La Adolescencia y la temprana juventud es una época de constantes cambios. La conciencia, el lenguaje, el pensamiento, la afectividad, la percepción, la atención, el juicio y la inteligencia se encuentran en pleno desarrollo. Todos los cambios emocionales, fisiológicos, escolares o familiares son vividos por nuestros jóvenes como una experiencia nueva, importante, maravillosa en muchos casos pero en otros traumática.
Este cambio es una transición y lo es todo. Para los jóvenes el mundo es nuevo cada día. Esto provoca que el adolescente sea y esté sensible y especialmente permeable a casi todo. Sí, a lo bueno y saludable pero también a lo que no lo es tanto o nada para su salud. Muchos jóvenes se ven absorbidos por estos cambios y en muchas ocasiones estallan sin ser conscientes de los actos que pueden cometer. Los jóvenes ven cómo su salud mental empeora cada vez más.
Jóvenes que crean pánico y cometen agresiones
Esto puede ser que es lo que le paso a un adolescente en Jerez, en su instituto, al iniciar las clases cuando agredió con varios cuchillos a varios compañeros y profesores. El suceso termina con 5 heridos. El joven tenía necesidades educativas especiales y contaba con un orientador específico. Tenía un buen rendimiento académico y hasta entonces no se la había detectado ningún problema de convivencia o adaptación. Este suceso ha ocurrido hace varias semanas y ha causado un gran impacto social. Es una gran conmoción, un suceso que ocurre en un ambiente tan cotidiano y que el menor sea tan joven y con una vida normalizada.
Ante este ataque se ha hablado sobre violencia, sobre educación, sobre acoso, sobre el acceso que tienen los chicos a las redes, a todo tipo de información y de manera tan fácil. Compañeros del adolescente han comentado que días antes había tenido un incidente con otros alumnos pero el Centro no había activado ningún protocolo de acoso. Igual ningún problema de gravedad pero sí ha debido de ocurrir algo en el Centro que no se ha debido o sabido gestionar.
Este suceso recuerda al más grave protagonizado por menores y se recuerda precisamente por su crueldad. Fue el asesinato de la niña Clara de San Fernando. Hay que remontarse a hace 23 años. Clara tenía 16 cuando fue asesinada a puñaladas por dos compañeras de su instituto, Iria y Raquel, a las que ella tenía por amigas. Fue la noche del 26 al 27 de mayo del año 2000 cuando acabaron con su vida en un descampado. Según la investigación y la resolución judicial, simplemente para saber qué se sentía al matar. Así lo habían planeado y lo ejecutaron.
Pero, como decimos, este tipo de sucesos tan graves entre menores no son en absoluto habituales. Pero a veces ocurre y nos hace hablar de inversión en salud mental y en qué se le podía pasar por la cabeza a este joven para realizar esta agresión. El adolescente nada más realizar el ataque hablaba de que estaba harto y que no podía más. Estalló y ahora pasará a disposición de la Fiscalía de Menores y se le hará un informe psiquiátrico forense para “saber si ha actuado con plena conciencia de sus actos”.
Una tragedia que ocurre en nuestros jóvenes y que nos lleva a poner medios para evitar este tipo de sucesos. A poner la mirada en los jóvenes, en la familia, en los colegios o centros de estudios y que se puedan comunicar y expresar esos cambios y sentimientos que les hacen en un momento determinado perder el control y cometer atrocidades.