Ricardo Arques Alvarez publicó el miércoles pasado en El Español un texto en el que se despachaba a gusto contra mi persona, titulado “La patología del embustero”. Una respuesta a las respuestas que le di a Daniel Ramírez en una entrevista que me hizo en El Español sobre mi trabajo en la investigación de los GAL.
Agradezco a Daniel Ramírez y a El Español que me ofrecieran responder a las líneas de Arques. Decliné el ofrecimiento porque no tengo interés alguno en darle el escaparate que busca al señor Arques en El Español. Este hombre debe estar aburrido como una anchoa en Santoña y cada cierto tiempo arremete contra mí con la misma monserga infame.
Trabajé varios años con Ricardo Arques en Diario 16. Cuando él trabajaba en Deia, el diario del PNV, publicó novedosas informaciones sobre los GAL, y se despidió de Deia porque le impidieron seguir informando sobre el caso. Como el hombre tenía una fantástica fuente de información, decidió acudir a Diario 16 para poder seguir con el caso. El y yo sabemos por qué acudió a Diario 16.
Arques y su infame texto en el Español
Aquí, en It Magazine, si le voy a decir unas cositas a Arques, necesarias. Vamos por orden según las sandeces que escribió en El Español, para que se aclaren los que no le leyeran. El arranque de su texto es un intento de hacer llorar a los incautos en el que cuenta que investigó los GAL “en condiciones adversas, muy joven, sin experiencia, en solitario, en el País Vasco y durante los años de plomo”. Voy a reír por no llorar.
Arques está molesto porque en la entrevista que me hizo Daniel Ramírez recordé que me distancié de Arques tras leer en las galeradas del libro que escribimos juntos Arques y yo, “Amedo el Estado contra ETA”, en su dedicatoria, esto: “A todos los policías, anónimos a la fuerza en esta dedicatoria, que se preocuparon por mi seguridad”. Y porque cuando le pregunté qué policías eran esos y si solo se preocuparon de su seguridad y no de la mía, no me dio explicación alguna. “Entonces en la Policía había gente buena y gente mala, como en el periodismo, como en todas partes y en todos los tiempos”.
Conmovedor Arques con este descubrimiento y esta redacción de parvulario. Y a renglón seguido cuenta que un comisario amigo le advirtió reiteradamente: “Modera, Ricardo. Un día te van a pegar un tiro y nadie va a saber de dónde viene. Es lo peor que puedes hacer, asomar en todos los frentes”.
Pero no solo habla de ese comisario amigo. “Hubo otros policías que también me dieron muy buenos consejos. Que me avisaron de peligros en aquella época tan explosiva donde la bomba lapa bajo el coche y el tiro por la espalda eran formas frecuentes, recurrentes y efectivas de matar, de acabar con lo que resultaba incómodo”.
Resulta conmovedor constatar cuántos policías aconsejaban y cuidaban a Arques, el hombre “solo, joven e inexperto”. Yo tenía y tengo fuentes policiales, por supuesto, pero jamás he tenido a tantos policías preocupándose de mi seguridad como los que disfrutaba el señor Arques. Más bien al contrario, tenía a muchos tratando de joderme la vida.
“Melchor Miralles, MM, ha intentado de nuevo socavar mi honra y sembrar la injuria en su obsesiva intención de difuminar mi trabajo para apropiárselo como suyo. Es multireincidente en este empeño que ya ronda el acoso. Con su capacidad de manipulación, su insultante ego y su infinita ingratitud. ¿Que pretenderá MM con este nuevo embate? Sus mentiras, aunque muy dañinas, no son tan importantes como las intenciones que esconde. MM jamás me preguntó nada. Nunca tuvo la oportunidad de hacerlo. Ni el coraje. Cuando se publicó el libro de los GAL donde figura la dedicatoria yo ya había roto toda relación con él: por abusivo, por manipulador, por mal compañero, por ingrato, por mentiroso y por su intento continuado de robar mi trabajo. Yo rompí la relación con él, no se distanció de mi como dice, mintiendo otra vez en la entrevista”.
Una ignorancia asombrosa unida a una maldad inimaginable
A ver Arques, esto es especialmente miserable. Le voy a refrescar la memoria caballero. De las iniciales comentamos después. Jamás me he apropiado de su trabajo. Jamás he ocultado su relevante aportación a la investigación sobre los GAL. ¿Qué no tuve coraje? Cuando se publicó el libro ya había roto la relación usted, incluso yo me había despedido de Diario 16 porque consideré que moralmente no podía seguir trabajando en un periódico en el que habían despedido al director por defender mi trabajo. Arques se quedó. Quizá asesorado por sus comisarios de confianza o porque le subieron el sueldo. Por lo que fuera, se quedó.
