En Canet de Mar, donde acude mucho pijoprogre barcelonés a pasar los fines de semana cuando no suben a sus mansiones de la Cerdanya, se ha consumado un delito continuado de odio. Un delito alentado por autoridades autonómicas ante el que la sociedad catalana, como es habitual, ha mirado hacia otro lado y ante el que el gobierno español se ha quedado quieto. Mientras en el colegio El turó del rac, el racismo y el supremacismo más repugnante se cebaba con un niño de 5 años cuyos padres quisieron que recibiese el 25% de las clases en español, tal y como estableció el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en sentencia ratificada por el Tribunal Supremo. Que por cierto el gobierno catalán ya dijo que no piensa cumplir.
En los EE.UU. la expresión más brutal del racismo fue el Ku Klux Klan. En Cataluña son el gobierno autonómico y todos los ciudadanos catalanes que miran para otro lado. Se pasan por Canet a bañarse el fin de semana. O se piran a la Cerdanya como si allí no pasara nada pero sí pasa y mucho. Un niño de 5 años y su familia están siendo criminalmente perseguidos. Un mozo de escuadra llamado Alberto Donaire ha pedido el boicot activo al niño. «Este niño se tiene que encontrar absolutamente solo en clase y en las horas que se hacen en castellano, los otros niños debieran salirse de clase” y ahí sigue con su uniforme ejerciendo de policía. Y un ex-profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona pidió “apedrear la casa del niño y su expulsión de Cataluña”.
Canet: persecución miserable a un niño de 5 años
La Generalitat y todos los catalanes cómplices por activa o por pasiva están empleando a un niño de 5 años para proclamar la persecución de las personas, el señalamiento supremacista y los delitos de odio. Vivimos un ataque feroz, institucional, político, ideológico y social contra un crio que solo ha pedido que se cumplan sus derechos y la ley. No estamos ante un caso aislado sino ante la normalidad monstruosa que lleva instalada varias décadas con el apoyo de la repugnante burguesía catalana. Aquí los peores resultan ser esos de segunda generación con apellidos españoles (Pérez, López, Martín, Callejas, Ortiz, Fernández y demás). Presumen de identidad catalana y ya pillan dinero público para vivir desahogadamente de espaldas al racismo.
Van de progres, de catalanes, de demócratas, pero son cómplices del apartheid. Son cómplices con su silencio ante este acoso infame, indigno y cobarde. Esta política del señalamiento, el hostigamiento, la estigmatización y la persecución es lo más parecido al nazismo que hemos conocido. Para guinda, el consejero de Educación, Josep González-Cambray (González, sí), tiene la jeta de decir que “no estamos delante de un problema real sino de una mentira”. Valiente canalla este Josep González. La ministra de Educación de España, Pilar Alegría, callada como lo que es. El PSC también mudo dejando hacer a los indepes.
Y el gobierno de España a lo suyo, dejando hacer a los racistas, pactando con ellos para mantenerse en la poltrona. La ministra Alegría dijo que había llamado a su homólogo catalán para pedirle que protegiera al niño y se acatara la sentencia. Pero es de coña porque la ministra sabe bien que aquí las órdenes las dan los golpistas supremacistas y racistas catalanes al Gobierno de Sánchez, que se pone en primer tiempo de saludo para obedecer y mandar callar y mirar para otro lado.
Cataluña está repleta de verdugos de las libertades. Y estos supremacistas ya se han cargado una escuela pública catalana que es lamentable. A la que no acuden por supuesto los cómplices de este horror. Estos llevan a sus hijos a escuelas privadas bien pagadas donde aprenden tres idiomas, como debe ser. El catalán no se enseña bien en la escuela pública catalana, sus lecturas son espantosas porque todo el plan está basado en la ideología y no en la enseñanza. Y luego se utiliza un supuesto “odio” de España a Cataluña como espantajo para todo.
Y queda Canet, la persecución a un niño de 5 años como muestra de su cobardía, de su miseria. Han destrozado Cataluña. Han creado un problema donde no lo había. Con el dinero público han promocionado a escritores en función no de su calidad literaria sino de su adhesión a la causa independentista y así les luce el pelo. Cataluña se ha convertido en una comunidad antipática, cutre, fanática, racista. Nadie va a querer acudir para ser testigo de cómo los supremacistas amedrentan a padres e hijos por el grave delito de querer que los niños estudien una lengua oficial.
Acoso y escarmiento ideológico
Inevitable recordar el caso de Ruby Bridges, la niña negra de 6 añitos que fue matriculada por sus padres en una escuela de Nueva Orleans en 1960. La Corte Suprema había declarado ilegal la segregación racial el año que nació la pequeña Ruby pero los sudistas se resistían. En 1960 los niños negros tenían que alcanzar un buen rendimiento académico para entrar a una escuela de blancos. Lo alcanzaron seis, pero solo Ruby Bridges quiso ir a la escuela. Y ahí la recordamos, con su vestido blanco, rodeada de cuatro agentes de Policía Federal para protegerla mientras la lanzaban tomates de modo que pudiera entrar en la escuela.
