EL MUNDO DE LA ENERGÍA Y EL KARMA

Dicen las malas lenguas que todo lo que sube, baja. Y de la misma manera, todo lo que mostramos al exterior, nos puede llegar de vuelta en forma de buenas y malas acciones, de buenas y malas contestaciones o de favores. Y no, no se trata de ninguna teoría científica o de las leyes de la física. Es más bien lo que muchos conocen como justicia divina o en determinadas religiones, karma. El karma en religiones como el Budismo o el Hinduismo, se entiende como un principio por el que todas las acciones tienen una consecuencia equivalente pasado un tiempo. Se asocia a la justicia, al equilibrio. Y a pensar que aquello que ofrecemos al exterior, de alguna manera, nos volverá a modo de boomerang.

Dicen quienes entienden en qué consiste el karma y toda la energía que mueve, que es el juez de todos nuestros actos. Simboliza la responsabilidad y el pago por todas nuestras acciones, pero también por todos nuestros pensamientos. Y es una muestra fehaciente de que lo que hacemos, pensamos, sentimos o decimos; tiene consecuencias sobre todo lo que nos rodea. Estamos cargados de energía y esa carga aunque no se vea, tiene consecuencias sobre todo lo demás. 

El karma no surge así como así ni se habla de él como algo ajeno a nosotros. Tampoco como algo que “está ahí” y aparece y desaparece cuando le conviene. Más bien es algo que se encuentra anexo a todos nosotros, a la naturaleza, a los animales. Los más entendidos hablan de ello como una energía que nos atrapa. Responde de manera paralela a todas nuestras acciones y comportamientos. Así hablar del karma es también hablar de las 12 leyes del karma que se interconectan. La Ley de causa efecto viene a contar que recibimos lo que cosechamos. Si nuestro pasar por el mundo se basa en malas acciones, no esperemos que lo que nos suceda a partir de cualquier momento sean solo cosas buenas, porque si la siembra es mala, la cosecha lo será peor. 


El Karma: nuestras buenas o malas acciones nos llegan de vuelta

Otra ley sería la de la creación. Nos cuenta que somos parte de la naturaleza, donde todo nace y crece hasta que desaparece. Por ello y con ello nosotros somos dueños de nuestro propio destino. En nosotros crecerá aquello que permitamos que crezca. Eso sí, mejor si es con consciencia. Y siempre teniendo en cuenta que aquello que nos negamos a aceptar, puede que te siga ocurriendo, es la Ley de la Humildad. Es decir que, aunque no mires a algo, esto no desaparecerá. Seguirá estando hasta que asumas que existe y aceptes que está ahí igual que tú. Además somos, existimos y si queremos que algo cambie a nuestro alrededor, el primer paso para ese cambio deberemos darlo nosotros mismos. Esta es la Ley del Crecimiento. Asumiendo eso sí la responsabilidad de todas nuestras acciones y pensamientos. Es la Ley de la Responsabilidad. 

Las leyes del karma y el karma en sí mismo, vienen a mostrarnos que todo está conectado: Ley de la Conexión. Y que toda esa relación que existe, se mantiene y perdurará a pesar de que todo siga cambiando con el tiempo. Dicen los psiquiatras y los especialistas que el cerebro humano puede hacer muchas cosas al mismo tiempo. ¿A quién no le ha pasado estar hablando con alguien y mientras el otro le responde, estar pensando en otra cosa que nada tiene que ver? El cerebro puede hacer varias cosas a la vez pero muy distinto es, que todas las haga con la misma intensidad o la misma efectividad. 

La Ley del Enfoque relacionada con el karma, explica que es mejor no pensar en dos cosas al mismo tiempo. Cada una de ellas lleva su tiempo y hacerlas bien. Requerirá que se haga primero una y después la otra. Lo mismo ocurre con la llamada Ley del Aquí y del Ahora, más parecida al “carpe diem” clásico de lo que pensamos. Porque aquí y ahora es cuando suceden las cosas. El resto, el ayer, el mañana, el “cuando sea”, solo ocurre en nuestra imaginación, en los recuerdos. También en nuestra mente y aunque creamos que no, pueden afectar a lo que hacemos y ejercemos en el aquí y el ahora presentes. 

Las leyes del karma dicen también que “aquel que es capaz de dar a los demás aquello que es suyo, ofrece también parte de su energía”, la comparte con el mundo. Y ciertamente es una bonita manera de saber y comprender que somos parte del universo y que somos importantes porque formamos parte de un todo. Lo que hacemos, lo que creamos, lo que decimos, deberemos hacerlo con paciencia y siendo conscientes de que en algún momento, tendrán consecuencias, es la Ley de la Paciencia y de la Recompensa, pero también serán capaces de cambiar y modificar hábitos y conductas en quienes nos siguen, nos escuchan o se relacionan con nosotros. Es la Ley del Cambio. 

En definitiva, lo que muchos llaman karma, otros lo llaman “consecuencias divinas”. Otros, “el boomerang de la vida” y otros tantos, conexión. El karma viene decirnos que estamos relacionados con el mundo en el que vivimos. Que somos parte de él y como parte, todo lo que hagamos contribuirá a que las cosas se mantengan tal como están o cambien. 


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