Cuentos y fango. Esta es la receta del gobierno Sánchez para todo y, por supuesto, también para la vivienda y los alquileres. El problema de la vivienda y de los alquileres tiene muchas aristas y no es nuevo, pero podemos decir que pivota sobre la LAU (Ley 29/1994, de 24 de noviembre, de Arrendamientos Urbanos). Si tuviésemos una LAU competente y actualizada, que diese seguridad jurídica a los propietarios de inmuebles, no tendríamos este problema o, desde luego, no lo tendríamos con la dimensión con la que lo sufrimos hoy en día.


El problema de la vivienda parte de la LAU que protege a los arrendatarios

Los problemas que han estrangulado el mercado del alquiler arrancan con esta LAU que solo protege a los arrendatarios. Una vez firmado el contrato y tomada la posesión del inmueble, todo depende de la buena fe del arrendatario porque, si éste decide incumplir el contrato, la reacción del servicio público de Justicia es tan lenta y penosa –¡cómo funcionan todos los servicios públicos!- que el propietario se queda tirado, sin derechos y sin inmueble, durante muchos meses. Si, además, el inmueble presenta daños, normalmente éstos quedan a cuenta del propietario. Todo esto es lo que ha sacado del mercado a cientos de miles de inmuebles. Se quedan sin alquilar porque no existe la necesaria seguridad jurídica para el propietario, ni un equilibrio entre las obligaciones de las partes. Así las cosas, muchos prefieren no alquilar -salvo a gente de confianza- para ahorrarse un más que probable marrón.  

Esos problemas crecen con el cuello de botella que supone la intervención del suelo por parte de las Administraciones Públicas. Existe suelo a punta pala en España. No obstante, suelo urbano disponible hay muy poco y muy caro, por culpa de dicha intervención. Por tal motivo, languidece la construcción de viviendas, porque entre las cesiones de suelo y otros condicionantes que las AAPP imponen a los promotores estos no tienen claro si van a poder ganar el dinero suficiente como para que el retorno de la inversión compense el riesgo. Ante la duda… ¡se quedan quietos!

Así es como se ha producido la actual brecha de más de un millón de viviendas entre la oferta y la demanda. Amén de la inmigración legal e ilegal. Liberalizando el suelo con sentido común y asegurando el cumplimiento de los contratos o la recuperación de la vivienda de forma inmediata en caso contrario, el mercado inmobiliario solucionaría el problema en cuestión de meses, sin ninguna otra intervención ni desembolso público.


Cuentos y fango: la receta del Gobierno de Sánchez

Las soluciones, entonces, no pueden venir de la intervención de los precios ni de ayudas al alquiler porque el mercado reacciona en sentido contrario al perseguido por el gobierno. Esto se ha podido acreditar en ciudades de todo el mundo (por ejemplo, en las 90 áreas metropolitanas de mayor tamaño de EEUU, el programa de cheques subió los alquileres, de media, un 16%, y en UK la reducción de los subsidios a los nuevos solicitantes supuso una reducción de los precios del alquiler). A mayor abundamiento, el informe sobre «La intervención pública en el mercado de alquiler de vivienda», de 2020, ya advertía que lo que sí pueden hacer las AAPP es facilitar un aumento de la oferta. Y lo pueden hacer liberando, tanto el suelo como el resto de las condiciones, junto con una LAU respetuosa con la propiedad. A mayor y mejor oferta, los precios bajarían inmediatamente.

El gobierno Sánchez –son muy buenos, eh, lo mejor de lo mejor- se centra, por el contrario, en todo lo que ya sabemos que no funciona: intervención, intervención e intervención. De suelos, de precios… de lo que sea. El mercado no es parasitario ni rentista. Los parásitos y los rentistas son esos politiquillos de la PPSOE que tratan de pasarle el marrón a los propietarios que decidieron ahorrar en ladrillo en lugar de hacerlo en letras del tesoro. Para los segundos, todas las garantías del Estado y para los primeros… mierda, mucha mierda. 

Esa intervención se hace porque fomenta el antagonismo. Un antagonismo que da de comer a la PPSOE. A la PPSOE las soluciones y la lógica no le dan nada. La PPSOE vive de los problemas que generan antagonismo. Arrendatarios buenos contra propietarios malos. Arrendatarios pobres contra propietarios ricos… Hombre rico, hombre pobre, como en la serie. ¡No seas majadero! Empieza a pensar por ti mismo y manda al carajo a estos cuentistas del fango de la vivienda.


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