La diferencia única entre Ruby y el niño de Canet es que los poderes públicos garantizaron el derecho de una niña negra de 6 años a estudiar. Por el contrario en el Maresme, nadie garantiza al niño su derecho a recibir en español la cuota de enseñanza establecida por el Tribunal Supremo. El gobierno catalán se limpia el culo con las sentencias. Para colmo el gobierno español traga. Y la policía catalana no solo no protege al niño de Canet como los federales americanos protegieron a Ruby, sino que el policía Donaire pide el aislamiento del crío. Incluso un tal Jaume Fábrega reclama que se apedree la casa del niño. Y las AMPAs que en Cataluña contribuyen con eficacia a degradar la enseñanza.
La de Canet ha creado una página web para hostigar al niño. Y convoca manifas junto a JxCat, ERC y la CUP a la puerta del colegio a la hora de la salida de los niños. Infames, reforzando aún más el acoso. ¿Dónde han estado este fin de semana los catalanes? ¿Alguien ha acudido a defender al niño de Canet y su familia? No. Los unos se han ido a la Cerdanya a esquiar con sus hijos, en catalán por supuesto. Los otros a la Costa Brava a ponerse morados. O a las playas de cerca de Canet a disfrutar de los últimos rayos de sol y del mar. Y al niño de Canet que le den por saco, que ellos viven bien, pillan siempre algo y no se meten en problemas. Son buenos catalanes porque se suman al supremacismo racista, obedientes.
La Generalitat argumenta que apenas 70 familias de 6 millones de catalanes requieren clases en español. Sostiene que por ser minoría han de renunciar a su derecho y someterse al diktat supremacista sin rechistar. Respecto a los 70 no creo esa versión oficial. Puede que 70 sean los que se han atrevido a reclamar su derecho pero a la vista de lo que sucede, no me cabe duda de que muchas familias guardan silencio para no ser víctimas del apartheid y la persecución nazi como la familia y el niño de Canet. Una muestra del problema catalán porque, aunque solo fuera una familia la que reclamase su derecho, tendría derecho a ello. La libertad no es cuestión de cantidades sino de garantías legales y de libertad. Y debieran dejar de llamarle “normalización lingüística” a lo que es simplemente persecución y escarmiento ideológico.
Y además…
El auto del juez del “Caso Juana Rivas” que ha denegado su puesta en libertad, pone en evidencia al Gobierno que decidió indultarla pese a la división en el tribunal. Un caso que la izquierda politizó con ayuda de sus medios afines arrodillados, colocando su feminismo institucional por encima de la ley. Que se prepare el magistrado para la campaña que va a padecer. La decisión de no entregar a unos niños a una madre que encubrió la violación de su hijo de 3 años por un amigo y que trató de endosarle el brutal abuso a su marido parece bastante sensata pero el juez se la juega. Juana Rivas fue indultada (¿verdad Loli Delgado, excelentísima Fiscal General del Estado?) a sabiendas de que encubrió la violación de su hijo.
Buena parte del gobierno de Sánchez ha convertido a Juana Rivas, junto a Rocío Carrasco, con la ayuda de Mediaset y La fábrica de la tele, en símbolo de la lucha contra el maltrato. Ahora que un juez ha dejado claro que encubrió un caso “espeluznante” de abuso sexual anal se han callado. Cualquier cosa antes que reconocer un error por grave que sea. El niño fue víctima de esos abusos, según dictamen forense, cuando estaba bajo la custodia de Juana Rivas. Y por ello el juez establece que la libertad de esta señora sería un peligro para sus hijos. Rivas fue el icono del feminismo dirigido por Irene Montero. Ninguna de esas feministas se detuvo un segundo a valorar la integridad de los menores. Ahora lo ha hecho un juez.
¿A ver donde están ahora los de “Yo soy Juana” (millones de españoles complacientes con el gobierno), los que para quedar bien le ofrecían su casa a Juana, el Rajoy del “comprendo” a Juana? Recuerdo cómo me pusieron a parir cuando dije públicamente: “Yo no soy Juana”. Todos los odiadores profesionales, la campañita habitual de llamarme “fascista” y acusarme de estar al servicio de “la extrema derecha”. Menos mal que ha habido un juez que se juega su carrera, que ha evitado que Juana salga en libertad y recupere la patria potestad de sus dos hijos. No le arriendo las ganancias a este juez en un país en el que el partido del Gobierno con sus ministros (muchos de ellos ex jueces), se callan ante abusos a menores como los de Baleares o Valencia.
Los socialistas mallorquines celebraron su 14 Congreso en el que eligieron a la presidente del Consell, Catalina Cladera, como nueva secretaria general. Y en su Congreso colocaron al frente de su Ejecutiva a los principales responsables políticos del escándalo de las menores abusadas sexualmente mientras estaban bajo la tutela del Gobierno insular de Mallorca. La Federación Socialista de Mallorca ha acogido en su seno a estos dirigentes políticos que van a ser interrogados en breve por una misión de la Unión Europea que ha decido investigar este escandaloso caso de explotación sexual de menores tutelados. Y Pedro Sánchez y todo el PSOE mirando para otro lado.
He echado de menos al siempre defensor de la transparencia y los derechos de los menores, Odón Elorza, valorando la decisión de sus colegas de partido en Mallorca. Igual es que está muy ocupado en perseguir al abogado de las víctimas del violador Kote Cabezudo, donostiarra como él.