VUELCO ELECTORAL EN LAS ELECCIONES FRANCESAS

La Agrupación Nacional, partido que preside Marine Le Pen, dio un vuelco al corazón a todos los analistas políticos en la primera vuelta de las elecciones francesas. Ganó por una amplia mayoría y todo hacía sospechar que en la segunda vuelta repetiría resultado. La extrema derecha, esa que amenaza con llegar cuando hay elecciones en cualquiera de los países de la Unión Europea y que se ha adentrado casi hasta la cocina en el Parlamento Europeo, también ganaría por amplia mayoría en Francia. 


Marine Le Pen confiada en su victoria a pesar de la sorpresa de la izquierda

La campaña entre una vuelta y otra se intensificó y se llamaba a los votantes a acudir a las urnas. La izquierda se agrupó en una alianza llamada Nuevo Frente Popular (NFP, conformado por socialistas, la izquierda radical los verdes) y todo el maremágnum de movimientos estratégicos hizo que aunque en la primera vuelta Marine Le Pen arrasara, en la segunda vuelta de las legislativas francesas, fue la izquierda la vencedora. Arrasó, dicen algunos titulares. Ganaron en escaños aunque no en votos, donde Le Pen volvió a quedar por encima del resto. Se rompieron todos los pronósticos. Por su parte, el bloque macronista, conformado por tres partidos, acabó perdiendo su mayoría al situarse con 168 diputados (frente a los 250 que había mantenido en la anterior legislatura). 

¿Qué ocurrió entonces entre el 30 de junio y el 7 de julio? Simplemente que los candidatos del NFP y Ensemble, que no quedaron muy bien posicionados en la primera vuelta, decidieron retirar sus candidaturas y se pasaron a animar a sus votantes para que votasen al otro partido. El objetivo no era otro que unir fuerzas contra la extrema derecha de Le Pen. Y surtió efecto. Aunque no en votos, sí en escaños y, por tanto, en representación parlamentaria.  

Algunos dicen que Marine Le Pen lloró al conocer el resultado que finalmente le relegaba a un tercer escalón. Otros lo desmienten. Quizá sólo se le metió una mota de polvo en el ojo. Lo dicen al haberse difundido una imagen de la política donde se le ve con gesto abatido tapándose parte de la cara. Se ha aclarado que se trata de una imagen que se ha hecho viral pero que no es actual, sino que corresponde al año 2017 en un momento en que Marine Le Pen, muerta de la risa, salía de un programa de televisión. Saquen conclusiones si quieren. Lo que sí es cierto es que ahora debe enfrentarse a las acusaciones por financiación ilícita de su partido en las elecciones de 2022. 

Pasado este trance, ya se tiene puesta la mirada en la inauguración de los Juegos Olímpicos en París. Para entonces se quiere tener más o menos el gobierno conformado. Y a nivel político, las miras plantean en el horizonte el año 2027, fecha en la cual se producirán las elecciones presidenciales. La intención de voto parece dominarla Marine Le Pen, pero en Francia hoy al menos, se vive una polarización en tres partes: la izquierda, el bloque central y macronista y el bloque de la derecha y la extrema derecha. La segunda vuelta de estas elecciones francesas han dado un vuelco a los pronósticos. Pero no hay que confiarse, piensan los franceses. Y Le Pen, avisa: “la marea crece, nuestra victoria sólo se pospone”. 


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