 2015. Los tres máximos responsables de la misma están fugados. La empresa tenía guardadas más de un millón de imágenes de niños explotados sexualmente en más de 300 rodajes. Es, por cierto, uno de los casos más escandalosos que hemos vivido en nuestro país. 

Tras declarar ante los medios, la delegada de Criminalidad Informática de la Fiscalía de Tarragona, Ana Farrero, expresó, con toda la razón del mundo: “la perversión existe y la única manera de combatirla es no mirar hacia otro lado”.  Ojalá no se mire hacia otro lado ni ahora ni en los casos que, tristemente, seguro tienen aún que aparecer.


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