He tenido acceso a la tercera epístola de Pedro Sánchez a los tuiteros. Dice literalmente: «Tercera carta a los ciudadanos. Lo primero que quiero es daros las gracias porque con vuestros votos mi Bego, mi David, a quien en casa llamamos Bach y yo hemos ganado las elecciones europeas, aunque los fascistas del PP hayan tenido 701.781 votos más que el PSOE. Estoy muy orgulloso de que, a pesar de la imparable máquina de fango que nos rodea, España sea el país de Europa en el que el fascismo ha obtenido menos votos. Aunque a la extrema derecha española le haya salido una nueva cabeza, la de Alvise Pérez, que tiene un ejército de ardillas.
Liquidando la independencia judicial
De todos ellos se va a ocupar convenientemente el Sepronas (Servicio español de puteo de rojos o no adscritos al socialismo). Un nuevo cuerpo de la Guardia Civil que se ha inventado el ministro Marlasca, que andaba desocupado y le pone joder a los picoletos. Como ya anuncié en mi habitual comparecencia ante mi masajista de cabecera, Silvia Inchaurrondo, la que se levanta un cuarto de kilo en mi tele privada, estoy empleándome a fondo para liquidar en breve la independencia judicial y apretarles los machos a los medios de desinformación del fango fascista.
Quiero entrar en algunos detalles, dada la confianza que ya nos une. En lo que respecta a lo judicial, quizá empiece por cargarme al fiscal general del Estado antes de que el fascismo judicial lo empapele. Tengo varios nombres en la cabeza. He pensado como posibles sustitutos en José Félix Tezanos, en Silvia Inchaurrondo, en Chechu “el gran Wyoming”. También en mi bailarina mayor Chiqui Montero, en Marlasca el chico y en los prestigiosos juristas de cámara Balta y Loli. Me voy a tomar unos días para pensarlo. Ya se que ninguno de ellos es fiscal. Una ya ha ocupado el cargo. Otro es actualmente ministro y otro fue condenado por prevaricación, pero ya me conocéis y a mí eso me la bufa. Alguno me dice que Ferreras, pero no termina de convencerme y creo que me es más útil en La Secta.
Después, junto a mis socios catalanes y vascos, sacaremos adelante una ley para acabar con las oposiciones a juez y que los jueces sean seleccionados por el Congreso. Eso sí, siempre que lo controle yo, claro. Donde se ha visto que para ser juez se haya de estudiar. Eso es de ricos. Por eso solo los ricos llegan a juez, por eso la Justicia en España es una recua de fascistas. Pero no pasarán. Tranquilos. Porque además le vamos a quitar al Cegepejota de los cojones la facultad de nombrar magistrados o presidentes de sala, para designarlos nosotros que somos la soberanía nacional, aunque la Constitución diga que reside en el pueblo, porque el pueblo sois vosotros, que seguís posibilitando que Begoña, Bach y yo nos perpetuemos en La Moncloa y en Elvas y Badajoz a cuerpo de rey, de reina y de príncipe.
Pedro Sánchez y sus medios como máquinas del fango
Respecto a los medios convertidos en máquinas del fango, vamos a por ellos también, pero mi gobierno está trabajando para que parezca un accidente. Estamos viendo como envolverlo en una ley que ya veremos cómo se llamará. En esto consiste el paquete de calidad democrática que anuncie durante el masaje de Inchaurrondo. El paquete es el mío, claro, el que marco con mis vaqueros pitillo. Lo de la calidad era por añadir algo que mole, que sea chulísimo, y lo de democrática porque es para acabar con la extrema derecha. O sea, con todos los que están al otro lado de mi muro, que es el vuestro.
Con estas europeas he acabado ya con la pesada de Yoli. Y es que ha restado todo lo que ha podido de modo a que mi izquierda no crece la hierba y así puedo centrarme en combatir al fascismo. Queda claro ya que como asesino, políticamente claro, soy insuperable. Y, a quien osa acercarse a mí o me pone algún problema, en mi partido y alrededores, lo liquido. Mato divinamente. Aunque en estas europeas le tuve que hacer el favor a Pablito de que saliera su señora, para que se fuera de casa, que le tiene harto. Y a los de Junts, como no llegaban, les he echado una mano consiguiéndoles votos, de modo que han sido los más votados en lugares en los que ha arraigado el nacionalismo catalufo como Lavapiés en Madrid o San Cruz de Tenerife.
