EL ABORTO VUELVE A SER ACTUALIDAD

Para comenzar no nos hemos retrotraído décadas atrás para hablar del aborto en España. Ni siquiera vamos a tratar ningún caso sonado de aborto, pero vuelve a ser actualidad pues recientemente en Argentina se ha aprobado legalizarlo. Algo que en España ya se aprobó hace algunas décadas y en Reino Unido lleva siendo legal desde los años 60.

El aborto está definido por la Real Academia de la Lengua como la acción por la que se interrumpe un embarazo y puede producirse por causas naturales o de forma provocada. Así que, de la misma manera que existen varias formas de vivir un aborto, existen también muchas incomodidades a la hora de hablar de ello. También posiciones pues hablar de aborto, es como con muchos otros temas, tratar un tema delicado. Para algunos incluso un tema tabú.


Aborto natural o espontáneo

Desde la concepción hasta aproximadamente la semana 20, un embarazo puede malograrse y no prosperar. Este hecho se conoce como aborto natural o aborto espontáneo, y es la causa más frecuente de pérdida fetal. Además, es más común de lo que se cree, pues alrededor del 20% de las mujeres embarazadas sufren amenazas de aborto espontáneo y una quinta parte de ellas acaba perdiendo al bebé.

¿Las causas? Pueden ser variadas. Puede deberse a anomalías cromosómicas, es decir, que el feto tiene un exceso o un defecto en el número de cromosomas que necesita para poder crecer. Además, otros factores como la diabetes de la madre, infecciones, problemas hormonales, problemas en el útero o en la glándula tiroidea, pueden hacer que exista un aborto natural.

Los efectos en la embarazada, que no suele sospechar que algo pueda ir mal en su embarazo, son devastadores. Incluso algunas pueden llegar a necesitar tratamiento psicológico para poder sobrellevarlo e incluso otros tratamientos hormonales y seguimiento farmacoterapéutico en caso de que querer otro embarazo en el futuro.

Cuestión aparte merece la muerte perinatal que es la que, según la OMS, se produce entre la semana 22 de gestación y los 7 primeros días de vida del bebé. En España, según datos de Funespaña, a lo largo de 2016 se produjeron 2.300 muertes perinatales, situándose la tasa de este tipo de muertes entre un 4,5 y un 5 por cada 1.000 nacimientos.


Aborto provocado

Pero un embarazo puede finalizarse también de manera provocada, por decisión de la madre y, en algunos casos, por recomendación médica (aborto terapéutico), con el consentimiento de la gestante. Se trata por tanto de una acción que no tiene que ver con embarazos malogrados, sino con la decisión de la embarazada de dejar de serlo.

Esta situación a priori sencilla, suele tensionar y comprometer muchos de los valores en los que se asienta la sociedad, surgiendo entonces movimientos como los llamados «pro-vida» o estableciéndose a nivel normativo determinadas situaciones en las que sí está permitido interrumpir el embarazo. Si la legislación contempla un mayor número de casos sobre los que se permite el aborto, determinará mayor libertad a la hora de abortar. Por contra, en una legislación con menos posibilidades de abortar, determinará una sociedad menos liberal.

No en todos los países se regula igual el tema del aborto. En algunos el aborto está completamente prohibido, incluso si la vida la madre estuviera en peligro. Estamos hablando de países como Nicaragua, República Dominicana, Malta, Honduras, Senegal, Surinam o Mauritania. En otros como Ecuador, Perú, Bolivia o Indonesia, solo se permite si es para preservar la salud de la madre.

Otros como Argentina han regulado recientemente la legalidad de la interrupción voluntaria del embarazo (30 de diciembre de 2020), hasta la semana 14. Las mujeres argentinas pueden desde entonces abortar de manera legal, segura y gratuita a través del sistema de salud, tumbando la ley que estaba vigente desde 1921 y que consideraba el aborto como un delito excepto en casos de violación o riesgo para la vida de la madre.


¿Elige quién decide?

Los grupos que se movilizan a favor del aborto en el mundo son llamados grupos «pro-elección». Por contra, los que no están a favor de ello son denominados «pro-vida». Cabe preguntarse si alguien que está a favor del aborto debería ser llamado «pro-muerte» porque no está dentro del movimiento «pro-vida». O al contrario, si alguien que está en contra del aborto debería ser tildado de «pro-no-elección». ¿No elige quien decide? Otra cuestión es si quien quiere puede hacerlo porque las leyes en su lugar de residencia así lo amparan.

Hablar de aborto suele incomodar porque entran en debate muchos de los valores en los que está asentada nuestra sociedad. ¿Sí al aborto en todas sus circunstancias? ¿Solo si existen malformaciones en el feto, peligro para la vida de la madre o si ésta ha sufrido una violación? ¿Un no rotundo porque se acaba con la vida de un nonato?

Terminar con la vida siempre es un tema tabú, aunque quien se juega vivir o no, sea un feto. Hablar de vida o de muerte, de embarazo buscado o no deseado, de métodos anticonceptivos o de aborto, siempre causa ampollas. ¿Por qué? Pues porque la sociedad y los tiempos cambian, y con ellos, la mentalidad del conjunto de la sociedad.

Y como en muchos otros aspectos de nuestra realidad, la legislación va acorde a las necesidades de la población, o eso se pretende con ello. Habría que preguntar a las mujeres nicaragüenses o senegalesas si echan de menos algún tipo de avance en torno al aborto en su país. Y por contra, a las españolas o a las argentinas, si preferirían regresar 20 años más atrás hasta situarse en una sociedad en la que no se permite a las mujeres decidir. “Nosotras parimos, nosotras decidimos” ya se ha quedado obsoleto.


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