«¿Es eso legal o sigue la fiesta?». Así remata la última de sus cartas a la Audiencia Provincial de Guipúzcoa el violador y productor de pornografía infantil Kote Cabezudo. Una misiva que envió el pasado día 17. Parece que Cabezudo tiene sorprendentemente acceso a internet y comunicaciones por esta vía con el exterior, desde la prisión de Martutene, porque afirma, de su puño y letra, que «según me han avisado en internet, el señor Mario Díez Fernández ha abierto un crowfunding para recolectar dinero para comprar el piso en la subasta». Se refiere a su piso de la calle Urbieta de San Sebastián donde cometió los delitos de abusos sexuales y pornografía infantil.
El preso se observa que es acérrimo lector de It-Magazine; no se pierde un artículo. Y se ve que el del pasado día 4 de febrero informando del sueño que abrazaban algunas de sus víctimas en relación a la subasta de su inmueble de la calle Urbieta, le ha causado honda preocupación. Fantaseaban las perjudicadas, a las que aún no ha pagado sus indemnizaciones, con la idea de que a través de un crowdfunding se adquiriera la propiedad de Cabezudo y se destinara a la Asociación Justicia Poética. Pues bien, parece que al inquilino de Martutene no le ha gustado el plan y le cuestiona a la Letrada de la Administración de Justicia si eso resulta legal… «o sigue la fiesta».
Que si es legal, pregunta todo indignado. Un tipo condenado en conjunto a más de 30 años de cárcel por la comisión de 20 delitos y subiendo. Su pregunta retórica, señor Cabezudo, no la va a contestar nadie en la Audiencia Provincial. Pero como no quiero que se quede con la duda, se la respondo. No soy jurista, pero estudié hasta cuarto de derecho. Es perfectamente legal. Y además de legal sería hermoso que el lugar en el que abusó usted de tantas mujeres y niñas acabara convertido en la sede de una organización sin ánimo de lucro nacida por su causa y para combatir a individuos como usted.
Sigue la fiesta hasta el cumplimiento total de la condena o hasta la muerte
La respuesta es que sí, señor Cabezudo. Sigue la fiesta y seguirá hasta que cumpla la totalidad de sus condenas. Tanto las privativas de libertad como las económicas. O hasta su muerte, Dios no lo quiera, si no llega a cumplirlas por completo. Lo que ocurra primero.
También le digo que si le apetece hablar de fiestas hay mucha más gente interesada en las que, según testimonios judiciales, se pegaba usted en casa de Víctor Bravo Durán (el senador del PNV), con Yolanda Domeño (la jueza), Pepelu Yarza (el empresario) y compañía… Esas fiestas a las que usted llevaba «chicas». Seguro que las recuerda usted perfectamente.
También provocan interés general las fiestas visuales que se pegaba su amigo Juan Mari Arzak (el cocinero) a costa de su pornografía y en su casa. O la que le montó a Jorge Fernández (el presentador de Atresmedia) con una niña, retrato de masturbación incluida. ¿No quiere contar algo de las de José Antonio Maturana (el político del PSOE)? Será por fiestas…
Hay que reconocerle que no iba de farol con aquella retahíla de profesiones participantes de sus fechorías que le recitó al instructor Julián García Marcos a modo de advertencia poco antes de procesarle. Están casi todos. sus musas opinan que quizás habría que organizarle una gran fiesta final con los que faltan, que terminarán saliendo, y usted lo sabe.
(*Si algún lector llega de nuevas a este artículo y desconoce todo lo relacionado con los personajes que se nombran, visione en NETFLIX la serie documental «En el nombre de ellas», y entenderá…)
