Pablo Iglesias el último día en su postrer mitin de campaña rodeado de sus más fieles, con un tono poco animado y un gesto atribulado, reivindicó la historia de Podemos. Nombró uno por uno a “los que en los momentos difíciles hicieron lo que yo les pedí que hicieran”, o sea, los ciegos adoradores del macho alfa. Y elogió a Yolanda Díez: “os pido que la cuidéis”. Después del debate de la SER, decía a quien le quería escuchar: “le hemos dado la vuelta a la campaña, nuestros algoritmos nos dicen que la izquierda puede ganar porque está calando el mensaje de parar al fascismo”.
Acostumbrado a manejar al ejército de trolls que inunda las redes sociales a su antojo, Iglesias tiró de algoritmo y trató de este modo de levantar el ánimo. Pero sabía que estaba perdido. Y lo fiaba todo al sueño de que, por una vez las redes sociales reflejaran la realidad.
Y cuando se consumó el desastre para la izquierda, Iglesias corrió raudo y veloz a presentarse como el chivo expiatorio. Es tal su afán de notoriedad que se apresuró a quitarle el puesto a Gabilondo o Sánchez. Ya saben, la novia en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro. Y lo consiguió, vendiendo esa mercancía infame de que él es un demócrata y los demás unos fascistas y aseverando que “los efectos más oscuros y contrarios a la democracia y la normalización de los discursos fascistas han triunfado con una agresividad sin precedentes”.
Lo que no dijo porque es taimado y astuto, es que volverá. Y lo hará no lo duden, quizá antes de las próximas generales. Lo hará cuando reviente la tricefalia de Unidas Podemos con Yolanda Díaz al frente de la coalición, Ione Belarra a la cabeza de Podemos e Irene Montero como vigilante de guardia del trono de su chico.
Y se retira un rato con el riñón cubierto de billetes. Llegó a la política con un patrimonio modesto. Se aparca un rato con 233.000 euros en bienes inmuebles, más 231.000€ de deuda del casoplón de Galapagar y 111.000€ en efectivo en cuentas corrientes. También 187.500€ en planes de pensiones y seguros de vida y otros bienes valorados en 8.000 euros. No renuncia a la indemnización regulada por la vicepresidencia del Gobierno de 5.316,42 euracos que podrá cobrar durante catorce meses. Y con un puesto garantizado por Roures, con el que no se sabe aún qué va a hacer. Estaría bien que nos explicara cómo ha hecho ese capital en la política donde los sueldos no son elevados.
En el PSOE no quieren ver ni entender la realidad…
Carmen Calvo, ex ministra de Cultura que cada vez que habla la caga. Recuerden: “el dinero público no es de nadie”, “es una pena que el español esté lleno de anglicanismos” y “he sido cocinera antes que fraila”, saltó a la arena a explicar la derrota electoral atizando con pretendido desprecio a los madrileños: “en el PSOE no somos mucho de hablar de cañas, de ex y de berberechos”. Unido a la acusación del inmoral José Félix Tezanos que habló de la “tabernidad” de los madrileños. Y remató su indecencia publicando tras las votaciones otra encuesta diciendo que la izquierda suma más votos en Madrid. Manda huevos, queda claro que en el PSOE no quieren entender la realidad.
Las tabernas son de toda la vida un lugar de encuentro del personal donde se habla, se discute, se coincide, se discrepa. Incluso uno se pelea y vuelve a reencontrarse con el discrepante. Un lugar de ocio sano y culto donde ha habido tertulias que echamos de menos. Evidentemente Calvo, Tezanos y compañía no saben que en una taberna se fundó el PSOE, en Casa Labra, en el número 12 de la calle Tetuán, cerquita de la Puerta del Sol. Pablo Iglesias Posse, el verdadero, el tipógrafo gallego, puso en pie un partido mientras se empujaban unas cañas y un bacalao.
