NO QUIEREN QUE SE SEPA

Saca libro el periodista Jesús Cintora y lo ha titulado “No quieren que se sepa”. Adelanto que no lo he leído. No es esto una recensión de la obra. Simplemente dos personas que lo han leído me aseguran que no cuenta lo sucedido en el programa matinal que él presentaba en La 1 de RTVE, la televisión pública, que quizá no quieren que se sepa, pero es bueno que conozcan. Y quizá lo incluya Cintora en sucesivas reediciones, pues debe estar vendiendo bien, vista la promoción fantástica en los medios amigos.

Me invitó amablemente Cintora a participar como tertuliano de su programa, con participación una vez a la semana. Con escasa soldada pero buena ventana, sin duda. Hete aquí que un día llevaba como tema principal los abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia Católica. Abundó en detalles informativos atinados y coincidimos en la crítica severa y en la necesidad de investigar y denunciar a fondo el asunto. 

A mí se me ocurrió decir que me parecía mal que solo se hablara de los abusos en el seno de la Iglesia y no se hiciera de otros casos, como el de Kote Cabezudo, en cuya trama de apoyo y cobertura se encontraba gente importante de la sociedad donostiarra como Odón Elorza, diputado socialista y en esos momentos persona de confianza de Pedro Sánchez. Tenía la impresión yo, de que no querían que se supiera.

Bueno, pues Cintora, desconozco si por iniciativa propia o siguiendo instrucciones de alguien que no estaba en el plató, cortó en seco el tema. Y al final del programa me afeó haber sacado un asunto que no estaba en la agenda del programa. Le respondí que estábamos hablando de abusos sexuales y que el caso de Kote Cabezudo era de gravedad extrema. Cabezudo estaba acusado por 21 mujeres, parte de ellas menores y además, no era palabra contra palabra, sino que había videos de las violaciones grabados por el propio delincuente. Además utilizaba las imágenes primero para coaccionar a las víctimas y después y al mismo tiempo para enriquecerse.

Pocos minutos después de terminado el programa, cuando ya había abandonado yo Prado del Rey, un miembro de su equipo me llamó para decirme que no iban a volver a invitarme como consecuencia de lo sucedido. Sin más. Cintora no dio siquiera la cara para asumir la responsabilidad.


No quieren que se sepa sobre el caso Kote Cabezudo

Lo cuento porque es evidente que no quieren que se sepa y el magnífico título de su libro me ha dado pie a ello. Hay muchas personas que no quieren que se sepa lo de Cabezudo. También en Cuatro, en el programa de Risto Mejide “Todo es mentira”, me afearon haber sacado un día el tema. Allí no me echaron. Decidí yo irme cuando quise. Quien sabe si como decía José María García cinco minutos antes de que me echaran. Podría ser.

A quienes me afean seguir hablando del caso de Kote Cabezudo terminado ya su juicio les digo que, como Dante a las puertas del infierno, pierdan toda esperanza de que vaya a dejar de hablar de ello, de informar de todo, de comentar lo que sucede. Es mi obligación y las víctimas de este depredador sexual merecen un apoyo mediático del que han carecido.

No estoy en contra de los abusos sexuales y en defensa de la mujer por ideología o por conveniencia. No soy Carme Chaparro, que trabaja en Mediaset y con la que coincidí alguna vez en lo de Risto, que esta semana pasada, tras la detención de un ciudadano boliviano por una brutal agresión sexual en Igualada escribió que podía ser “un día para felicitar a las Fuerzas de Seguridad pero no porque a Vox le viene maravillosamente bien”. ¿Cómo?

Me la bufa si a Vox o a cualquier otro partido le viene bien, mal o regular. Siempre es un buen día cuando es detenido un agresor sexual. El feminismo hegemónico me parece detestable. Mi admirada Rebeca Argudo, una mujer de armas tomar, lo tiene escrito: “el único movimiento feminista que tendría sentido dentro de las sociedades occidentales hoy en día sería la revolución de las mujeres contra el propio feminismo hegemónico”. Pues eso. Argudo sabe de lo que habla.

Y hasta aquí. Si mis dos amigos me han engañado y Cintora narra lo sucedido en su libro pido perdón por adelantado. No lo creo, pero podría ser, porque cualquier amigo te la puede jugar. Pero conociendo el paño no creo, e invito a Cintora a que entre risa y risa con Miguel Ángel Revilla, lo añada a su libro para posteriores ediciones. Más que nada porque no quieren que se sepa. Pero no lo van a conseguir, se lo aseguro.

Aún queda mucha batalla. Juzgado el depredador llega la hora de entrar en detalles de toda la banda de canallas que le prestaron su apoyo y cobertura. Por cierto, para terminar ¿a qué espera la Cámara de Comercio de San Sebastián para explicar por qué le encargó a un perito informático un informe favorable al depredador sexual? No quieren que se sepa, pero ustedes, lectores de IT MAGAZINE, lo van a saber todo. No lo duden.


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