El inefable ministro Oscar Puente, en pleno descanso de Pedro Sánchez para reflexionar, dijo en la sede del PSOE que el presidente del Gobierno “es el puto amo”. Es lógico y legítimo inferir que si uno reconoce a otro como su puto amo se reconoce a sí mismo como un puto esclavo. Y le aplaudieron a rabiar en la sede del PSOE, hombres y mujeres. Y la ministra Teresa Ribera no le fue a la zaga en auto humillarse: “Nos llaman perros y sí, somos perros fieles y leales” a Pedro Sánchez.
Sumisión de los esclavos al puto amo de Sánchez
Después de que Sánchez largara su milonga sobre la máquina del fango, los bulos y el golpismo judicial y mediático, el puto esclavo Puente acudió a dar una charla formativa a lo que quede de los cuadros del partido en la denominada Escuela de Gobierno del PSOE. Y tras soltar las mismas milongas mentirosas de su puto amo dijo que el presidente argentino Javier Milei “toma sustancias”. O sea, acusó a Milei de drogarse.
El que habla de desinformación y de bulos generó un incidente diplomático serio con Argentina. Un país con el que muchas empresas españolas tienen una relación comercial importante. El Gobierno argentino le ha dado cumplida respuesta, pero Puente no ha dimitido y Sánchez no le ha destituido. Ellos son así. Y si el PSOE lleva como maestro a su Escuela de Gobierno a Oscar Puente es que quiere convertir esa Escuela en un tugurio. Da miedito pensar lo que puede salir de allí.
Pero además de la sumisión de los putos esclavos del PSOE, Sánchez ha conseguido el apoyo de un grupo de periodistas que han tenido el cuajo de firmar un manifiesto titulado “Los gobiernos los eligen las urnas. No al golpismo judicial y mediático”. En él difaman a los periodistas que no forman parte del coro sumiso a todo lo que sale de Presidencia del Gobierno. El manifiesto lo que viene es a apoyar la censura con la que amenaza Sánchez. A ellos no les afectará porque jamás publican o dicen nada que pueda incomodar a Pedro Sánchez.
Bulos y falsedades del Gobierno
Estos periodistas hablan, como loros de Sánchez, de “golpismo de la derecha mediática” y de “bulos falsedades y acoso”. Eso sí, sin especificar de que bulos, falsedades o acoso hablan. Y tampoco refutan ninguna de esas informaciones. Como ha escrito mi admirada amiga Rebeca Argudo, no estamos ante unas discrepancias entre periodistas serios y periodistas que publican bulos y acosan, sino entre periodistas que piden censurar a otros periodistas y periodistas que no queremos censurar a nadie.
Los mayores bulos y falsedades de los últimos años han salido de Pedro Sánchez y su Gobierno. Recuerden cuando decretó en pandemia dos estados de alarma ilegales invitando a los ciudadanos a acosar e insultar a quienes osáramos pisar la calle sin mascarilla. Esas mascarillas que recomendaba según Sánchez un comité de expertos científicos que jamás existió. Hoy son el eje de una trama de corrupción gubernamental que salpica a varios ministros, a la presidenta del Congreso y a personas que hacían negocios con la señora de Sánchez.
El manifiesto fue impulsado por Silvia Inchaurrondo, de TVE. Cobra 267.757 euros anuales de dinero público y factura a través de una empresa por cuestiones fiscales. Lo firman junto a esta señora otros que se incluyen entre los autodenominados progresistas como por ejemplo Rosa Villacastín, ex jefe de prensa de Manuel Fraga Iribarne en Alianza Popular, Ana Pardo de Vera, jefaza de Público y hermana de una alto cargo del Ministerio de Oscar Puente. También el gallego Antón Losada o Jesús Maraña, jefazo del digital Infolibre, el que publicó el bulo sobre la mujer de Núñez Feijóo que tuvo que rectificar. Y por supuesto Iñaki Gabilondo.
Va con todo a por los jueces y los periodistas
No se cómo estos colegas sumisos a Pedro Sánchez piensan censurarnos a todos junto al puto amo del socialismo. Y todo esto para poner sórdina al caso de Begoña Gómez, informaciones veraces de The Objective y Voz Pópuli que no han sido desmentidas. No se si ellos, como Oscar Puente, se consideran putos esclavos del puto amo, pero lo parecen. Hay que comentar también lo de Pedro Almodóvar, progresista generosamente subvencionado de guardia permanente, que dijo haber llorado como un niño al leer la carta de Sánchez.
Y lo más lo de Rociíto. O sea, Rocío Carrasco, elevada a mito del feminismo institucional junto con la productora que ocultó que en uno de sus programas fue violada una joven. Rociíto dijo en entrevista a El Mundo que durante los cinco días de reflexión Pedro Sánchez “me ha tenido con las carnes abiertas”. No aclara qué carnes, de lo que se puede deducir que todas sus carnes estuvieron cinco días abiertas. No quiero ni imaginarlo. Aunque si puedo imaginar su dolor y a su marido sufriendo con esa apertura de carnes de su señora, devota del puto amo del socialismo.
Lo que no quiero ni imaginar es lo que habrá sufrido Jorge Javier Vázquez. El puto amo ha tenido a todos sus esclavos en un sin vivir. Ahora no deja de insistir en que va con todo a por los jueces y los periodistas, con el eficaz apoyo de unos que se dicen periodistas pero se comportan como esclavos. A Sánchez no le basta con impedir que ningún periodista crítico pueda preguntarle. Parece que van con todo contra todos. Pero tranquilos que no lo va a lograr porque este paso del puto amo seguido por sus putos esclavos puede ser su tumba política. Lo veremos.