Entonces no se tomaban los berberechos como ahora. Aún queda una placa en Labra ya ilegible, dejando constancia de donde nació el PSOE el 2 de mayo de 1879. Y claro, tampoco tendrán ni puta idea de que el fútbol nació también en una taberna: la Freemason´s Taverns de Londres. El PSOE era un partido pero Sánchez lo ha liquidado por completo.
Hasta el punto de que ahora quiere expulsar a Joaquín Leguina y Nicolás Redondo Terreros por haber invitado a todos los candidatos madrileños a visitar la fundación que preside Nicolás. Invitación que solo aceptó Díaz Ayuso. He discrepado duramente a veces con Leguina, especialmente a cuenta de González y los GAL. Soy amigo de Nicolás pero que Sánchez quiera expulsarles del PSOE es una evidencia más de la infamia, la indigencia intelectual de nuestro presidente.
La retrasada de Ayuso, de la que se ha mofado la izquierda durante meses, entendió muy bien que la taberna es la pequeña empresa. Y buscó aliviar su desesperanza y lo logró, consiguiendo además que Gabilondo terminara por resultar patético en manos de Sánchez y la Moncloa. Un guiñapo que no le ha aguantado a IDA ni un asalto.
Pero no fue solo Calvo quien la lió. Vanessa Lillo, la Vane para los amigos, número 3 de la lista de Unidas Podemos, el 4-M se explayó a gusto contra Iglesias y demás colegas: «pensé por un momento, Vane pírate, he estado a punto de irme, y no sé, si veis las imágenes estoy un poco lenta a la hora de aplaudir porque he dicho, sois unos sinvergüenzas y unos ratas. Ahora sí, ahora me abrazas pero ni siquiera me mencionas». Es que son la polla.
Y el remate fue el de Monedero, el ideólogo, el colega de Iglesias, el que trabajó estrechamente en la presidencia del Gobierno de Hugo Chávez. El que cobró más de 400.000€ por un informe fantasma. “Los que cobran 900 euros y votan al PP son gilipollas” se despachó el intelectual de la cosa. Despreciar a tus votantes es lo último que se despacha. La izquierda debiera reflexionar sobre qué ha hecho mal para que Isabel Díaz Ayuso, a la que han despreciado, insultado e infravalorado, les haya ganado en todos los barrios de Madrid, el 100% y en 178 de los 180 municipios de la Comunidad.
Los madrileños dicen claramente lo que quieren
Esto no iba de nazis, cañas y berberechos. Los madrileños simplemente han dicho NO a una gestión de la pandemia y la crisis que vivimos. Han dicho SÍ a una presidente que ha sabido conectar con los ciudadanos con un discurso moderno y próximo e inteligible. Y el problema no era Gabilondo, al que maniataron desde la Moncloa. Los madrileños han dicho claramente lo que quieren. Lo han hecho libremente en las urnas, sin mociones de censura ni atajos.
Los madrileños le han dicho NO a Sánchez en su gestión de la pandemia, la que ahora ha dejado en manos del Supremo. Han dicho NO a una política económica de subvenciones tras freírnos a impuestos. Han dicho SÍ a una política económica que facilite a los ciudadanos montar una empresa, que aplique una política fiscal que estimule el empleo, el trabajo digno. Y han dicho NO a tanto mamoneo. Los madrileños no viven rodeados de hordas fascistas. Y claro la izquierda, de tanto hacer estupideces, ha terminado teniendo que hacer mutis por el foro. ¿Por donde si no?
Ahora se nos viene una legislatura que Sánchez pretende larga para tratar de desgastar a Casado sin el lastre de Pablo Iglesias en el Gobierno. Creen en la Moncloa que, con el viento a favor de una mejora de la pandemia, con la vacunación terminada y con los fondos europeos, sus resultados mejorarán. Creen en el PSOE que Casado, sin Iglesias en el Gobierno, lo va a tener más difícil. Y en el PP los dedos se les hacen huéspedes a algunos y la mayoría invita a Casado a fijarse bien en la campaña de Ayuso para replicarla. Con Ciudadanos fuera de juego y Vox en un rincón, si Casado juega bien sus bazas, no estará tan lejos.
