En el mundo empresarial cuando una parte quiere demostrar algo y por sus propios medios no puede, o cuando quiere comprobar algo de una segunda parte pero tampoco cuenta con medios, se recurre a las auditorías externas. Y eso mismo es lo que le está ocurriendo a la Iglesia Católica como institución. Le ocurre tras haberse destapado cientos de casos de abusos a menores dentro de su seno que se han ocultado a lo largo de los años. Hoy las víctimas silenciadas por el miedo y la vergüenza durante tanto tiempo, seguramente aplaudirán la medida. Eso sí, tendrán ciertas dosis de desconfianza por si el proceso de auditoría no es tan limpio como se espera.
Un despacho de abogados de naturaleza privada será el encargado de abrir los cauces de la investigación. La cabeza visible se ha declarado miembro del Opus Dei. Este despacho se ofrece a recibir todas las denuncias privadas que tengan relación con los abusos a menores en la Iglesia. La Conferencia Episcopal española anunció el acuerdo llegado con el despacho de abogados. Este acuerdo es visto con desconfianza por parte de las asociaciones y agrupaciones de víctimas de abusos. El objetivo de dicha auditoría será analizar las denuncias y cada caso. Emitir un informe y colaborar con las autoridades policiales para tratar de esclarecer todos los hechos.
En la auditoría trabajarán 18 profesionales del bufete y prevén ampliar el equipo con otros profesionales llegados de otros campos (cultura, psicología…). La duración será de un año. En palabras del despacho de abogados estiman que es un tiempo prudencial y suficiente para poder llegar a tener una imagen fiel de lo sucedido. Sorprende sin embargo, que 12 meses sean suficientes para lograr reunir datos, testimonios y casos. Todo el dolor y sufrimiento de las víctimas de estos abusos a lo largo de décadas. Es más, aquellas víctimas que sigan ancladas al silencio, mantendrán un dolor que seguirá prolongándose durante muchos años. E incluso puede que nunca lleguen a sanarlo del todo. Doce meses de auditoría deberían tener también en cuenta todos estos aspectos.
Auditoría externa para investigar sus casos de abusos a menores
Desde el gobierno se sabe que el PSOE ha empezado a negociar con otros grupos parlamentarios con el fin de crear una comisión que investigue los abusos a menores dentro de la iglesia católica. Unidad Podemos, ERC, EH Bildu o incluso el PNV han propuesto la manera de encauzar esta comisión de investigación. El PSOE propone que sea el Defensor del Pueblo quien lidere la misma, de la mano de expertos, víctimas de los abusos e incluso de miembros de la propia Iglesia Católica. Actualmente ostenta el cargo Ángel Gabilondo.
El despacho de abogados al que se ha encargado el informe, considera que tras la auditoría, la Iglesia debería pedir perdón y rectificar lo que sea necesario. Quizá las víctimas estén de acuerdo en lo del perdón y la rectificación. Pero el matiz “lo que sea necesario” tal vez les resulte hasta grotesco. Porque lo necesario en casos de abusos y sobre todo de abusos a menores, se torna elemental. Es necesario pedir perdón. También es necesario perdonar para sanar. Aunque rectificar siempre ha de ser la máxima si lo que se quiere es erradicar un tremendo problema que se ha causado y esperamos no cause más dolor a miles de víctimas en todo el mundo.
Se tomará ejemplo de las investigaciones llevadas a cabo en el seno de la Iglesia de países como Francia o Alemania. Y además contarán con la colaboración de dos socios de un prestigioso despacho de abogados en el país teutón, que también participarán en los trabajos. En declaraciones a los medios, el representante del bufete de abogados ha afirmado que “no venimos a suplir, sino a complementar. Queremos ayudar a que las autoridades públicas cumplan mejor su función”.
Entendemos que el objetivo de toda esta iniciativa no es únicamente ayudar a las autoridades públicas a cumplir su función, sino que se trata de abrir ventanas donde una vez se cerró la puerta y todo se llenó de silencio y horror para miles de víctimas de abusos. Esperamos que se encienda la luz y puedan empezar a verse las cosas con claridad. Pero sobre todo que se tomen medidas. No solo sanadoras para las víctimas, sino legales y judiciales para todos aquellos que, amparados en lo que fuera, hicieron daño e hicieron mal a tanta gente.
