En los meses de verano, fundamentalmente entre julio y agosto, llegan a nuestras costas miles de inmigrantes buscando en Europa un futuro prometedor. Muchos llegan en cayucos, en barcazas o en barcos de rescate que los han interceptado a la deriva en alta mar. Cruzan el Estrecho y avistan el Mediterráneo como el último escalón para su llegada a un nuevo futuro. La historia se repite año tras año. Y no sólo en nuestras costas. Se trata de un hecho que se sucede en aquellos países del primer mundo que lindan con los llamados países en desarrollo. A unos les da por levantar muros y alambradas y a otros por llevar el debate a otros extremos con el único objetivo de ganar tiempo porque la llegada, sí o sí, se produce igualmente.
Debate por una propuesta polémica lanzada por VOX
Estos días el debate gira en torno a una polémica propuesta lanzada por Vox y no secundada por el Partido Popular, socio político en muchos pueblos y localidades españolas. Han amenazado salir de todos los gobiernos regionales en los que gobiernan con el PP que acojan inmigrantes. También desde este partido se ha pedido al Gobierno que se impida el reparto de menores no acompañados por toda España. Califican el reparto de “gravísimo peligro” para la seguridad de los españoles y afirman que vulnera además “el interés superior del menor” que debe ser entregado a sus padres en su país de origen.
Todo viene propiciado porque está en marcha una reforma legal que obligaría a l as comunidades autónomas a repartirse la acogida de los menores migrantes no acompañados que lleguen a España y Vox considera que la aceptación de esta reforma por parte del PP supondrá sin duda “una línea crítica” para continuar con sus relaciones. Desde el Partido Popular se empiezan a desmarcar y estos días Abel Bautista, consejero de Presidente en la Junta de Extremadura, cuyo gobierno del PP apoya Vox, ha expresado que desde su partido tienen un “absoluto compromiso y absoluta sensibilidad” con el tema de los migrantes no acompañados.
Una voz que difiere en parte a la lanzada por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien ha expresado que esta reforma de la ley y el acogimiento en general va a propiciar “un efecto llamada” porque los inmigrantes han apreciado que si llegan a Canarias “van a acabar en cualquier lugar”. No se quiere desde Vox a los menores no acompañados. Puede que su acogimiento haga un efecto llamada como expresa Díaz Ayuso.
La inmigración en nuestro país es una realidad
Y el debate se empieza a azucarar, sin que nos demos cuenta, cuando la Selección Española hace que nuestro país llegue a las semifinales de la Eurocopa con un gol decisivo de Lamine Yamal. Un joven de 16 años de padre marroquí y madre ecuatoguineana criado en Rocafonda, Mataró. De familia obrera. Su abuela Fátima llegó a Madrid proveniente de Tánger. Buscaba, como muchos otros, una oportunidad en España. Lamal dedica sus goles mostrando con sus manos el número 304, dígitos que corresponden al código postal del lugar en el que se crió, donde existe muchísima inmigración.
Junto a Nico Williams, son claro ejemplo de que la inmigración es una realidad. Es nuestro presente. Y conforman el futuro de nuestra sociedad. Ir y venir de un país a otro es lógico porque no hay fronteras. Prohibir que exista es tan surrealista como ponerle puertas al campo. Y tan hipócrita como cantar las alabanzas de una Selección española de fútbol que lleva al país a las Semifinales que también está formada por hijos de inmigrantes que sienten el orgullo de nuestra bandera, nuestra identidad patria y nuestro orgullo español.
No es necesario prohibir para ser más español que nadie. Lo que hay que hacer es gestionar. Que el drama de la inmigración, como dicen muchos, es el drama de miles de familias a diario. ¿Cuánto dinero se gana con su reparto y acogimiento?, ¿en qué situación se reparte a todos estos inmigrantes que llegan y seguirán llegando?, ¿en qué condiciones viven estos migrantes? Y si se acaba prohibiendo y si no se apoya su reparto, ¿qué ocurrirá con ellos?
Lanzar bombas dialécticas es sencillo. Gestionar de verdad y armar leyes y regulaciones normativas que se muevan entre lo justo, lo lógico y lo solidario, no lo es tanto. Parar a las mafias que se lucran con las idas y venidas de los migrantes, tampoco. Pero para ello están nuestros gobernantes. Es su deber. Que para formar debates ya están las sobremesas.
