El fervor por un equipo de fútbol se adquiere de pequeño, y muchas veces se transmite de padres a hijos, e incluso a nietos, y puedo dar fe de ello. Creo que no es muy racional, pero la vinculación con el equipo perdura, y crece, con los años, por lo menos en mi caso con el Real Madrid.
He tenido la suerte de vivir muchos momentos inolvidables gracias a mi equipo del alma. Especialmente recuerdo dos victorias en la Champions que viví junto a mi hijo, la novena en Glasgow con un gol inolvidable de Zidane y la decimocuarta en Paris con gol de Vinicius. Sueño ya con la siguiente con mi hijo y mi nieto.
Sentimientos de color blanco
De pronto los responsables de mi equipo han fijado una moda. Que el Real Madrid juegue algún partido de cada temporada en el Estadio Santiago Bernabéu con una camiseta que no es blanca. El pasado domingo frente al Athletic de Bilbao la cosa parecía una distopía, el Athletic vestía de blanco y el Real Madrid con una camiseta morada.
Es una imposición de la marca que paga muchos millones por vestir al equipo, en este caso Adidas, que le encargó a un diseñador para mí desconocido una vestimenta morada que a mí me pareció horrible. Entiendo lo que es el marketing. No soy un iluso y sé que el fútbol es un gran negocio pero conmigo pinchan en hueso. Soy un “aficionado blanco”. Incluso soy muy forofo, y destaco lo de “blanco”. Y tengo en el recuerdo un Real Madrid 0 Barcelona 4 en el Bernabéu en el que Adidas forzó a que el Real Madrid vistiera de negro. Pensé que nunca se repetiría.
No se cuanto dinero habrá ganado mi club con esta operación de marketing y cuanto habrá ganado Adidas, espero que mucho ambos, pero el fútbol es sobre todo un sentimiento y ese sentimiento va ligado a un escudo, a un color y a un himno, o dos. Pago cada año un dineral por dos abonos que tengo desde 1966 en el Santiago Bernabéu y espero no volver a ver a mi equipo jugar en casa con otro color que no sea el blanco. Otra cosa es que en partidos en campo ajeno haya que vestir de otro color por coincidencia de indumentaria.
El fútbol es sentimiento y un espectáculo deportivo
Curiosamente, el domingo la “grada de animación” del Bernabéu, financiada por el Club, que desgraciadamente aún aloja a muchos nefastos ultras sur, exhibió una pancarta reclamando para el partidazo de la semana que viene contra el Manchester City un estadio “vestido de blanco”. Si el club no da ejemplo y viste al equipo en casa al gusto de Adidas y no de la afición que lo apoya, mal vamos.
Y de cara al partido contra el City, espero que esos ultras sur no canten, como hacen siempre que el entrenador Guardiola viene al Bernabéu, esa repugnante canción tildando al entrenador rival de drogadicto y maricón. Y si lo hacen, espero que el resto del estadio se lo reproche. Yo lo he hecho ya varias veces.
El fútbol es sentimiento y es un espectáculo deportivo. Por eso creo que es esencial respetar las tradiciones, y los colores, como es esencial no acudir a los estadios a dar barra libre a los demonios de cada uno con insultos de todo tipo. Los ingresos por marketing son importantes, pero mucho más importantes son los sentimientos de los aficionados. Espero no volver a ver al Real Madrid en NUESTRO Bernabéu vestido de un color que no sea el blanco. Por muchos euros que pueda generar esa camiseta que vistió ayer el Real Madrid con los colores habituales del Anderlecht belga. La famosa remontada al Anderlecht de la temporada 1984-1985, ese histórico 6-1, quizá no se hubiera producido sin el Real Madrid vestido como debe vestir. De blanco.