“¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de impurezas. Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad” (Mateo 23:27-28, de la Biblia en versión internacional). Mientras Mateo mete el dedo en la llaga, la Conferencia Episcopal Española (CEE) trata de tapar la llaga viva de los abusos sexuales en la Iglesia Católica como bien apunta Susana C. Palomar en el artículo titulado «Informe Cremades: abusos en la Iglesia Católica«..
El asunto viene de lejos, de muy lejos, con pleno conocimiento de las distintas diócesis y órdenes religiosas pues la que más y la que menos tenía alguno de estos monstruos en su seno y conocía –o terminó conociendo- de sus andanzas. La respuesta siempre fue la misma: taparlo. Exactamente lo mismo que trata de hacer ahora la CEE como denuncia, con acierto, Susana C. Palomar.
Las pocas víctimas que se atrevieron a denunciar se encontraron con una Iglesia transmutada en «Administración» que les aburrió con papeleo, dilaciones y un sinfín de trampas. Solo los más tenaces alcanzaron algún tipo de indemnización –el perdón lo reparten sin problemas porque es gratis- ora en los juzgados ora, sobre todo, en los arzobispados, que contaban con un fondo de reptiles para sepultar con dinero negro estas calamidades.
El silencio del Vaticano a informes de casos de pederastia en la Iglesia
El volcán empezó a destaparse en los 90 y explotó con el nuevo siglo de tal manera que, en 2018, el diario El País se decidió a elaborar la primera «base de datos de pederastia en el clero» investigando la información aparecida en los medios de comunicación, en sentencias judiciales y los casos reconocidos por órdenes y diócesis. Contabilizando hasta la fecha 1.381 acusados y 2.516 víctimas que plasmaron en cuatro informes con 700 casos (entre 1927 y 2023). Y con más de 1.300 páginas que han ido entregando a la CEE, al Defensor del Pueblo y al Vaticano, entre el 2021 y el 2023. Otro clamoroso silencio fue la respuesta de la CEE y del Vaticano a estos informes.
Supongo que los mismos dieron pie al «Informe sobre Abusos Sexuales» que acaba de elaborar el Defensor del Pueblo. Ofrece cifras que considero más cercanas a la realidad: habla de entre 200.000 y 400.000 víctimas durante estos últimos 100 años. Dato que respaldan con una encuesta realizada por Gad3 sobre una muestra de 8.000 personas que cifra los afectados en el 0,6% de la población adulta actual, aunque eleva ese porcentaje hasta el 1,3% cuando se centra en las personas cercanas a la Iglesia.
Supongo también que este clamor provocó el encargo de ese «Informe Cremades» por la CEE como esa auditoría con la que una compañía intenta engañar al mercado tapando todos sus pufos. El «total de 1.383 denuncias, siendo indeterminado el número de personas victimarias» empero deduciendo «un mínimo de 2.056 víctimas» que recoge se puede decir que son casos in fraganti. Vamos, en los que al cura le han pillado con la sotana levantada.
Denuncia pública e indemnización a las víctimas
Lo que genera auténtica repulsión es que a pesar de que dicho informe está muy alejado de las cifras reales de víctimas –de ese mínimo de 200.000 víctimas- la CEE ha tenido el cuajo de publicar su propio informe titulado «Para dar luz» con el que intenta apagar cientos de casos reconocidos por el «Informe Cremades» y embarrar toda esta investigación llegando a quejarse de la falta de colaboración del Defensor del Pueblo.
¿Acaso no están todos los abusadores en su seno? El objetivo último del rimbombante «Plan de Reparación Integral a las Víctimas» de la CEE –algo así como el Plan de Resiliencia del gobierno- es irse de rositas y no pagar nada o casi nada a sabiendas de que otras Conferencias Episcopales reconocen esta infamia sin tapujos (Francia reconoce 300.000 víctimas) y que ya están pagando entre 50.000€ (Alemania) y 71.000€ (Australia) por víctima. En España, la CEE pretende tirar –si no queda más remedio- de la Ley del Baremo para indemnizar con hasta 5.000€ un abuso leve; con hasta 10.000€, uno medio, y con hasta 15.000€, uno grave (imponiendo, siempre, una cláusula de silencio).
Por eso, tanto el Defensor del Pueblo como el Informe Cremades hablan de un fondo mínimo para indemnizar a las víctimas de 50M€ del que la CEE no quiere oír ni hablar, porque saben que en cuanto indemnicen los casos y las denuncias se van a multiplicar. Si te has visto afectado no dudes en denunciar y reclamar. Solo haciendo pública esta infamia conseguiremos tomar conciencia del alcance de estos crímenes que se pudieron minimizar pero que se taparon. La denuncia pública y la indemnización a las víctimas es la única vía para que esta infamia no se repita. ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas, que sois como sepulcros blanqueados!