Lo llaman la profesión más antigua del mundo porque de ella se tienen registros en el 2.400 a.C. Al menos así se menciona en los registros sumerios. Aqui ya se habla por primera vez de la existencia de un burdel del templo dedicado a la diosa Ishtar en la ciudad de Uruk. En él había presencia de tres clases de mujeres, todas ellas dedicadas al negocio del sexo. A lo largo de la historia la prostitución ha formado parte de los anales. Lo mismo que las guerras, los robos, las pestes y las hambrunas. Y nunca se ha planteado ni como una lacra, ni como un problema a solucionar en la sociedad.
Hoy al filo del debate sobre si debería regularse o no, muchas voces siguen alertando de que la prostitución suele estar unida a las mafias, a la trata de personas y las relaciones forzadas. Con estos antecedentes cuesta bastante imaginarse que alguien quiera ejercer la prostitución por voluntad propia, por gusto o por considerarla sin más, un trabajo normal. Según las cifras aportadas recientemente por el Gobierno, más de 45.000 mujeres se encuentran en situación de prostitución en nuestro país. Estos datos están recogidos en el documento llamado Plan Integral de Lucha contra la Trata de mujeres y niñas con fines de Explotación Sexual, 2015-2018.
Y entre el 90% y el 95% de ellas son víctimas de trata. Desde el Gobierno indican que “España es un país de origen, de tránsito y de destino para la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual”. Algo que hemos podido ver en It-Magazine a lo largo de varios artículos. En ellos hacíamos mención a que en centros de acogida, en centros de menores o en la misma calle, todos los días cientos de mujeres y de niñas están expuestas a encontrarse a alguien que las fuerce a ejercer de prostitutas. Dudamos pues, que se trate de una decisión libre, valiente y sin chantajes de por medio, porque simplemente cuesta imaginarse que así suceda.
Miles de mujeres y niñas víctimas de proxenetas
Estas mujeres y niñas que se ven forzadas a ejercer la prostitución “ven vulnerados sus derechos fundamentales de forma reiterada y se enfrentan a una serie de barreras de acceso a las condiciones necesarias para vivir una vida digna y que merezca la pena ser vivida”. Tal y como afirman desde el Gobierno. Estas palabras sorprenden, más allá de que formen parte de una respuesta del Ejecutivo a una pregunta parlamentaria realizada por el grupo parlamentario Vox en la que se cuestionaba las acciones que llevará a cabo el Gobierno para garantizar el acceso a un empleo estable a las víctimas de trata. Sorprende que se den cifras con esa categorización. Con esa seguridad y con ese tono con el que parece que quieren abrir los ojos al resto de los ciudadanos.
Pero sorprende aun más que, sabiéndolas, conociéndolas y exponiendo un grave problema social que afecta a miles de mujeres y niñas, no se pongan tan claramente las soluciones sobre la mesa. Que no se trabaje en programas que eviten esa trata de personas. Que se reconozca que nuestro país es un lugar en el que se origina la trata, en el que transita la misma. También en ocasiones es destino para muchas víctimas y sigue sin hacerse nada.
En pleno debate sobre lo “alegal” que es la prostitución en España, se conocen nuevos datos que muestran que aunque se sabe que existen pisos, locales y lugares en los que se ejerce la prostitución, también se consume más a través de Internet. Escudados en el anonimato que da la red, cada vez hay más puteros. Existen multitud de anuncios de mujeres que detallan sus servicios, acompañados de comentarios de otros clientes que ya han probado lo que se oferta. Grandes ciudades como Madrid o Barcelona son puntos clave de este tipo de prostitución. Aunque según un reciente informe de la Comunidad Valenciana, el corredor mediterráneo también es un punto de la geografía española a tener en cuenta. Aquí se estima que entre el 4 y el 6% de los hombres podrían haber pagado por sexo en el último año.
Además, tan relevante es conocer el número de mujeres y niñas que son víctimas de trata y prostitución como el de detenidos por estos mismos motivos. Así, entre los años 2017 y 2020, 883 personas fueron detenidas en España acusadas de explotar sexualmente a otras. Es decir, si hay verdugos hay víctimas y viceversa. Estos datos según el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), dependiente del Ministerio del Interior.
De nada sirve sacar a la palestra el número de víctimas si no se hace nada con los verdugos. Si no se ponen medidas para que no ocurra y no se ponen medios para que la educación sexual esté por encima de muchos otros valores cívicos. Hay que tomarse en serio y darle importancia a estas cifras: más de 45.000 personas son víctimas de trata. ¿Algún plan a corto plazo para que las cifras comiencen a bajar?