Y AHORA, LOS PERIODISTAS Y LOS EDITORES

En los cinco días de vacaciones pagadas por el erario para reflexionar, Pedro Sánchez decidió que quiere ser Franco. Y ahora ha lanzado un anuncio inconcreto del mayor ataque al derecho de los ciudadanos a recibir información jamás conocido en democracia. Y por supuesto, como siempre con Sánchez, partiendo de una mentira.

El portavoz de Sánchez ha sido Ernest Urtasun. Un ministro que carece de competencias en la materia. Urtasun, un ejemplo de pijoprogre catalán. Ministro de cultura que en vez de hablar de mentiras o cebos para conseguir lectores habla de fake news y clickbaits. Es miembro de un partido político de extrema izquierda que tiene acreditada su pasión por limitar la libertad de información y cercenar la libertad de prensa.


El «plan de acción por la democracia» de Franco Sánchez

El ”Plan de acción por la democracia” dicen Sánchez y Urtasun que es un desarrollo de los Planes de Acción para la democracia de la Unión Europea de 2020 y 2023. Pero no se dejen engañar una vez más. El plan de la Unión Europea no requiere de la aprobación de ninguna ley en los países de la Unión. Basta con aplicarlo. Y, además, el plan de la UE no buscaba limitar el derecho a la información sino protegerlo y amparar a los periodistas frente a las presiones externas. Lo contrario que el plan de Franco Sánchez anunciado por un Urtasun que ejerce de Arias Navarro de su caudillo.

Este Franco del Siglo XXI no va a poder aprobar el desarrollo legal de su plan. Eso sí, va a estar tres años amenazando a medios y periodistas, e igual por el camino, pagando con nuestro dinero a delincuentes de todo tipo sí logra comprar votos suficientes para sacar adelante alguna de las iniciativas que inconcretamente ha anunciado su siervo Urtasun.

Como el Plan de Franco Sánchez está hecho por autócratas, parte de un error de base. Y es porque el titular del derecho a la información que recoge el artículo 20 de la Constitución no es el periodista ni la empresa informativa, son los ciudadanos. Los periodistas somos intermediarios, depositarios, de ese derecho que no nos pertenece. Por eso un periodista que dispone de una información veraz y relevante está obligado a publicarla le cueste lo que le cueste.

No voy a entrar en los detalles del plan. Voy a recordar un episodio importante relacionado con Sánchez, que tiene cuajo para decir que quiere evitar las presiones a los medios. David Alandete, ex director adjunto de El País, ha contado ahora que Sánchez le llamó en una ocasión a gritos para que modificara un titular, a lo que él se negó. Pero más grave aún, y esto afecta a los periodistas, es que Alandete ha contado también que una colega de El País le relató que le habían llamado del equipo de prensa del PSOE para que modificara el titular de una información que aún no había publicado. O sea, que alguien de El País llamaba al PSOE para informarle de lo que se iba a publicar antes de que se publicara.


La precariedad de los periodistas y la sumisión a los poderosos

¿Por qué sucedían estas cosas con El País? Porque Sánchez, con la ayuda de potentes empresas del Ibex como bancos y Telefónica, accionista de la casa, inyectaban dinero a manta. Ayudaban a reducir o ampliar la deuda multimillonaria de la empresa, a cambio de una línea editorial sumisa. Y los popes de El País obligaban a empleados a ser obedientes e incluso a ser repugnantes confidentes de lo que se iba a publicar antes de que se publicara. Las consecuencias de la precariedad de los periodistas es muchas veces la sumisión a los poderosos. Y, la precariedad de las empresas tres cuartos de lo mismo.

Sánchez, cuando hubo profesionales en El País que cumplieron con sus obligaciones, forzó al editor a hacer una purga. Y se cargaron al director, Antonio Caño, al director adjunto David Alandete, a los subdirectores José Manuel Calvo y Maite Rico. También a todos los colaboradores críticos, los más brillantes que tenían, por cierto. Y en paralelo, Sánchez forzó una purga de tertulianos de medios públicos y privados financiados generosamente por el Gobierno. Entre ellos me purgaron a mí por denunciar a un violador en serie como Kote Cabezudo. Franco Sánchez es insaciable y como todos los autócratas, tras fulminar a todos los periodistas y medios críticos que puede, como hacía también Franco, el dictador, liquida a quienes le adulan con poco entusiasmo. Nos quieren a todos de rodillas.

Por eso, ahora, con lo que se viene, es la hora de los periodistas y los editores. Ante las amenazas que se ciernen sobre el oficio, desde ya mismo estamos obligados a dejar claro cada uno nuestra posición. La mía y la de IT MAGAZINE es clara. Pueden aprobar las leyes que quieran. Nosotros no dejaremos de cumplir con nuestras obligaciones. No dejaremos de publicar ninguna noticia que nos llegue que sea veraz y relevante, y, siguiendo una norma esencial del periodismo serio de toda la vida, “antes la cárcel que la fuente”. Es decir, jamás de los jamases revelaremos la identidad de una fuente de información a nadie, político, alto cargo o juez que nos lo solicite. Antes iría a prisión que revelar una fuente de información. Por muchas leyes que hagan jamás revelaré la identidad de una fuente.


Libertad de información y un periodismo libre

Insisto, es la hora de tomar partido. Apropiándome de palabra del poeta Gabriel Celaya digo: cuando se miran de frente los vertiginosos ojos claros del dictador, se dicen las verdades, las bárbaras, terribles, amorosas crueldades. Periodismo necesario como el pan de cada día. Como el aire que exigimos trece veces por minuto para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica. Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos nuestros artículos no pueden ser sin pecado un adorno. Maldigo el periodismo concebido como una entrega servil a quienes mandan. Maldigo el periodismo de quienes no toman partido hasta mancharse y se desentienden de sus obligaciones.

El periodismo es un arma cargada de futuro expansivo con el que te apunto al pecho. No es un bello producto, no es un fruto perfecto. Es algo como el aire que todos respiramos, es lo más necesario, son gritos en el cielo y en la tierra son actos. El periodismo es un arma cargada de futuro si los editores y los periodistas, uno por uno, decidimos cumplir con nuestras obligaciones y no ceder ante ningún chantaje, ninguna amenaza o ninguna condena, por dura que sea.

Franco Sánchez y todos sus sicarios no tienen cojones para encarcelar a un periodista cada día, por más que se comporten como unos dictadores e incluso como un gang mafioso. No podrán con el periodismo libre si cada periodista y cada editor cumple con sus obligaciones. Nosotros lo haremos, no tengan ninguna duda. Les doy mi palabra de honor. Si los periodistas y los editores se arrodillan, entonces si logrará su objetivo de acabar con la libertad de información. Sí, es la hora de los editores y de los periodistas.


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