Y a ver si los ayusistas logran su sueño de que sea la lideresa madrileña quien batalle contra Sánchez en las próximas generales que no es sencillo. El PSOE va a tener que ganarse recuperar las decenas de miles de votos que se le han ido al PP. Porque ni un solo votante de Vox se ha ido al PP (Vox ha conservado su voto de 2019 ganando tres décimas y un escaño).
Sánchez se carga el PSOE…
Y en fin, que el bipartidismo no ha muerto. Ya hemos visto como los dos líderes que venían a hacer una “nueva política” y a regenerar la vida pública están en sus casas y sus partidos, en el esqueleto. Albert Rivera y Pablo Iglesias hicieron historia pero querían más, ensimismados y mal rodeados. Sí señores, se creyeron capaces de comerse al PP y al PSOE, pero no ha sido así. Iglesias y Rivera, a quienes Jordi Evole reunió en Salvados en una taberna de barrio de Barcelona, Tío Cuco, para que debatieran como los dos líderes emergentes de la nueva política, a pie de calle, donde se hace la vida cada día. Esa tabernidad que el PSOE ha empleado como un insulto.
Y el PSOE muerto porque Sánchez se lo ha cargado. La ingenuidad de aquellos que posibilitaron su retorno a la secretaría general después de haberle desautorizado severamente, la pagó Sánchez con la laminación absoluta de los viejos cuadros del partido, sin hacer prisioneros. Solo quedó él junto a sus esbirros. Nadie más. Nada más. En estas elecciones madrileñas, él se implicó personalmente en el diseño de las listas.
Su Iván Redondo de cabecera asumió la dirección de la campaña pasando de disputarle el voto a Ciudadanos a un viraje absoluto para pactar con el mismo Iglesias, al que habían cerrado las puertas varias veces en el arranque de la campaña. Hasta el debate de Telemadrid donde obligaron a hacer el ridículo a Gabilondo con el: “Pablo nos quedan doce días para pactar”.
Y además…
- Estas elecciones han acabado con varios mitos. Por ejemplo, el de que a más participación, más votos tiene la izquierda. Una mentira que había cuajado y que se ha demostrado falsa. Y también eso de que Madrid tiene un “cinturón rojo” donde gana la izquierda sí o sí. Los madrileños votan a quien les da la gana. No hay cinturones rojos y azules. El PP igual que ha barrido en estas elecciones puede perder las siguientes si se lo cree y mira al tendido en vez de gobernar para todos.
- La segunda dosis de la vacuna se hace esperar. El Gobierno dice querer esperar un estudio sobre la garantía de combinar vacunas pero la realidad es que se ha borrado de todo. Ya hemos pasado del estado de alarma y muchos seguimos esperando la segunda dosis de Astrazeneca.
- Las Brigadas Rojas de Telecinco dirigidas por Jorjeja, cuyo poder ansía Carlota Corredera, se han escondido tras la derrota de su candidato y siguen dictando justicia a su manera y emitiendo peritajes psicológicos por doquier. Y los madrileños sufriendo bajo el fascismo: ¿verdad amigos? No hay más que veros para percatarse de vuestro sufrimiento.
- Y ahí siguen en sus puestos Marlasca y Tezanos, con un par. Aunque me dicen que quizá esté cerca una crisis de Gobierno, del que saldrían entre otros: Marlasca, Montero, señora de Iglesias y el astronauta. Y Marlasca sin pillar a los que enviaron las balas.
Espero que alguna Asociación de la Prensa esté preparando un homenaje a David Beriain y Roberto Fraile, asesinados en Burkina Faso. Están tardando. Y mucho.