Jamás en mi vida he practicado el rencor. Pasados los años, señor Arques, tras cambiar usted de medio, siendo yo director de El Mundo en el País Vasco, se quedó en el paro. Me lo advirtió una amiga común. Y le llamé para ofrecerle trabajo con el mejor sueldo de la redacción. Y aceptó. Si, aceptó trabajar con «un director abusivo, manipulador, ingrato y mentiroso”. Ay Arques. Como es la vida. Así fueron las cosas. Aunque quizá ahora le joda, entonces fui yo quien le sacó del paro. No pretendía volver a ser su amigo, pero pensé que eran un buen periodista y por eso le ofrecí trabajo, y por un tributo a una vieja relación profesional, y usted lo aceptó.
En su paranoia, Arques afirma en su infame texto que “MM impuso en el libro capítulos fuera de lugar con los que subrepticiamente pretendía presentar la investigación de los GAL como una continuación de pesquisas previas suyas sobre grupúsculos como el Batallón Vasco Español o la Triple A. Esa es su obsesión, enredarlo todo para quedarse con todo”.
Además de un miserable este hombre es gilipollas y puede que a su maldad haya que sumar una ignorancia asombrosa. En el libro impuse, como en todo lo que escribo, la verdad, la puta verdad. Cuando Arques llegó a la investigación de los GAL yo llevaba años investigando la guerra sucia contra el terrorismo de ETA. Si. A esos “grupúsculos” que asesinaron a mucha gente. Identificando a mercenarios argelinos, franceses e italianos que fueron contratados. Esto no es un enredo, es la puta verdad, pero Arques debía estar demasiado entretenido con tanto policía preocupado por su seguridad. Resulta asombroso que cuando se fue del periódico del PNV acudiera a Diario 16 para ver si le contratábamos, ¿por qué no se fue a El País o al ABC?.
Una infamia más del amigo de los policías
Seguidamente incurre en una infamia más repugnante aún y arremete contra un muerto. Hay que ser muy cabrón para hacer tal cosa. El muerto contra el que arremete es Jean Paul Raguet, que era una fuente de información mía que disponía de información sobre los GAL y que fue asesinado tras hacerme una llamada anunciándome que me iba a entregar documentación comprometida para el Gobierno de González por su participación en la guerra sucia. El cadáver de Raguet apareció en una obra de Tenerife con evidencias de haber sido torturado.
Dice Arques de Raguet que “fue rico, contó con el apoyo del sector hotelero de Tenerife, donde tenía una discoteca, un día el sector le retiró el apoyo por “lengua fácil” y cayó en desgracia, se arruinó, vivió de la caridad de algún amigo, pregonó a los cuatro vientos que iba a tirar de la manta por venganza y apareció muerto con cuatro puñaladas sin que nada se supiera jamás de los secretos que decía tener”. Si, hay que ser muy cabrón para escribir esto. Quizá son las influencias de tantos policías que se ocupaban de su seguridad. Detrás de las torturas y el asesinato de Raguet hay más de un policía. Y Arques lo sabe. Pero que Jean Paul fuera mi fuente y mi amigo le resulta insoportable a este hombre siempre a un policía pegado.
Respecto a que “la localización y apertura del zulo de los GAL fue posible por la revelación de ‘Garganta Profunda’, una fuente exclusivamente mía que MM nunca llegó a conocer”, le vuelve a fallar la memoria a este sujeto. La fuente era suya, jamás lo he ocultado, pero el 31 de agosto de 1987 nos reunimos, los dos, Arques, los dos, no sé si vigilados por alguno de sus amigos policías, con su fuente en un bar de San Juan de Luz y nos entregó un plano para poder llegar al zulo. Era un tipo de evidente origen argelino al que podría reconocer hoy entre mil, del que recuerdo sobre todo el olor de un perfume repulsivo que destilaba.
Sigamos con la bazofia escrita por este periodista de Santoña amigo de tantos policías que se ocupan de su seguridad: “MM es un periodista con contradicciones, un sastre de la manipulación que usa cualquier hilo suelto para hacerse un traje a la medida. Hábil como nadie en ponerse a la luz de los focos, en su currículum, el que retrata a alguien desde fuera y no el que se autoescribe desde dentro, presenta por contraste vergonzosas manchas de oscuridad. Por su torticera actitud, depredador infatigable del trabajo ajeno, en los mentideros de la profesión se ha conocido a MM por dos alias de desaconsejada reproducción en este espacio”.
