Hablar de abuso infantil, de abuso a menores no es plato de buen gusto. Pero es algo que ocurre y con más asiduidad de la que pensamos. Basta con buscar en Google “abusos a menores” o “abuso sexual infantil” para encontrarse con centenares de entradas en el buscador y cada cual, más reciente.
Madrid, Zaragoza, Orense… Palma de Mallorca. Son muchas las zonas en las que se encuentran los abusadores. Diríamos que por todas partes están aunque queramos pensar que no es así. La última noticia que hemos detectado sobre ello es el caso de un profesor de un instituto de Palma. Ha sido condenado a 12 años y 3 meses de cárcel por varios delitos de posesión y elaboración de pornografía infantil. El acusado afirmó en el juicio que la situación “se le fue de las manos”. Y no podemos dejar de pensar en qué momento una situación como tal no se va de las manos. Si desde el minuto cero o desde que se está gestando, ya se ha escapado completamente de todo raciocinio. Porque el abuso infantil está, existe y no es algo que ocurra porque se va de las manos.
Además ha sido inhabilitado para ejercer de docente durante 32 años. Y por más que echemos cuenta, es posible que este hombre, que afirmó haber solicitado ayuda psicológica cuando se dio cuenta de todo lo que estuvo haciendo con los menores, nunca más vuelva a ejercer como profesor.
Fue un hijo del profesor quien encontró multitud de archivos en el ordenador familiar. No dudó en confesar que además en un disco duro su padre almacenaba gran cantidad de imágenes, vídeos y material pedófilo. En todo lo que vio, se descubrió siendo protagonista, así como otros de sus hermanos y amigos de los mismos, a quienes el profesor pedófilo grabó o fotografió mientras se vestían, se desvestían o puede que hasta cuando se dirigían a la ducha. La mujer del profesor condenado fue quien denunció el caso ante la Guardia Civil.
El profesor pedófilo contactaba con menores por Instagram
Además de todo el material encontrado en el ordenador familiar, el profesor confesó haber contactado con una menor a través de Instagram, haciéndose pasar por un adolescente. Y retomamos con ello uno de los mayores peligros que a día de hoy tienen las redes sociales para los menores de edad. Escudados en una anonimato que en realidad no existe, hay muchos pedófilos que andan sueltos por la red. Se hacen pasar por quienes no son para engatusar a menores que cuelgan su vida, sus andanzas y abandonan de alguna manera la inocencia que les correspondería a su edad, y pedirles imágenes o vídeos.
A veces se llega incluso hasta la amenaza. Y como reza un reciente anuncio que se escucha en medios como la radio: “Enhorabuena, has dejado que tus hijos entren en las redes sociales”. Aunque con ello se abre también la puerta al abuso infantil, al bullying, al acoso. A miles de cosas para las que los adolescentes y los menores no están preparados. ¿Y qué ocurre cuando el abusador está en casa? Según un estudio de la Fundación Anar en 2021, los agresores sexuales a menores suelen ser con más frecuencia los padres, las madres o incluso los tíos. Es decir, miembros de los círculos más íntimos del menor. En la pedofilia ya es otro cantar.
Actualmente casi un centenar de personas en España cumple condena por pedofilia o por consumo de pornografía infantil. Una cifra que por cierto, ha ido creciendo en las últimas décadas. Según los expertos, el perfil del pedófilo es múltiple y variado. No responde a patrones concretos. Y lo más curioso es que prácticamente el 50% de los acusados por pedofilia o pornografía infantil declaran que su consumo fue por ignorancia o por accidente. Solo uno de cada 3 afirma haberlo consumido conscientemente.
Así que no nos extrañe que este profesor de Palma asegure haberlo hecho de forma inconsciente, que pida perdón a las víctimas o que se sienta defraudado consigo mismo. Es uno más y responde a la tendencia a negar que lo que ha hecho es no solo deleznable, sino repugnante y todos los adjetivos que describan con asco una situación como esta. Hoy miles de niños pueden ser las nuevas víctimas. Así que por mucho que se pida perdón o se nieguen los hechos que se hacen inconscientemente, debemos proteger a nuestros menores. Con mil ojos si hace falta.