APROBADA LA REFORMA DEL SUBSIDIO DE DESEMPLEO

A partir del próximo 1 de junio de 2024 tres serán los subsidios por desempleo en lugar de los ocho que existen en la actualidad. Podrán solicitar este nuevo subsidio a partir de esa fecha todas aquellas personas que hayan agotado la prestación contributiva desde el 30 de abril de 2024.

Esta medida forma parte de la reforma aprobada el pasado 19 de diciembre en el Consejo de Ministros. El objetivo del Gobierno, según explicaron, es mejorar la empleabilidad de los perceptores del subsidio a través de las políticas activas. Y a nivel técnico la reforma pretende reducir la complejidad de las distintas ayudas asistenciales que hay en la actualidad para las personas que se encuentran en desempleo y que han agotado su prestación contributiva o bien para aquellos que no cuentan con la cotización suficiente para poder acceder a dicha prestación. 

Con la nueva reforma desaparece la Renta Activa de Inserción, el subsidio Extraordinario por desempleo (SED), el subsidio de los emigrantes españoles retornados, el subsidio que se aplica a las personas a quienes se les revisa la incapacidad permanente y vuelven a estar disponibles para el mercado laboral al no contar con reserva de puesto en sus anteriores empresas y el subsidio que reciben las personas que son liberadas de prisión. De manera que quedan tres únicos tipos de subsidios. El subsidio por cotizaciones insuficientes, subsidio de mayores de 52 años y subsidio por agotamiento de la prestación contributiva (al que se puede acceder cuando se termina de cobrar el paro). 


Novedades en el nuevo subsidio por desempleo

Este nuevo subsidio, que se pasa a percibir cuando se agota la prestación del paro, contempla además un aumento de la prestación durante los primeros seis meses, pasando de 480€ a 570€ o el 95% del IPREM. Pasado este tiempo, los tramos se configurarían en 540€ o 90% del IPREM de los seis a los doce meses de desempleo. A partir de entonces, 480€ o el 80% del IPREM. 

Además, se reduce la edad para la solicitud de este subsidio. De los 52 años a los 45 años a partir de ahora. Con todo ello, el número de potenciales perceptores aumenta, alcanzando casi el millón de beneficiarios, frente a los aproximadamente 800.000 que había hasta el momento.

Asimismo, otra de las novedades que incluye esta reforma es que a partir de ahora se podrá compatibilizar el subsidio con el cobro de un salario. Eso sí, durante un máximo de seis meses con lo que, según explican desde el Ministerio, se pretende ofrecer un apoyo económico adicional a todos los desempleados que han estado sin trabajo durante un tiempo facilitándoles con ello la transición a su vida activa y su reincorporación al mercado laboral. 

Según la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, Fedea, esta reforma del subsidio por desempleo reduce los incentivos para trabajar y provocará “una pérdida en el uso del dinero público”. Desde Fedea consideran que una fórmula eficaz pasa por un endurecimiento de las condiciones de búsqueda de trabajo y, sobre todo, del no rechazo a las posibles ofertas de trabajo que les puedan surgir a los desempleados. 


Reacciones a esta reforma dentro del Gobierno

Según Fedea, esta reforma, tal y como está planteada, aumentaría las necesidades financieras de España en nada menos que 2.500 millones de euros al año. Razón por la cual creen necesario aplicar reformas más profundas. Reformas de la propia prestación contributiva, mejorando su cuantía económica, pero que en la que quede limitado su periodo a 12 meses. Tras este periodo de tiempo, proponen que entre en acción el subsidio por un máximo de 18 meses y, si aún la persona desempleada se encontrase sin empleo, podría recibir el Ingreso Mínimo Vital. 

Dentro del propio Gobierno también se han producido reacciones a esta nueva reforma. El secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés, afirmó recientemente que desde el Gobierno no quieren «subsidiar el paro sino crear 350.000 empleos«. A lo que la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, ha entrado también a opinar indicando que le produce “profunda tristeza” hablar a miembros del Gobierno de esta manera porque le recuerda “al lenguaje de la derecha y del PP”. Hablar de subvencionar a los parados o de castigarles “no es propia de un Gobierno progresista”, ha afirmado. 

La reforma no sólo está dando de que hablar ahora que ya ha entrado en vigor. En su puesta en marcha y diseño, con las negociaciones abiertas allá por el mes de noviembre, representantes de los principales sindicatos expresaron su “sorpresa” por las declaraciones que se vertían por parte del Gobierno donde dejaban entrever la estructura que tendría la futura (actual) reforma del subsidio. Afirmaban entonces que desde su punto de vista, una reforma de calado implicaría simplificar la estructura del propio subsidio y facilitar los criterios de acceso para que pudiera llegar “a más beneficiarios y ampliar la cobertura”. Y, dicho y hecho. Al menos así parece que va a funcionar.


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