Este muchacho es un cobarde con un gran ego
Además de todo este tipo es cobarde. Si, soy un ser humano y tengo contradicciones. Conozco uno de los apodos a los que se refiere. “Malhechor”. Me lo puso el que entonces era capo de Mediaset Paolo Vasile, y cundió, y me hacía gracia, me pareció original y conociendo a Vasile era un elogio para mí.
La siguiente es una muestra de cobardía. “En lo real, MM es también Manuel Mallo, el seudónimo oficial que usaba en determinadas informaciones para que el nombre completo de MM coincidiese con su alias en la doble M, ilustre letra del abecedario que en su cruz representa también el lugar al que se manda, con finura, a quien no deja de molestar”. Manuel Mallo es un seudónimo que utilizo cuando con el empleo del seudónimo puedo proteger a una fuente de información. Como este hombre es cobarde, no se atreve a escribir que me vaya a la mierda y hace este alambique de redacción de pre escolar. A partir de ahora utilizaré otro seudónimo cuando lo necesite. Manuel Mallo ha muerto para siempre.
Vamos terminando: “Con el nombre de Manuel Mallo actuó el protagonista de la película de los GAL que el propio “MM”, el real, produjo en el epítome de su descaro contra mi persona y mi trabajo. Manuel Mallo lo vio todo, lo olfateó todo, lo siguió todo, se encargó de todo y resolvió todo. A mí me llevó a las antípodas con otro personaje.
Me convirtió en una mujer; sí, en una mujer, y con escasa relevancia, que una tarde pasaba casualmente cerca de un teléfono sonando, que lo descolgó y escuchó al otro lado a alguien que se identificó como ‘Garganta Profunda’, sin más. MM, el productor de la película, o sea, quien manda, ¡tremendo ingrato!, convirtió en bodrio un trabajo de investigación impecable, perpetrando con su desfachatez un triple crimen: contra la historia, contra la verdad y contra el periodismo, tan necesitado de referentes donde recuperar el prestigio y la credibilidad perdidos”.
Parece mentira que este hombre haya trabajado unos años en el audiovisual. Sí, fui el productor ejecutivo de la película “GAL”, a mucha honra. Respeto absolutamente que no le gustara la película, solo faltaría. Tiene tantos problemas de ego este muchacho de Santoña que cree que produje una película “contra él”. Hay que ser muy imbécil. Y quizá de su paso por el grupo Prisa le viene a Arques no comprender que “quien manda”, en mi caso, respeta el trabajo libre de los profesionales. Yo era el productor. No soy guionista ni director. Y el guión no lo escribí yo, lo escribió libremente Don Antonio Onetti.
Este señor de Santoña es un gran cómico
Su incultura y su desconocimiento de lo que es una ficción le impide comprender como a un guionista le puede convenir para una película que una pareja de periodistas sean un hombre y una mujer en vez de dos hombres. No hay que ser muy listo. Y además el director de casting y el director de la película eligieron a una actriz tan buena y tan bella como Natalia Verbeke. Eso sí, al guionista no se le pasó por la cabeza que la periodista tuviera tantos policías que se ocupaban de su seguridad, por más que se sepa que la realidad supera siempre a la ficción.
Cierro ya. “Una vez leí una frase del escritor Mark Twain muy al pelo con su sentido de la gratitud: “Recogéis un perro que anda muerto de hambre, lo engordaréis y no os morderá. Esa es la diferencia más notable que hay entre un perro y un hombre. Ha amanecido un día magnífico, de esos del Norte que, aunque recios, dan para todo. Me hundo un poco en esta carga que llevo involuntariamente como desgracia: lo que tuve que remar para investigar a los GAL y salir airoso ante tan poderosos enemigos y lo que tengo que remar todavía, pasado tanto tiempo, para que un ladrón de bicicletas no se apropie de mi trabajo. Este largo relato es mi desahogo. Cada cual con su conciencia y en su papel”.
Si Arques, sí, en la cita de Mark Twain y la recogida del perro muerto de hambre ha estado usted atinado, muy al pelo sin duda. Y sí, cada cual con su conciencia y en su papel. El suyo está claro. Además de un miserable este señor de Santoña ha salido envidiosillo. Que se le va a hacer. Si sigue haciendo el ridículo cada poco tiempo va a terminar siendo mi cómico favorito. Termino ya dirigiéndome directamente a este señor de Santoña, sin miedo, de frente. Como siempre. Y sin policías que se ocupen de mi seguridad.
Se que sigue con atención IT MAGAZINE, pero no me responda señor Arques y modere, modere usted que el ridículo que está haciendo es histórico. Ah, y váyase usted a la mierda señor Arques, hay columpios. Se ha quedado buena tarde en Madrid hoy. Y no observo a ningún policía a mi alrededor, afortunadamente. Deben andar por Santoña tomando anchoas.