En la calle Juslibol de Zaragoza sacaron el 41% de los votos, en algunas calles de Alboraya, Manises y Santander ganaron en 97 colegios electorales, y han logrado muchos votos en Marbella, Murcia, San Javier, Olivares, Laguna del Duero, Salamanca y Huelva ciudad. Mis verificadores oficiales, con la señora de Ferreras a la cabeza y mis malditos han verificado ya que no ha habido fraude y que las anomalías en cientos de mesas son marginales y no influyen en el resultado de las elecciones. La hipótesis más probable es, según mis verificadores de cabecera, que haya habido un error en la comunicación de los datos durante la noche electoral, pero esto no es un fraude porque los resultados son provisionales hasta que se conozca el escrutinio general entre el 14 y el 17 de junio.
Sánchez se amarra al poder y desea parar el fascismo
En mi cruzada contra la extrema derecha primero tengo que terminar de cerrar con Puchipuchi el del maletero, que es insaciable, y con los de Esquerra, que son muy pesados, para ver si colocamos a Illa en Cataluña, y mira que me lo están poniendo difícil los muy cabrones, con lo que yo he sido para ellos.
Si me fallan se lía. Y si para que no me fallan hemos de condonarles su deuda multimillonaria y regalarles, además de la amnistía a medida, un cupo como el de los vascos, pues se hace. Todo por amarrarme yo al poder para parar el fascismo y la máquina del fango que no para. A Otegui y a Josu Ternera les tengo tranquilos. Ya hemos arreglado con el PNV ponerles gratis a los presos de las cárceles vascas un tele de plasma. Los presos del resto de España que se jodan, que también son fango y si quieren una mierda de tele que paguen 270 euros por ella en el economato del talego. Y a partir de ahora si meten en la cárcel a algún amigo le mando al País Vasco y a tomar por culo.
Para vuestra tranquilidad deciros que mi amada Begoña está bien. Ya habéis visto en la campaña que la he utilizado a saco, y me ha funcionado. Ella sigue con sus cosas para hacer un mundo más sosteneibol, cosas chulísimas. Y si al final tiene que ir a la Plaza de Castilla a declarar, como me caliente me presento con ella marcando paquete democrático para descojonarme del personal. Los jueces democráticos, liderados por el gran Cándido Conde Pumpido, me dicen que esté tranquilo que si se tuercen las cosas en el Juzgado y en la Audiencia al final llega él con su toga manchada de mierda de luchar contra la máquina del fango y me lo arregla.
Una ucronía: degeneración autocrática
Y respecto a mi hermano Bach, que se hace llamar David Azagra por modestia, deciros que está bien, que Hacienda no le va a joder como os jode a vosotros y que igual se compra otro palacete como el de Elvas en Madrid y vende la mierda de casa que tiene aquí. Estoy viendo a ver si le puedo colocar en La Moncloa, aunque sea vuestro, porque a estas alturas tenemos confianza. Y si no, quizá El Pardo. O que les compre Liria a los duques de Alba. Igual al final algún día me tengo que ir de Moncloa y hacemos reunificación familiar, aunque a Bach mi Bego no le inspira mucho. Pero mi Bego es mi Bego.
Bueno, estás son las novedades. La extrema derecha, el fascismo de tres cabezas, Feijóo, Abascal y Alvise, y los medios del fango que se preparen. Vamos a por ellos a saco. No hay sitio para ellos en esta democracia mía. Y os envían saludos cordiales la chiqui Montero, que no deje de aplaudirme y bailar hasta cuando salgo de la ducha, el listo de Portugalete, que sigue sin enterarse de nada, pero que también me aplaude con fervor y habla de mi Bego como la presidenta, como debe ser, la candidata Ribera, que bailó lo que pudo, aunque con chiqui no hay quien pueda, y el resto del gabinete, que están ahora en el médico revisándose las rodillas.
Salud chavales. La máquina del fango sigue maullando, pero tranquilos todos, que quedan todavía tres años de Gobierno, de progreso y de avances. Os vais a cagar”. Es una ucronía, claro. Lo triste es que en esta degeneración autocrática en que vivimos podía haber sucedido.
