LA REALIDAD EN LOS CENTROS DE MENORES

¿Sabemos qué les ocurre a los menores en los centros? ¿Quién no ha deseado alguna vez asomarse por una mirilla imaginaria para vigilar y contemplar durante un rato lo que se está haciendo en otro lado? ¿Ese lado donde no estamos pero nos gustaría estar? Una mirilla a la casa de nuestra pareja, al colegio de nuestros hijos o a la oficina en la que pasamos tantas horas de nuestro día. Por simple y llana curiosidad.

Pero a veces también por necesidad, porque nos preocupa cómo transcurre el día en un lugar determinado en el que no nos encontramos. Y tal vez eso es lo que deben desear las decenas de abogados, tutores o progenitores cuyos menores a cargo se encuentran en un centro tutelado. Aunque en ocasiones, asomarse por una mirilla a un centro de menores, espiando o vigilando lo que ocurre en su interior pueda ser de todo menos agradable. 


Menores suicidados, abusados o prostituidos

Esa es la conclusión que puede sacarse después de examinar varias noticias publicadas en medios acerca del suicidio de menores ingresados en centros tutelados. Pongámonos «en harina» con varios. El primero al que hemos tenido acceso sucedió en junio de 2020 en Navarra. Un menor de 9 años fue encontrado por un compañero en su habitación en parada cardiorrespiratoria y con claros signos de lesiones autoinflingidas. Se suicidó. Cabe preguntarse qué puede llevar a un niño de 9 años encerrado en una habitación a quitarse la vida. Qué puede llevar a un compañero a encontrárselo muerto en el suelo. ¿No tenían cuidadores? Un año antes en Almería otro menor falleció asfixiado tras habérsele aplicado el llamado «protocolo de contención» en el centro de menores de Oria (Almería).  

No solo el maltrato está presente en la realidad de los centros de menores, también la prostitución o los abusos sexuales. No olvidemos el caso de las niñas tuteladas de Baleares. El caso de una niña de 3 años violada por otro menor en un centro de menores. O incluso el de niñas tuteladas por la Administración que acaban en la calle, sin responsables que respondan ante nada, sin acusaciones ni penas. Solo la que les queda a todos estos menores por tener que vivir algo para lo que nadie debería estar nunca preparado. 


Maltrato físico deliberado 

En 2016 el Consejo de Europa redactó un extenso informe en el que abordaba determinadas medidas para la prevención de la tortura y las penas, tratos inhumanos o degradantes. La razón de su redacción no fue aleatoria o circunstancial. Dicho informe se realizó para el Gobierno español tras la visita llevada a cabo a España del Comité europeo encargado de la prevención de la tortura y los tratos degradantes entre el 27 de septiembre y el 10 de octubre de 2016.

En el informe se contemplan acciones observadas tanto en centros penitenciarios, en la actuación de las fuerzas del orden, como en centros de detención para menores delincuentes. Está firmado por Mykola Gnatovskyy, Presidente del Comité Europeo para la Prevención de la Tortura y de las Penas, Tratos Inhumanos o Degradantes.

En el punto referido a los centros de detención para menores delincuentes, se contemplan malos tratos, las condiciones de detención de dichos menores, las condiciones materiales que se encuentran en dichos centros. También los servicios sanitarios que poseen, el uso de medios de contención con los menores o la disciplina y las medidas de seguridad que se aplican. Tierras de Oria (Almería) y Sograndio (Asturias) fueron los centros examinados. En el informe el Comité destaca que, tras entrevistar a menores allí ingresados: “muchos de ellos afirmaron explícitamente que el trato que recibían era correcto e hicieron comentarios positivos sobre varios grupos del personal. Sin embargo en ambos centros, sí tuvimos constancia de varias denuncias creíbles relacionadas con maltrato físico deliberado por parte del personal hacia los detenidos”. 


Privación de libertad y de movimiento

Además se cita el uso de la “sujección mecánica” de los menores. Siendo este “un asunto que preocupa especialmente al Comité”. ¿Qué tipo de sujección? Estamos hablando de «atar» al menor a la cama, en tobillos y muñecas, boca a bajo, privándole de ir al cuarto de baño en caso de que éste sienta necesidad.  

Asimismo, en el informe se explica que algunos menores son privados de libertad y se les aplica aislamiento durante 7 días. Algo que al propio Comité le resulta “excesivo”. Máxime cuando ese aislamiento se multiplica por tres. En palabras del informe: “la delegación del CPT tuvo conocimiento de casos de menores que habían sido sometidos a aislamiento como medida disciplinaria durante tres periodos consecutivos de siete días”. Y se pedía, recordemos que el informe es de 2016, que “las autoridades españolas pongan fin al aislamiento como medida disciplinaria para los menores y modifiquen la legislación en este sentido”. 

Este tipo de prácticas también fueron contempladas en el informe del Defensor del Pueblo al que hemos tenido acceso desde la revista It Magazine. Fechado el 16 de junio de 2020. El citado informe explica que tres técnicos del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP) realizaron una visita de seguimiento (sin aviso previo) al centro para menores infractores de Tierras de Oria (Almería).

En esa visita observaron determinadas grabaciones de las prácticas habituales con los menores. Grabaciones en las que por cierto, el sonido era deficiente. Se explica que en las “inmovilizaciones supervisadas los menores no estaban alterados ni violentos en el momento previo a la aplicación de la sujeción mecánica, aplicándose la misma de todos modos”. Estas medidas de sujección mecánica “parecen usarse como un castigo ante una acción de un menor”. Y además: “en algunas de las grabaciones, se percibía que los vigilantes de seguridad, tapaban la cara y el cuello del menor, aparentemente con fuerza, para evitar que éstos escupieran”. 

Muchas de las sugerencias realizadas en visitas anteriores no estaban siendo aplicadas. Tampoco se había recibido respuesta a las mismas. ¿Quién debe controlar que desde estos centros se estén aplicando medidas adecuadas? ¿Quién realiza esos seguimientos? A tenor de informes como estos, se ve, intuye y sospecha que nadie. Muchos documentos de este tipo seguro se quedan en papel mojado. Los centros continúan su marcha como pueden o como quieren.

Sin ninguna mirilla que permita conocer qué ocurre en realidad. Con el único testimonio de muchos de estos menores que se atreven a relatarlo cuando ya han salido del mismo. Y se les puede creer o no. Se les puede tomar como ciertos o no. Pero lo que sí es verdad es que todos ellos, por “h o por b”, quedarán marcados para siempre. Ellos y la sociedad en general. Que permite, que se tapa los oídos y que no ve. Y en esto, como en muchos otros aspectos de la vida, no hay peor sordo que quien no quiere oir.


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