El conflicto entre Israel y Hamás continúa. Lleva activo desde el 7 de octubre de 2023 y no pasa un día en que los civiles fallecidos no se cuenten por decenas. Se trata de un conflicto que duele a la comunidad internacional, pero del que no se oyen avances por parte de esa misma comunidad, que no se pronuncia como debiera y tampoco se posiciona del todo.
Ni siquiera cuando los ataques se producen más de cerca. Porque como explicaba Susan Sontag en su obra «Ante el dolor de los demás«, los mecanismos emocionales se activan ante el sufrimiento ajeno. Y suelen ser más intensos cuando ese sufrimiento o ese dolor se entiende como cercano.
Un bombardeo en Gaza mata a siete cooperantes de la ONG del Chef José Andrés
Esta semana los medios se llenan de noticias de portada que informan de que siete miembros del equipo del chef José Andrés han muerto tras un ataque israelí en Gaza. Han sido siete personas: tres británicos, un polaco, un un australiano, un palestino y un ciudadano con doble nacionalidad estadounidense-canadiense. El propio chef, que ha confesado estar “consternado” y “afligido”, ha pedido que “se deje de restringir la ayuda humanitaria”, que no se utilicen “los alimentos como arma”, que “deje de matar a civiles y a cooperantes” y, además ha pedido a través de sus redes sociales que “el Gobierno israelí debe poner fin a esta matanza indiscriminada«.
El equipo de World Central Kitchen viajaba en un convoy que fue alcanzado cuando se disponía a salir de un almacén de Deir al-Balah. Allí, los cooperantes habían logrado descargar más de 100 toneladas de ayuda alimentaria con fines humanitarios. Su objetivo era trasladarlo a Gaza por vía marítima. Todo ello, coordinado previamente con las Fuerzas de Defensa israelíes.
De hecho, Israel ha indicado que el ataque se ha debido a “un error de identificación”. Al parecer, las Fuerzas israelíes tenían la sospecha de que un agente armado de Hamás se había unido a los voluntarios extranjeros y se encontraba en el almacén que fue atacado.
«Son cosas que pasan en las guerras»
Según declaraciones del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, “estas cosas suceden en la guerra”. Como si fuera algo habitual o un hecho del que no hay que lamentar más que el número de víctimas, porque esta vez han sido siete pero ayer o anteayer fueron otras tantas más.
Ni esas declaraciones ni ya nada aporta consuelo a los hechos, a que parte del equipo de la ONG haya fallecido en tales circunstancias. Personas que colaboraban con el chef a través de su ONG y que servían alimentos a población que cada día tienen el miedo como plato principal. Tal y como ha declarado el chef en sus redes sociales, sirvieron en “Ucrania, Gaza, Turquía, Marruecos, Bahamas, Indonesia”. “No son personas sin rostro, no son personas sin nombre”.
De momento, el chef José Andrés, ha suspendido su actividad en Gaza. De momento no quieren continuar en la Franja. Saben que estas cosas son las que pasan en las guerras. Son conscientes de que la labor que desarrollan se hace en unas circunstancias peligrosas. Mientras caen bombas o se lanzan misiles, las fuerzas de seguridad no dan seguridad precisamente, sino que tienen otra misión que se escapa de todo entendimiento humano. Con ello, ni seguridad ni humanidad hacen que el conflicto entre Hamás e Israel sea una guerra más. Son cosas que pasan en las guerras. Muertes injustificadas y bombardeos injustos.
António Guterres, secretario general de la ONU, indicó en noviembre de 2023 que cerca de 13.000 civiles habían muerto en Gaza. El conflicto no tenía ni paralelo ni precedentes desde que Guterres era secretario general de la organización. Hoy son unos cuantos más. Bastantes más. WCK evalúa que las víctimas son muchas, pero siete de ellas ya forman parte de sus filas.
