La Fiscalía española comenzó a morir como institución respetable en cuanto a su independencia y sometimiento al imperio de la Ley aquel día del lapsus de Sánchez. El día que nos dejó claro a todos que no hay un Fiscal General del Estado sino un Fiscal General del Gobierno. “¿De quién depende la Fiscalía? ¿De quién depende? Del Gobierno. Pues ya está”, ¿lo recuerdan?
Desde aquella grosera confesión pública todos los movimientos del Fiscal General del Estado han venido a apuntalar esa incondicional servidumbre al Gobierno de la que Sánchez se vanaglorió. Y hasta tal punto Álvaro García Ortiz ha rendido pleitesía al Sanchismo que no dudó en hacer todo lo que Presidencia le pedía, aunque ello pudiera sentarle en un banquillo acusado de delinquir, como acaba de ocurrir. El Fiscal General del Estado procesado nada menos que por un delito presuntamente cometido para dañar al rival político del partido del Gobierno. Si ya eso es grave, que se mantenga en el puesto como superior jerárquico de toda la Fiscalía tiene implicaciones terroríficas.
La gente debe saber que la Fiscalía es una institución sometida al principio de jerarquía. Eso significa que todo Fiscal debe someterse al “mejor criterio” de su superior, por demencial que pueda ser dicho criterio. Un Fiscal de base sometido al mejor criterio de un Teniente Fiscal. Un Teniente Fiscal sometido al mejor criterio de un Fiscal Jefe. Y todos ellos sin excepción sometidos al mejor criterio del Fiscal General del Estado.
La obediencia debida en la Fiscalía y el ejemplo del Caso Kote Cabezudo
Jorge Armando Bermúdez, Fiscal del Caso Kote Cabezudo lo sabe bien. Y así se lo explicó a Melchor Miralles, director de este medio en esta pieza de la ENTREVISTA EN EXCLUSIVA que concedió a IT MAGAZINE. La Teniente Fiscal Carmen Rebollo en el uso de su jerarquía apartó al Fiscal Bermúdez de una comparecencia de prisión provisional de Kote Cabezudo para poder solicitar ella la libertad del violador y pornógrafo infantil contra el criterio del Fiscal del Caso.
“Me quedé de piedra porque apartar a un fiscal de la causa no se contempla, es algo que se conoce como avocación, y se supone que es por si el fiscal es un incompetente que no vale para eso, o porque tenga intereses y de esto hay que dar informe al Consejo Fiscal que asesora al Fiscal General del Estado. Avocar temporalmente la causa para que un fiscal no se ocupe de ella es algo que no había visto en mi vida”. (Jorge Armando Bermúdez – Fiscal del Caso Kote Cabezudo).
La Teniente Fiscal Carmen Rebollo apartó al Fiscal Bermúdez, ejerció de abogada defensora del depredador sexual y consiguió aquel día retrasar el ingreso en prisión de Kote Cabezudo. Por qué lo hizo o quién se lo mandó pesará en su conciencia si aún conserva algo de ella. Por fortuna y gracias a los honestos, su indignidad y su infamia resultó finalmente estéril. ¿Pero se entiende la gravedad de lo que significa el principio de jerarquía en el Ministerio Fiscal cuando el superior de todos los Fiscales de este país sigue actuando, procesado y todo, al dictado de los deseos de Sánchez?
La Fiscalía, cuya función constitucional es la persecución del delito, a las órdenes del acusado
El despropósito al que aboca la no dimisión o cese del Fiscal General del Estado es colosal. Veremos un Juicio Oral en el que la Fiscalía, que obligatoriamente debe ser parte en los Juicios por delitos públicos, estará representada por un o una Fiscal que está subordinada y sometida al mejor criterio del acusado del delito, que no es otro que es el Fiscal General del Estado. Es decir, que el acusado de esa causa penal puede imponer por jerarquía al Fiscal que allí comparezca que solicite su propia absolución de todos los delitos de los que se le acusa. ¿Acaso cabe mayor dislate? Otro sorbito más de eso que el Fiscal Bermúdez no había visto en su vida. Y sorbito a sorbito nos va entrando la España del Sánchez. En la que pase lo que pase, nunca pasa nada.