De todo lo de Errejón me quedo con las palabras de Tania Sánchez, ex novia de Pablo Iglesias enviada a galeras cuando lo dejó, que en La Sexta fue muy clara respecto a que en Más Madrid lo sabían, pero “no le quisimos dar importancia, no lo quisimos creer, nos valía la pena porque Errejón era un gran valor político”. No hay más preguntas señoría. Les valía la pena. Y la patética rueda de prensa de Sumar, con el portavoz, el ministro Ernest Urtasun y varias mujeres rodeándole: “Actuamos con contundencia. Pero fallaron los mecanismos de prevención y detección”.
O sea, que a esta peña que nos daba lecciones de feminismo les valía la pena cubrir a un presunto abusador. Y que tienen mecanismos de prevención y detección. ¿Cómo lo hacen? ¿Colocan detectores de erecciones a sus machos? ¿A sus hembras les regalan sujetadores y bragas detectoras de líderes con la testosterona disparada? ¿Cuentan con brigadas de seguimiento desde los bares hasta los catres?
Errejón sale de la política con una confesión delirante
Sumar no ha actuado con contundencia, porque es Errejón el que se ha largado muto propio con una carta pública delirante, que me parece una búsqueda de atenuantes ante una probable imputación. Confesar sus adicciones a sustancias estupefacientes y su decisión de ponerse en tratamiento psicológico o psiquiátrico puede ir por ese camino. De su comportamiento sexual, según múltiples denunciantes en redes sociales y una en comisaría, le echa la culpa a que ”la primera línea política genera una subjetividad tóxica que en el caso de los hombres el patriarcado multiplica, con compañeros y compañeras (…) con relaciones afectivas. He llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona. Entre una forma de vida neoliberal y ser portavoz de una formación que defiende un mundo nuevo”.
Es evidente que a Errejón le advirtieron de que iban a salir en X e Instagram testimonios sobre su vida sexual e incluso de que una de las denunciantes iba a acudir a comisaría, y por eso decidió anunciar su salida de la política con una confesión así así. El juicio popular siempre me ha aterrado. La presunción de inocencia es esencial en un Estado de Derecho. Y las denuncias no se ponen en X o en Instagram, sino en la comisaría o el juzgado. Y la carga de la prueba está en quien acusa no en quien es acusado. He escuchado en el programa “La Roca” de La Sexta a una tertuliana acusar de abusos sexuales y violación a Errejón. De los testimonios conocidos hasta la fecha se deducen acusaciones de abusos y acoso, pero no de violación.
Me impresiona la cantidad de gente que dice que lo sabían. Insignes periodistas de la izquierda progresista y feminista, entre ellos Pardo de Vera y Palomera. E Ignacio Escolar que escribió en su eldiario.es: “Hace mucho tiempo que en Madrid circulaban todo tipo de rumores sobre Iñigo Errejón. Y sobre muchos otros políticos más. ¿Datos concretos suficientes para publicar? No los había”.
En cambio, Escolar si que publicó en su día que ocho tipos con la cara cubierta habían golpeado y grabado con una navaja la palabra “maricón” en las nalgas a un joven homosexual de 20 años. Una agresión homófoba en pleno centro de Madrid a plena luz del día, sin comprobarlo, porque poco después el muchacho se derrumbó ante la policía y confesó que no hubo encapuchados ni agresión homófoba, que se prostituía y un cliente le hizo la marca en un juego admitido por él a cambio de dinero, y que había denunciado lo de los encapuchados para tratar de ocultarle a su novio la verdad. Escolar si publicó el conocido como bulo del culo.
Lo de que muchos lo sabían y callaron es verdad
Lo de que muchos lo sabían y callaron es verdad. Y no es la primera vez. Como tantos supieron de Kote Cabezudo y callaron, e incluso prohibieron hablar del caso. Y ojo que en el Caso Cabezudo no eran denuncias en X o Instagram, eran denuncias en el Juzgado. Impresionante el despliegue del “Todo es mentira” de Risto Mejide y compañía con lo de Errejón cuando a mí me negaron la posibilidad de hablar de Kote Cabezudo y la relación del socialista Odón Elorza con el caso. Supongo que a los que callaron sobre el caso Cabezudo les convenía también.
Yo no sabía nada de lo de Errejón. Desde que estalló el caso he hablado con dos personas de su círculo de amistades correligionarias y me han dicho: “Si ha abusado de alguien que se le juzgue con todas las garantías. Pero ojo, que a él le gustaba el sexo duro, lo cual no es ningún delito, y muchas mujeres que conocemos se acercaron a él voluntariamente sabiendo lo que querían hacer”. Me parece de todo punto irrelevante y no me interesa el sexo que le guste practicar a cada uno, duro, blando o mediopensionista. Si Errejón ha cometido algún delito, que sea juzgado con todas las garantías. No me gustan los linchamientos públicos.
Si me han llegado rumores sobre Pablo Iglesias desde que se hizo público su mensaje a Monedero diciendo que “a Mariló Montero la azotaría hasta que sangrase”. Ninguno de esos rumores es sobre la comisión de un delito. Son sobre su vida sexual. Y aquí nosotros no investigamos sobre la vida sexual de nadie, investigamos comportamientos delictivos y los denunciamos.
Y somos ya mayores y sabemos que detrás de los linchamientos morales o políticos siempre destacan entre los más virulentos los que más tendrían que ocultar. Ya hay una denuncia. Dejemos que la justicia actúe adecuadamente. Y mi deseo es que si Errejón es culpable de algún delito y se prueba, que sea condenado, pero si resulta inocente que se le deje tranquilo.